lunes, 31 de agosto de 2009

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No le cuentes tus penas a los amigos. ¡Que los divierta su puta madre...!

viernes, 28 de agosto de 2009

La frontera es el mar

Desde lo alto del Chiado se alcanza a contemplar una parte de la ciudad tal como debía ser en los años treinta. El verano lisboeta nada tiene que ver con los calores peninsulares tierra adentro: por las noches refresca considerablemente y, más que verano, el cuerpo ya anticipa el otoño, completando la sensación de tristeza que flota en ciertas rúas, en los muelles, en algunos cafés que se han detenido en el tiempo. Una ciudad de pérdidas, de saudades inmensas. De belleza infinita también.

Hay algo de mujer de redes salobres en la ciudad blanca, de sirena cuyos cantos es preciso oír bien amarrado al palo mayor. Una vez que te atrapa es para siempre, como los amores de verdad.

Lisboa nunca se recuperó del golpe que supuso el terremoto de 1755: el futuro del propio Portugal como potencia imperial quedó seriamente comprometido. De los 275.000 habitantes que por entonces tenía la capital lusa, se calcula que pereció un tercio o incluso algo más. No sólo fue un terremoto brutal -se estima que su intensidad estaría situada entre un 8 y un 9 de la escala de Richter- sino que fue seguido de un terrible tsunami -con la terrorífica y luctuosa retirada de las aguas del Tajo mar adentro y el posterior zarpazo destructor- y, por si esto fuera poco, una serie de pavorosos incendios que se prolongaron por espacio de una semana terminaron de rematar la faena.

Se piensa que el epicentro del terremoto estuvo situado a unos 200 kilómetros en dirección sur sur-oeste hacia el interior del Océano Atlántico. Aún así, los daños se sintieron en gran parte de la península ya que, por ejemplo, en Cádiz se registraron olas de hasta quince metros y en Huelva hubo más de 5.000 víctimas. El terremoto de Lisboa causó honda impresión en toda Europa. Fue objeto de análisis y reflexión por parte de los cerebros mejor amueblados de la época. Se trata de la vieja cuestión de la teodicea, la presunta "disculpa" de Dios por la existencia del mal, es decir, el esfuerzo humano de comprensión de la ausencia divina. En este sentido, pensadores como Leibniz, afirmaban que éste es "el mejor de los mundos posibles".

Voltaire, un verdadero cachondo de la Ilustración que puso totalmente en entredicho la noción de que para ser un genio intelectual hay que por fuerza ser plúmbeo –cuanto más plúmbeo, mejor– se sirvió de esta imagen del alemán para dibujar un personaje fundamental de su "Cándido" llevado al absurdo. El protagonista, cuyo carácter respondía perfectamente a su propio nombre, un ingenuo muy influenciable, saltaba de desgracia en desgracia por toda Europa de la mano de su mentor, Pangloss, convencido seguidor de Leibniz. Donde no los secuestraban, les robaban o los violaban. Nada... Pangloss seguía tan fresco como una lechuga, inasequible al desaliento e inculcando grandes dosis de optimismo a su pupilo. Finalmente, la alegre comitiva arriba a Lisboa en vísperas del terremoto y el filósofo leibniziano se consuela pensando que todo ocurre para bien ya que resulta indudable que vivimos en el mejor de los mundos posibles (Leibniz dixit). Obvio...

A finales de agosto de 1939, el mundo se preparaba para otro cataclismo: la guerra más mortífera que ha conocido la humanidad, el conflicto que acabó con los cándidos para siempre e hizo temblar los cimientos de la civilización. Un gigantesco tsunami que se llevó por delante las vidas de más de sesenta millones de personas e hizo que los intelectuales se preguntaran si después de Auschwitz cabía seguir escribiendo poesía. Esa última semana de agosto de hace ahora setenta años debió estar preñada de ominosos presagios, como el inesperado pacto de no agresión germano-soviético.


Los trabajadores de Occidente -los comunistas, los socialistas, se entiende- se habrán sentido traicionados en lo más hondo por Stalin quien, finalmente, se equivocaría de forma lamentable al calibrar la situación. Pensando que los nazis no abrirían un segundo frente hasta doblegar a Inglaterra, en 1941 los rusos vieron cómo la Wehrmacht invadía su territorio a sangre y fuego. El precio del error fue terrible.

En los cafés, en las calles de la vieja Olisipo de aquel mes de agosto de 1939 se debía mascar la tragedia. El gobierno de Salazar tuvo que hacer juegos malabares para salvaguardar la neutralidad de Portugal. Afecto a las potencias del Eje, probablemente temería a los victoriosos ejércitos de Franco y sus apetencias imperiales. Si quería seguir siendo independiente tenía que apostar a los dos bandos.

Otra vez se retiraron las aguas del Tajo y se llevaron a miles de desesperados que intentaban escapar de la Vieja Dama. Lisboa fue la auténtica "Casablanca" donde la vida y la muerte se jugaban a una sola carta. Historias de espías de uno y otro lado, comerciantes y marchantes de hombres que se enriquecieron vendiendo a tirios y a troyanos.

Las tardes de Lisboa tienen algo de fin del mundo, de lugar donde se acaban los mapas. De último tren a punto de dejar la estación, de oportunidad perdida, de Hércules abandonado a su suerte: huérfano para siempre. Como si tras el sol que cae suavemente sobre el océano una vez más cabalgaran, a lo lejos, los temidos, los terribles heraldos negros.

domingo, 23 de agosto de 2009

Retorno

El día en que Luis Gortázar mató a su padre no pudo mirarle a los ojos.
Habían pasado todo el día juntos. Comieron bacalao y patatas asadas con aceite de oliva. Pidieron el mejor vino de la carta y bebieron hasta hartarse.
Abandonaron el local con paso tímido, alcohólico, y buscaron el malecón que conducía al puerto. Cantaron y caminaron abrazados como cuando Luis era niño.
Compraron ron y salieron a navegar por la bahía. El día era perfecto. El viento quería llevarlos al océano. Entonces pensaron que era posible detener el reloj y volver a tripular los mismos barcos. El trapo desplegado y los palos crujiendo mientras volaban hacia el horizonte. Ambos sintieron la tierra rodar. La vida y la muerte hasta perder la línea de la costa. Siempre al oeste, donde da la vuelta el aire.
No dijeron nada.
El viejo lo miró de soslayo, cerró los ojos, aspiró el mar y ofreció el pecho al sol. Generosamente. Sin preguntas.
Cegado por un azar apenas comprensible, por un designio lúgubre y feroz, Luis sacó el arma que llevaba en el bolsillo y disparó hasta agotar el cargador. No dio para el tiro de gracia. No hubo ceremonia del adiós.
Con el tiempo llegó al borde del olvido. Quién era, qué pasó aquella tarde. Creó recuerdos que le permitieron dormir sin demasiados sobresaltos. Llegó a perdonarse incluso. A veces creyó entender.

Lo que nunca alcanzó a sospechar es que su forma de disparar, rápida, quirúrgica, metódica y decidida no le pertenecía. Ni la forma, ni el arma: cuarenta años antes la usó su padre para asesinar al suyo.

lunes, 17 de agosto de 2009

Abrazado a la eternidad


La epopeya de Óscar Pérez, el montañero que quedó atrapado en el techo del mundo, trae hasta nosotros el eco de los viejos héroes. Seres capaces de ver al otro lado del mar, de jugarse la vida por una pasión.
La aldea mediática ha vivido el drama de un rescate que nunca llegará y el terrible paso de las horas mientras una vida se apagaba. Un hombre joven, en la cumbre de la existencia, que entrega su corazón generoso y alcanza la gloria persiguiendo un imposible. Hay algo inefable en su empeño de guerrero griego luchando con los dioses en los límites del mundo. Algo que nos pertenece a todos, que está dormido, que permanece agazapado.
Una llamada a las cosas grandes, las empresas importantes en las que vale la pena embarcarse. Como el anuncio que Ernest Schackleton publicó en The Times para reclutar a la tripulación de la heroica expedición del Endurance:

"Se buscan hombres para peligroso viaje. Salario reducido. Frío penetrante. Largos meses de completa oscuridad. Constante peligro. Dudoso regreso sano y salvo. En caso de éxito, honor y reconocimiento".

Cuando Gabriel, en "The Dead" de James Joyce, comprende que su mujer nunca podrá sentir por él lo que siente por su enamorado de juventud, el malogrado Michael Furey, contempla su silueta exhausta por el recuerdo y siente el frío de Dios recorrer cada centímetro de su cuerpo. También hay algo grande en su interior, místico, eterno, que alcanza a entrever la posibilidad de una pasión total. Como la que Óscar sentía por la montaña.

“Sí. Los periódicos tienen razón: La nieve está cubriendo toda Irlanda. Cae sobre toda la oscura llanura central, sobre las colinas despobladas. Suavemente sobre los pantanos de Ennell. Y más lejos, hacia el oeste, cae suavemente sobre las oscuras y revueltas aguas del Shannon. Uno a uno, todos nos convertiremos en sombras. Es mejor pasar a ese otro mundo impúdicamente, en la plena euforia de una pasión, que irse apagando y marchitando tristemente con la edad. ¿Cuánto tiempo has guardado en tu corazón la imagen de los ojos de tu amado diciéndote que no deseaba vivir? Yo no he sentido nada así por ninguna mujer. Pero sé que ese sentimiento debe ser amor. Piensa en todos los que alguna vez han vivido desde el principio de los tiempos. Y en mí, transeúnte como ellos, fluctuando también hacia su mundo gris. Como todo lo que me rodea. Este mismo sólido mundo, en el que ellos se criaron y vivieron, se desmorona y se disuelve. Cae la nieve. Cae sobre ese solitario cementerio en el que Michael Furey yace enterrado. Cae lánguidamente en todo el Universo. Y lánguidamente cae como en el descenso de su último final. Sobre todos los vivos y los muertos.”

domingo, 16 de agosto de 2009

Os Pastéis de Belém

Nos conocimos en la década de los ochenta. Yo andaba perdido, sin rumbo. Fue amor a primer mordisco. Desde entonces, siempre han estado ahí. Los años pasan, las caras, las traiciones, los trabajos, los días. Y ellos vienen siempre a mi encuentro. Y no piden nada a cambio. Son como parecen, sin vueltas extrañas. Bem quentinhos. Ñam, ñam, ñam, ñammmmm.... Os pastéis de Belém... o de nata, como los denominó el pastelero cuando los vi por primera vez. Con canela a discreción. Definitivamente, hay cosas por las que merece la pena vivir. Sardinhas grelhadas, un cajón de cervezas, la voz de Amália, café y 7.548.000 pastéis de Belém. Pasteles de una ciudad, Lisboa, donde soñar es un oficio socialmente reconocido.
Ahí va una muestra que alimenta...


viernes, 14 de agosto de 2009

El pingüinazo que no cesa

Parece que a la justicia argentina empieza a preocuparle la sorprendente evolución de la fortuna personal de nuestra primera pareja, The Kirchners.
En el anterior post sobre la harrypotterización del patrimonio del matrimonio K recibí comentarios muy interesantes de Alma y de Raúl. Entrar a analizar cuáles son las diferencias entre la izquierda y la derecha en la política actual es complejo y "pantanoso". Ambas posiciones tienden a parecerse cada día más, sobre todo en la conservadora Europa, donde puedes encontrar jóvenes de 30 años con el pensamiento de un viejo de 90 (un viejo de 90 a la derecha de Franco, se entiende, ya que hay gente de 90 que pasó la Guerra Civil y aún conserva el riego sanguíneo con la presión adecuada para ver las desigualdades del mundo). Creo que en América Latina las cosas son diferentes y por eso duele más que un gobierno supuestamente de centro-izquierda se vea envuelto en este tipo de cosas (aún está siendo investigado pero la duda ya significa mucho).
Ya sabemos cómo es la derecha de nuestros países. La época de Menem lo dice todo. Pero el hecho de que la derecha robe o robe más no significa que la izquierda pueda "robar poquito". Se supone que si alguna diferencia existe entre derecha e izquierda, esta debe radicar en el interés social y los valores humanos: el interés en los más débiles, en los que están más allá de cualquier protección del sistema. Todo ello debe estar acompañado de un sentido de la austeridad y de la no ostentación. Un sentido de la honestidad para con el país. Eso y algunos matices en educación y en los derechos civiles marcan la diferencia entre un gobierno progresista o uno de la Inquisición (que suelen ser mejores administradores, dicho sea de paso. Claro, heredar las empresas de papá con todos sus esclavos ayuda un montón y así, uno aprende a convertirse en un cabroncete desde pequeño, con naturalidad). En último término, en Occidente los gobiernos de derechas o de izquierdas están maniatados por los intereses de los grandes grupos económicos, que son quienes realmente controlan el tinglado. Los mismos capullos que nos han estado exprimiendo con sus coches traga gasolina y ahora se sacan de la manga el VOLT que promete circular 100 kilómetros con sólo un litro de combustible. En sus yates, en sus mansiones o en sus múltiples residencias de verano, estos simpáticos hijos de una gran puta viven la vida loca. A ellos qué carajo les importa. Après moi le déluge!
Nadie está libre de pecado, pero a nuestros gobernantes australes hay que exigirles al menos un comportamiento como el de Lula o de la señora Bachelet. De momento, parece que se limitan a cobrar sus respectivos sueldos, que no es moco de pavo.
Aquí va la nota -publicada en El País y firmada por A. Rebossio- en la que continúa el culebrón K. Don't cry, pampa mía.

"La riqueza de los Kirchner, que se ha multiplicado por siete en los seis años que llevan gobernando Argentina, ha quedado bajo la mira judicial. Un juez federal, Norberto Oyarbide, comenzó esta semana a recopilar datos para indagar sobre una denuncia por presunto enriquecimiento ilícito, un mes después de que se difundiera la declaración patrimonial de la presidenta argentina, Cristina Fernández, de 2008.
El fiscal Eduardo Taiano pidió el pasado lunes al juez que se investigara esa declaración de la jefa de Estado, que demuestra que en su primer año de gobierno su patrimonio ha aumentado un 158%. Oyarbide aceptó la solicitud y requirió a la Oficina Anticorrupción y a la Agencia Tributaria que le enviasen las declaraciones de 2008 y 2007, según anticipó ayer el periódico La Nación.
En el Gobierno de Néstor Kirchner (2003- 2007), la riqueza del matrimonio se había elevado ya un 160%, pero otro juez federal, Rodolfo Canicoba Corral, desestimó que la pareja peronista hubiera acumulado tanto con métodos ilegales. Está por ver cómo concluye esta nueva investigación, que comenzó con la denuncia de un abogado particular, Enrique Piragini.
El juez Oyarbide reconoció ayer en Radio Continental que "comenzó el trabajo de recolección de datos", aunque aclaró que se trata de una tarea "normal, hasta ahora", ante cualquier denuncia por enriquecimiento ilícito. En tanto, el abogado Piragini advirtió en el canal TN que observó "falsedad" en la declaración de Fernández. Por ejemplo, ella valoró su participación en un hotel en la ciudad sureña de El Calafate en 148.000 euros, mientras que la declaración de su esposo la cotizó en 774.000. "Seguramente debe haber otros bienes a nombre de testaferros", añadió Piragini.
Diputados de la opositora Coalición Cívica, que integra el Acuerdo Cívico y Social con el radicalismo, han sumado la declaración patrimonial de 2008 a su denuncia judicial por presunta asociación ilícita contra la presidenta, su marido, varios funcionarios y empresarios.
Fernández defendió la semana pasada su declaración. "Pocas declaraciones juradas están tan claras en Internet", contestó a la prensa, en alusión a antecesores que habían ocultado bienes".

miércoles, 5 de agosto de 2009

Multiculturalidad

En el vídeo de Antonio Bisquert, When there's no rain, se muestra la vida cotidiana de las mujeres hamer en África. Hace unos días hablábamos de la mujer latinoamericana y de una serie de cuestiones en relación a su lucha permanente por la igualdad.
Este vídeo nos transporta a otro mundo, en donde la mujer tiene un estatus no muy superior al de "animal especializado".
Este es el link para verlo:

http://www.youtube.com/watch?v=RekJclm0rgU

Las imágenes se comentan por sí solas. Mientras los hombres aparecen jugando o haciendo simplemente nada, las mujeres de la tribu se dedican a buscar agua -al otro lado del mundo-, cocinar, curtir pieles, ir a por leña e incluso ¡construir casas! Los tipos están lo más tranquilos, cagándose de risa.
El vídeo termina con una joven -una belleza de joven- cargando un bidón de agua a la espalda con una mirada de infinita tristeza. Hay que joderse...
Los problemas que se suscitan aquí son múltiples. ¿Qué ocurre con el multiculturalismo? ¿Tenemos derecho como occidentales a inmiscuirnos en prácticas ancestrales que, a todas luces, son injustas pero no forman parte de nuestra cultura? Ha habido casos recientes: el debate sobre el uso del velo islámico en Francia, la polémica sobre la ablación, etc.
Más de uno dirá que no, que nosotros no tenemos derecho a meter la nariz en un mundo que no nos pertenece, que hay que respetar otras culturas, etc., etc.
Pues yo pienso justo lo contrario. En casos como la ablación, creo que hay que intervenir. No es un tema fácil, pero la agresión a los más débiles no es negociable. ¿Dónde está el límite de esa idea? ¿Se puede tolerar que la mujer viva como un perro en África, en Asia Central o que los dalits de la India sean tratados como basura? Vicente Ferrer, el hombre que sacó de la miseria a dos millones y medio de intocables, demostró que se puede cambiar el supuesto "orden natural de las cosas", que es natural para los que se benefician del statu quo. Se puede hacer. Se debe hacer. Hagámoslo.

sábado, 1 de agosto de 2009

Estampida

Como cada año, los días postreros de julio suponen el comienzo de la gran estampida. Con crisis y todo los españoles no perdonan las vacaciones. Fundamentalmente, marchan a destinos de sol y playa que, gracias a las monstruosas aglomeraciones, recuerdan a las visiones del infierno representadas en los cuadros de El Bosco.

Madrid se queda semivacía y se transforma en la ciudad ideal, sin tráfico, sin gente y sin tener que hacer colas para todo. Los museos de la milla de oro se tornan especialmente apetecibles.
En agosto los días empiezan a ser algo más cortos y el calor sahariano afloja ligeramente. Las noches son para los amigos.
España hace un paréntesis y olvida por unos días las malas noticias que esperan, inexorablemente, a la vuelta: despidos, malos datos macroeconómicos, diálogo de sordos entre los agentes sociales... y un largo etcétera. La vieja piel de toro tiene una serie de problemas estructurales que no se arreglan con paños calientes. Pero ese es otro cantar.
Verano en el hemisferio norte.
Las parejas pasan tiempo juntos y suelen ser víctimas de un ataque de horror: ¿y éste/a quién es? se preguntan mirando a su partenair/e en la cola del atestado chiringuito en donde aguarda una paella estándar reseca. El socarrat de la paella -mmmm.... ñam, ñam- se transforma en un símbolo del desgaste, el sordo desgaste al que te someten los trabajos y los días. Se nos pasó el arroz, se nos gastó el amor de tanto usarlo...
En septiembre, divorcios y separaciones a granel. Ahí nos vimos... como dicen los mexicanos. Que te vaya bonito. Espérame en el cielo. En fin... soldado que huye sirve para otra guerra.

Como ya deja entrever un cartel visto estos días en un comercio de Madrid: