sábado, 26 de noviembre de 2011

Merkel

Alguien debería recordarle a Ángela Merkel y compañía que el cuarenta por ciento de los pasajeros de primera clase del Titanic también se hundió con "el buque de los sueños", aquel que "ni el mismo Dios podría hundir". ¿A quién piensa vender sus productos con una población europea exhausta?

¿Dónde está el límite de la austeridad en lo que respecta al gasto público? ¿En qué momento la austeridad puede volverse contraproducente e impedir una tímida recuperación? Sin consumo esto no funciona. Resulta tan obvio como la sempiterna cantinela de contención del gasto.

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