Y cuando Sor Soraya conoció a Su Santidad, su vida alcanzó el cénit. Entonces, todos los sacrificios, las privaciones, las penalidades sin cuento adquirieron significado pleno. Ella, que junto a Él y a Otros Mensajeros del Más Allá inmolaron a sus hijos ofreciéndolos en sacrificio al Dios de la Lluvia, conoció por fin la beatitud.
Fiestas y celebraciones sin cuento extendiéronse por el Orbe. Y los muertos de hambre y todo el material social descartable no cupo en sí de gozo: el mundo por fin y como debe ser en manos de los más fuertes. ¡Tanto tienes, tanto vales! Was dich nicht umbringt, macht dich nur stärker!
Amén. Amén. Amén.
domingo, 10 de marzo de 2013
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