Nunca me he explicado por qué razón los ayuntamientos y otros estamentos públicos pagaban lo que pagaban por un concierto de música pop, es decir, música fundamentalmente mala o muy mala. Ahora llega la realidad.
A decir verdad, la situación actual puede suponer una oportunidad para muchos músicos que nunca han alcanzado el éxito comercial pero cuyo nivel de calidad está a años luz de Chenoas y triunfitos varios. Se mueren los dinosaurios y sobreviven los pequeños mamíferos.
Al calor de lo sucedido en el caso de los macroconciertos organizados por instancias gubernamentales (ellos "organizan", nosotros "pagamos"), habría que analizar con lupa a qué se dedica el dinero público. Es obvio que el número de "grandes grupos" beneficiados por conciertos pagados a precio de oro era muy limitado, en todas las acepciones de la palabra "limitado".
Lo que está sucediendo
El negocio de la música en España era un enfermo que se desangraba por las ventas de discos pero que recibía transfusiones a través del directo. Sin embargo, el efecto de ese antídoto ha terminado radicalmente. "La situación es la más catastrófica en la historia del pop español", explica Paco López, director de Attraction (representante de Pereza y Siniestro Total). "Todo ha cambiado muy rápido, el panorama es terrorífico", afirma la cantante Mónica Naranjo. "El sector está en el aire", sentencia el presidente de la Asociación de Representantes Técnicos del Espectáculo (ARTE), Emilio Santamaría, quien responde riendo si se le pregunta por una posible solución. "La más rápida sería el suicidio... para dedicarse hoy a esto hay que tener una vocación que raye en el masoquismo".
Los grupos de nuestro país ya no venden apenas CDs y la contratación de conciertos se ha desplomado: los ayuntamientos, que han sido el principal cliente del pop español en directo, vienen recortando de un modo fulminante los presupuestos municipales desde 2010. Y, lo que es más grave, acumulan una deuda millonaria.
Mal pagador
"Hay pocos managers o promotores de conciertos a los que no les deba dinero uno o más ayuntamientos", explica Emilio Santamaría. Paco López va más allá: "Yo no conozco a ninguno que no tenga atrasos en los pagos". Los últimos años han sido muy buenos para su empresa gracias al éxito de Pereza, aunque con los grandes conciertos llegaron también "agujeros" de iguales proporciones: en concreto son 450.000 los euros que le deben distintos ayuntamientos por conciertos celebrados incluso hace cinco años. "¡Y eso es insostenible para una empresa de cinco trabajadores!". Hace dos años se vio obligado a abrir una línea de crédito.
En total, la deuda municipal contraída con el sector de la música en directo (formada por un entramado de pequeñas empresas y autónomos) supera los 75 millones de euros. Los socios de ARTE, que representan aproximadamente entre el 80 y el 90% de la música española en directo, acumulan 70 millones de euros en retrasos.
La zona sucia
Casi la mitad de esa cantidad se concentra en 50 promotores de Andalucía, la auténtica zona negra de esta morosidad junto a Levante. Agustín Lozano es su patriarca y su portavoz: "Estamos totalmente asfixiados, en una situación insostenible: el 90% de los ayuntamientos de Andalucía deben dinero en festejos, sólo así se explica que en el último año hayan cerrado más de 10 empresas de espectáculos aquí". El propio Lozano asegura arrastrar impagos por más de tres millones y describe un panorama de ayuntamientos embargados, engaños y deudas enquistadas.
Pero no es un problema únicamente mediterráneo. Un pequeño empresario de Madrid que prefiere mantener el anonimato explica que sólo el ayuntamiento de la capital le adeuda 700.000 euros por diversos espectáculos, casi todos celebrados durante el pasado verano. "El problema es que yo adelanto ese dinero, pero Hacienda no concede aplazamientos para pagar el IVA, y sin el certificado de estar al corriente pierdes la licencia. Antiguamente ibas al banco con el contrato de un ayuntamiento y te adelantaban el dinero; ahora te dan una patada en el culo".
Además de los citados 70 millones, la Asociación de Representantes de Cataluña suma a esa cifra 3,15 millones, aproximadamente. La Asociación Gallega de Empresarios Musicales no ha realizado aún este negro inventario, que estiman en "varios millones más", pero señala que sólo la Xunta de Galicia les debe 1,3 millones de euros. ARTE lleva un año intentando abordar el problema con la Federación de Municipios y Provincias, pero no han logrado fijar ni una cita.
El viejo sistema ha muerto
A principios de los años 80, se instauró el sistema que ahora ha terminado abruptamente y que ha dado de comer al pop español durante tres décadas: los municipios celebraban grandes fiestas con actuaciones a menudo gratuitas, designaban a un empresario como organizador y éste adelantaba su dinero para cobrarlo a 30, 50, o 60 días, según el contrato (cuando no según el trato verbal).
Ahora el dinero se ha terminado, se han gastado miles de millones de euros... y apenas se ha invertido en la cultura local o en infraestructuras que perdurasen. "Los concejales contrataban al grupo de moda según los gustos de su hija o de su mujer, y la foto que se hacían en el camerino ha costado millones", dice Santamaría y lo corroboran todos los consultados. El auge del sector inmobiliario explica en buena medida el apogeo del directo de hace 10 años, cuando no era extraño que el mánager facturase una actuación directamente a una constructora. "Y ojalá eso hubiese sucedido más", apostilla uno, "pagaban mejor que los concejales".
Cachés a la mitad, empresas cerradas
ARTE calcula que, en conjunto, entre 2008 y 2011 ha desaparecido el 80% del negocio (y auguran un 2012 devastador)... lo cual no significa que los músicos españoles estén ofreciendo la quinta parte de conciertos que hace cuatro años, ya que ahora actúan con cachés más bajos: en concreto, entre un 30 y un 50% más baratos. "Lo de cobrar 100.000 euros se ha acabado para siempre, ¡aquello no tenía sentido!", dice Iñigo Argomániz, manager de La Oreja de Van Gogh y 19 grupos más. "Lo nuestro iba como un tiro hasta 2009, pero en vez de bajar progresivamente, la caída ha sido muy dura en muy poco tiempo, y ha arrastrado a toda una industria de proveedores".
Empresas de producción, de escenarios, de equipos, de iluminación o de montaje, todas ellas pymes y en algunos casos con proyección internacional, están cerrando en una cadena de dominó propulsada por la morosidad municipal.
Músicos parados sin derecho al paro
"Es un momento grave, muchos músicos están sin trabajar apenas, no hacen ni un concierto, y otros se están yendo al extranjero a buscar más suerte", explica Carlos Tarque, líder de M-Clan. "La música española ha bajado a la realidad, muchos grupos nos hemos equivocado creyéndonos la hostia por el éxito. Aquello era un espejismo, como todo lo que se alimentó de la burbuja inmobiliaria".
"Hay auténticos dramas, artistas que llevan un año sin trabajar, que no te puedes creer que te llamen desesperados en busca de trabajo", dice Antonio Peña, director de Búho (representante de Luis Eduardo Aute y María Dolores Pradera). "Más de la mitad de los músicos no tienen ningún futuro profesional".
La crisis del sector ha afectado a todo el mundo, desde Alejandro Sanz (como él, muchos se tomaron un 2011 'sabático') hasta la más discreta de las orquestas, pero es el proletariado del pop el que se ve abocado a abandonar la profesión: los músicos de sesión y de gira. "Llevo tocando desde 1985: con Luz Casal, Miguel Ríos, Ariel Rot... Miles de conciertos", dice Osvi Grecco, "pero ahora hay tan poco trabajo que he decidido quitarme de autónomo y terminar los estudios del Conservatorio con la idea de poder dar clases si lo necesito".
Grecco es un 'sesionero' de primer nivel: su caso sirve de ejemplo del desmantelamiento de la música como profesión en España, con miles de personas afectadas sin derecho a paro (pues no tenían contratos).
Mientras tanto, el número de artistas medianos que se van quedando 'en el cajón¡ es cada vez mayor, sin discográfica ni conciertos. En particular los que despuntaron hace 20 o 30 años y que se han mantenido gracias a las fiestas patronales. "Conozco mucha gente que se ha visto obligada a dejar la música", explica Mónica Naranjo. "Cantantes que han vuelto al circuito de la noche, autores reconocidos internacionalmente que se dedican a otras cosas y gente desesperada que cae en la manos de algún manager hijoputa que se aprovecha".
¿A qué te dedicas, ahora?
Artistas como La Unión, Los del Río, Ana Torroja o Rosario, por ejemplo, nunca habían actuado tan poco; mientras, los autores prueban con formatos en solitario, más baratos, como Jorge Drexler, Iván Ferreiro, Pedro Guerra, Quique González o Ariel Rot. Otros, como Camela, simplemente aguantan intentando no perder la dignidad, explica su manager, Ángel Luis Sánchez: "Ahora nos ofrecen hacer playbacks y guarrerías así, pero nos negamos, aunque ganaríamos más, porque no te gastas nada en equipo ni en músicos".
Es, como sentencia Mónica Naranjo, "un gran imperio que se derrumba": el imperio del viejo pop español.
miércoles, 8 de febrero de 2012
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