Cuando llegue la III República habrá que acordarse de entregarle a Torres y Urdangarín la más alta condecoración por los servicios prestados. Con estos personajes, la toma de la Bastilla resulta totalmente innecesaria. Nunca tantos deberán tanto a dos listos.
¡Salud al Duque y su antiguo profesor!
Un callejón quizá... algo coqueto y sin demasiadas pretensiones...
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