Cuando contemplo animales en un zoo me inspiran un tremendo cariño,
íntimamente ligado a un profundo sentimiento de tristeza. Aún así
comprendo que si tengo que compartir el espacio con
ellos unas rejas de por medio resultan imprescindibles. Para mi seguridad,
tranquilidad, crecimiento y desarrollo.
Y no por ello dejo de quererlos, claro.
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