Ahora que empiezan los fríos nocturnos nada mejor que un buen marmitako. Anoche preparé uno "con todo mi joven" como dicen en México y creo que mi calificación como cocinero ha pasado de "progresa adecuadamente" a "notable". Como siempre cocino acordándome de Obelix hoy sobró guisado y caldo. 14:30 y se me hace la boca agua.
Acaba de llamar Iván, el hijo pródigo. "Casualmente" andaba por aquí, "casualmente" a la hora de comer. Ahh... qué importa! Un padre puede con diez hijos (y diez hijos no pueden con un padre...).
Muy bíblico hoy. Empiezo a parecerme a Simeón el Estagirita, cuarenta años en lo alto de una columna. Después de todo, estoy relativamente cerca de Calanda, patria chica de Buñuel.
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