Día terrible. Lento goteo de víctimas. Una lotería diabólica que supone el alivio o la tragedia para los familiares. Una atmósfera que recuerda los atentados de Atocha, en aquellos hangares.
Muchos interrogantes. Al parecer, el sistema de control del tráfico ferroviario en ese tramo no era el adecuado (¿recortes de última hora? ¿gato por liebre para que alguien se lleve un dinero?) y la velocidad del convoy era demasiado elevada, no hay más que ver el trazado de la curva de A Grandeira.
Muy duro.
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