martes, 11 de diciembre de 2012

Sherlock

Cuando Sherlock Holmes no tenía un caso que resolver se subía por las paredes. Nada parecía calmarle, ni el recuerdo de lo que pudo ser, ni la extraña relación con Watson, ni las potentes drogas que se inyectaba en vena. Se tornaba irascible e insoportable, capaz de destruirse a sí mismo y a los demás.

Libera me, Domine!

Lo único que puede con este vacío es un caso. Un caso que resolver.

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