Llevo toda la tarde fastidiado porque mientras trabajaba como un poseso supe que el retrato de José Bono, anterior presidente del Congreso de los Diputados, iba a costar-nos 94.000 euros, lo que me parecía una barbaridad, un escándalo y un abuso.
Por suerte, acabo de saber que finalmente no serán 94.000 morlacos lo que costará retratar al egregio estadista, paladín de las virtudes castellano-manchegas -sean estas cuales fueren- sino sólo 82.600 euros del vellón.
Eso ya me parece mucho más razonable. Espero que alcance para reflejar en el lienzo su mirada en pos de no se sabe bien qué, su infinita prestancia, su saber estar en el limbo. Su ejque. Espero también que el pintor, cual moderno Velázquez de la corte de hoy en día, vea justamente recompensado tamaño empeño y pueda comprarse un pisito de alguna familia desahuciada con el importe del simpar cuadro.
Ahora sí que me puedo ir a dormir en paz esperando los más que razonables recortes de los Presupuestos del Estado. Yo les recortaba otra cosa. Sin anestesia.
martes, 27 de marzo de 2012
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