martes, 21 de julio de 2015

Bernhardt y la libertad

El hombre no ama la libertad, todo lo demás es mentira, no sabe qué hacer con la libertad, apenas es libre, se dedica a abrir cómodas de vestidos y ropa blanca, a ordenar viejos papeles, busca fotografías, documentos, cartas, va al jardín y escarba la tierra o anda totalmente sin sentido ni objeto en cualquier dirección, sea la que fuere, y lo llama paseo. Y cuando hay niños, se los utiliza para el famoso matar el tiempo, y se los excita y azota y abofetea, para que produzcan ese caos que, en verdad, es la salvación. Y qué hay por otra parte más terrible que un paseo de sábado por la tarde, como visita a parientes o conocidos, en el que se satisface la curiosidad y se destruyen las relaciones con esos parientes o conocidos. Y si la gente lee, se tortura en verdad con una pena que se impone a sí misma, y nada es más ridículo que el deporte, esa coartada favorita entre todas para la absoluta falta de sentido del individuo. El fin de semana es el homicidio de todo individuo y la muerte de toda familia.

La hora crepuscular

Hay que acostumbrarse a vivir así, en las horas del amanecer y las que preceden a la noche. El resto del tiempo, la tierra está en llamas. Al principio, me gustaba la soledad de las primeras horas del día, cuando la casa estaba en paz. Horas frescas de encuentro. Más tarde, descubrí que la paz se debía a que vivía solo, no había nadie que pudiera perturbarla. No había otros seres humanos alrededor. No hay nadie.

Un hábito tarda 66 días en adquirirse. Después deja de doler.

Cada año que pasa, la Tierra se acerca más al Sol. Se ha roto el frágil equilibrio que permitía el desarrollo de las civilizaciones. Pero ¿acaso el ser humano no termina adaptándose a las circunstancias? ¿No es esa la seña de identidad de nuestra especie? Adaptarse a cualquier cosa. Adaptarse a estar solo. Aprender a dialogar con uno mismo.

Hay destinos peores. Dicen.

domingo, 12 de julio de 2015

Krahe

Se ha ido Don Javier. Héroe del Estar. Un tipo estupendo. ¿Cabe sentir tristeza cuando se va alguien que ha vivido la vida como debería vivirse...? Con toda la intensidad y la incorrección del mundo. Para los supuestos biempensantes, claro está.

No todo va a ser follar. O sí... Qué sabe nadie.