Acaba de fallecer un genio de la guitarra flamenca: Moraíto Chico, uno de los guitarristas más jondos, con permiso del Maestro de Algeciras, que he escuchado en los últimos tiempos. Un fuera de serie, un representante único de esa especial aristocracia del sentir flamenco que es la escuela jerezana.
Manuel Moreno Junquera (Jerez, 1956), más conocido como Moraíto Chico por la dinastía flamenca a la que pertenecía, ha fallecido esta mañana a consecuencia de una enfermedad en el hospital de Jerez. El guitarrista, nacido en uno de los barrios insignia del flamenco, el de Santiago, y acompañante durante numerosos años del cantaor José Mercé, era el máximo representante actual del estilo de toque jerezano, definido fundamentalmente por su peculiar sentido del compás. Sus restos mortales van a ser velados en el Tanatorio de Jerez, donde mañana se oficiará su funeral antes de ser enterrado en el cementario de la misma localidad.
Hijo de Juan Morao y sobrino Manuel Morao, un referente en el toque jerezano, ha dejado además un heredero en la guitarra, Diego del Morao, que recientemente ha publicado su primer disco en solitario de la mano del nuevo disco de Diego el Cigala para Warner y que ha sustituido a su padre en los últimos recitales que José Mercé tenía previstos y Moraíto no ha podido hacer por motivos de salud.
El guitarrista se despedía de los escenarios, sin saberlo, el pasado mes de enero, cuando ofrecía una actuación en solitario en Francia, en el Festival de Flamenco de Nimes. En España, sus últimos trabajados fueron para la televisión, ya que colaboraba en el programa que emitía Canal Sur El sol, la sal, el son, producido por el periodista Jesús Quintero. También sus dos actuaciones en la Bienal de Flamenco de Sevilla, en la que, en septiembre de 2010, además de participar en la gala de apertura (Historias de viva voz), presentó un espectáculo coral, con numerosos artistas jerezanos, y dirigido por él, Jerez, la uva y el cante.
Moraíto, muy admirado por su sabiduría acompañando al cante, que sabía escuchar y responder sin hacer grandes alardes técnicos pero con una gran sonoridad y sensibilidad, debutó a los 11 años en el festival que organizaba cada año en la plaza de toros su tío Manuel Morao. Desde entonces ha sido significado fundamentalmente por su faceta de acompañamiento al cante, aunque también ha dejado un par de grabaciones discográficas en solitario: Morao y oro (1992) y Morao, morao (grabado en 1.999 y reeditado, por Nuevos Medios, en 2005). Ha acompañado, con su guitarra, a multitud de cantaores además de José Mercé: desde los jerezanos La Paquera, Luis el Zambo, el Torta o La Macanita, a otros artistas como Miguel Poveda, Carmen Linares y un largo etcétera.
"Moraíto representaba a la más genuina escuela de toque jerezano", ha dicho sobre él la directora del Instituto Andaluz del Flamenco Mª Ángeles Carrasco. "Era respetuoso con la tradición, pero nunca estuvo aprisionado por ella". Paco Cepero, otro representante del toque jerezano, ha preferido resaltar las características personales del guitarrista fallecido. "Era un ser entrañable, que se había ganado la admiración y el cariño de todo el mundo, como artista y como persona, ya que era un pedazo de pan", ha declarado a Europa Press.
Ha recibido a lo largo de su carrera numerosos reconocimientos, como la Copa Jerez, otorgado por la cátedra de Flamencología de Jerez, en 1984. El último fue el reconocimiento otorgado por la Bienal de Flamenco de Sevilla en su edición de 2010, el Giraldillo a la Maestría, que recogió en su nombre su representante artístico, Antonio Pulpón.
miércoles, 10 de agosto de 2011
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