En estos tiempos ideológicamente miserables siempre se plantea dónde está la diferencia entre la socialdemocracia y la "derecha ilustrada". Suele decirse que está en los matices, ya que las politicas macroeconómicas de ambas orientaciones coinciden en sus líneas maestras: hacen lo que les dictan. Para eso estamos en una sociedad de mercado, como Dios ordena y manda. O el Mercado es Dios, vaya usted a saber.
Pues bien, a escasos 100 días de haber asumido la presidencia, el Partido Popular manifiesta a las claras por dónde va. Para muestra un botón: la propuesta del ministro de Educación de subir el número máximo de alumnos en las aulas un 20 por ciento que, según él, no supondrá merma alguna en la calidad de la enseñanza -hay que joderse- y la buena nueva con la que nos desayunamos hoy. El copago de las medicinas para los jubilados -gente muy acostumbrada a irse de safari con el IMSERSO, aunque para abaratar costes, en lugar de elefantes, cazan ratas en Valdemingómez al estilo "Tiempo de silencio"- ya despeja cualquier clase de dudas.
La derecha está aquí y ha venido para quedarse. Gente solidaria, de buen corazón. Gente de patata en la boca, de mechas rubias, de regatas, de colegio de pago y familia de posibles. Señoras y señores, con ustedes, LA DERECHA DE TODA LA VIDA.
Tal vez nuevas medidas sirvan para aliviar el déficit y permitan avanzar al país: eliminación física de los jubilados insolventes mediante inyecciones letales o cápsulas de cianuro; deportación masiva de parados (en el caso de nacionales, simple expulsión previo pago de una tasa por vagancia); conversión de escuelas en bingos y casinos con capital extranjero; establecimiento de un marco regulatorio del trabajo esclavo para niños y preadolescentes inspirado en las "legislaciones" laborales del sudeste asiático; subida del transporte un 1.250 por ciento, subida de la luz y de los impuestos especiales un 789,65 por ciento; subida del IVA al 38,06 por ciento; severas penas de cárcel para las voces discordantes; restauración de la Santa Inquisición dirigida por Monseñor Rouco Varela; pena de muerte para los adúlteros, de obra y/o de pensamiento; fabricación masiva de alimentos perjudiciales para la salud destinados al lumpenproletariat distribuidos al grito de "3 por 1" en cadenas comerciales de implantación nacional y reconocido prestigio; instalación de jaulas de hierro en las plazas de España para dejar morir de hambre y sed, siendo posteriormente picoteados por aves rapaces peninsulares, a quienes opten por opciones sexuales diferentes de lo que Dios ordena, manda y quiere, en fin, unos pequeños ajustes. Quizá así calmemos a los mercados. O no.
miércoles, 18 de abril de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario