Al parecer, para el padre de Messi su hijo NUNCA JUEGA BIEN. Vale. OK. Nastassia Kinski.
Obviamente, si esto le ocurre a GOD, qué nos cabe esperar al resto de los simples mortales... No hay crisis que pueda con el negocio de los psicoanalistas, antes al contrario.
Comprendo toda esa milonga de la presión evolutiva, etc. etc. Sin embargo, a estas alturas estoy totalmente en contra de esa actitud. Cuando mis hijos hacen las cosas bien -cosa que gracias a Odín ocurre con repetida frecuencia- procuro no perder ocasión de alabar su comportamiento y transmitirles personal y públicamente mi satisfacción. Creo que hay que hacerlo en vida, mientras uno esté por este barrio. No me interesa el modelo de "entrenador ruso de gimnastas" 24 horas al día. Todo tiene su tiempo y su sentido, pero la vida ya es bastante dura como para crear más autómatas competitivos, fríos, inexpresivos y deshumanizados. Ya hay para aburrir. Ser un tiburón hoy en día es algo extremadamente vulgar.
Es curioso cómo se refleja el carácter de los padres en los hijos. Ocurre como con los músicos: nadie puede tocar de forma distinta de cómo es.
Qué sabe nadie... pero ¿qué otra cosa tiene más sentido que ver crecer en paz nuestras cosechas y a nuestros hijos? Ayudarles a que sean más felices, tan sencillo como eso. El guardián entre el centeno nomás.
Bueno, como en todo, se trata de una cuestión de equilibrio y como suele decir mi propio viejo -Dios lo conserve muchos años- aprendiendo a vivir se nos va la vida...
domingo, 17 de marzo de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Sin embargo el propio Messi dice que la actitud de su padre le llevaba a superarse en el siguiente partido. A otro quizá le habría hundido en la miseria. No hay recetas.
Publicar un comentario