Para curar las heridas del alma he escogido un valle. Por las mañanas salgo a pescar. Las noches las paso enredado en lo que pudo haber sido.
En mi lanza tengo mi vino de Ismaro y mi pan ácimo.
Bebo apoyado en mi lanza.
No nos une el amor, sino el espanto
será por eso que la quiero tanto...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La voz del pueblo