sábado, 30 de septiembre de 2017

Teología

David Kaminsky regresaba a casa e intentaba poner sus pensamientos en orden. Religiones de vida, religiones de muerte.

Otra vez la misma historia. Enésimo desengaño.

Festival de tango: no acercarse. Material radioactivo.

Últimamente andaba preocupado por su alma y buscaba explicaciones trascendentales.

Veamos... Kant nunca salió de Könisberg y conocía la realidad del mundo a través de reuniones absurdas que convocaba en su propia casa. Acudían un carnicero, un carpintero, un soldado... y así.

Nunca tuvo novia. Como el tango, pero al revés.

Hume se dedicó en cuerpo y alma a investigar los entresijos de la facultad de aprehender. Tuvo una vida mucho más disipada, con viajes a París, América, fiestas, etc.

Tuvo amigas. Nunca pareja estable.

Schopenhauer fue un crápula. Escribió "El amor, las mujeres y la muerte". Queda todo dicho.

Abrazado a ella, como a un rencor. Como dos extraños. "Entiendo que todo esto tenga que suceder", pensó. "Seguramente responde a un plan cuyo significado último se me escapa. Pero ¿por qué me tiene que suceder a mí? ¿Por qué no le sucede a OTRO?

jueves, 28 de septiembre de 2017

Voyager

Soy un chico del espacio. Cuando era un enano mi mamá colgó en mi habitación un póster de Neil Armstrong caminando sobre la superficie lunar y hasta hoy... Dónde habrán quedado mis insignias azules de la NASA obtenidas por gentileza de Milkibar y su inefable chocolate blanco.

Ayuda mi querencia por las soledades y el amor al silencio. El espacio va bien servido de estas sustancias.

Se anuncia un pacto entre los estadounidenses y los rusos para comenzar a construir una base permanente en nuestro satélite, primer paso para la conquista de Marte.

De todas las naves espaciales que en el mundo han sido declaro mi amor incondicional por dos maravillas que se lanzaron al espacio en 1977. Sí, hace 40 años.

Son las naves Voyager I y II. Cuando despegaron aún vivía en la Argentina, mis abuelos alegraban mis días y mi perro Plomo perseguía a las vecinas. Entonces no sabía que no los volvería a ver.

Las Voyager son un milagro del programa espacial. Provistas de ordenadores antediluvianos, hoy continúan su viaje hacia los límites del Sistema Solar. Nunca antes un ingenio construido por el ser humano llegó tan lejos. Y siguen transmitiendo información desde las regiones fronterizas...

Obviamente, si existía la tecnología para construir ingenios en 1977 que siguieran funcionando en 2017 es que el problema de la energía en el mundo es un problema de voluntad. De voluntad de la cerdocracia, pero los cerdócratas solo son felices cuando un pobre muere de frío o de hambre. Si mueren muchos, mayor felicidad. Eso les recuerda que son especiales. Un híbrido de cerdo y cucaracha. Como los tipos que huyeron de los recientes huracanes que azotaron Florida y compartieron fotos en Instagram con sus caras de cerdos sonrientes, sus desinteresadas y amantísimas esposas, sus estomagantes vástagos y sus perros con lacitos antes de subir a sus jets privados. Que haya esta clase de gente es un argumento de peso contra la existencia de Dios, ya que de existir, debería fulminarlos con un rayo láser de la muerte. Eso para empezar. Y de paso debería eliminar a todos los burgueses que tranquilizan sus pútridas conciencias escuchando un cómodo concierto -nada disonante no sea que se inquieten- o extasiándose con un ballet y... y....

Pero pará la mano loco! ¿No estabas hablando del espacio y de la epopeya solitaria de las valientes naves, cual argonautas en busca del nunca bien ponderado vellocino? Dejá a los burgueses tranquilos. ¿Quién llevará a sus hijos a colegios de pago? ¿Quién acudirá a las recepciones de la Casa Real? Necesitamos burgueses. Es más. Necesitamos burgueses de izquierdas. Burgueses con corazoncito. Burgueses que voten a Podemos. Burgueses con pasado revolucionario y puño en alto. Que se emocionen con Lorca, Cernuda y Buñuel. Burgueses ilustrados.

"Es más fácil que un mamut pase por el ojo de una aguja que un burgués entre el Reino de los Cie..."

Nada. Contigo es imposible.

Las Voyager I y II se alejan definitivamente de la Tierra. De Donald y de Kim, de Carles y Mariano. Si regresaran y contemplaran este espectáculo se autodestruirían como las cintas de Misión Imposible.

Lejos del Sol, camino del espacio profundo. Sus días están hechos de noches.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Perros

Vigílame a los perros sin dueño y a los dueños sin sueño.
No mires a los ojos de la gente.

domingo, 24 de septiembre de 2017

Que tinguem sort

1979. Primeras aventuras. Valencia. Viajes con Raúl a casa de Maribel. Y esta canción que vuelve hoy, en 2017.

Primeras palabras en catalán, una lengua que alberga tesoros escondidos. Esa tarde enfrente del Liceo. La pareja que estaba de espaldas a mí. Tu forma de calcular las posibilidades de él. Por debajo de cero, dijiste.

Que tinguis sort i que trobis el que t'ha mancat en mi.

Estoy en ese instante en que se empieza a tener más pasado que futuro. Superado el punto de no retorno.

La casa se me hace grande. Llévame al mar, mkk. Drop me in the water...!




martes, 19 de septiembre de 2017

La esencia del capitalismo

Cuentan las crónicas que durante los años de la Gran Depresión una multitud de desheredados se agolpaba junto al solar en el que se estaba erigiendo el Empire State.

Las colas tenían un solo propósito. Cientos de inmigrantes, entre los que bien podría haber estado mi abuelo, esperaban que alguno de los obreros que trabajaba en las alturas cayera al vacío.

Para ocupar su lugar.

Help is on the way!

La primera dama de los Estados Unidos de América se dirige a la zona devastada por el reciente huracán en traje de faena. Si hay que rescatar heridos, ¿por qué no hacerlo con estilo?

El problema no está en el cambio climático, sino en los equipos que saltan al campo con siete jugadores desde el minuto uno.


domingo, 17 de septiembre de 2017

Tinta roja


Las actuaciones escaseaban. Había un aire de desbandada inminente. A modo de reflexión filosófica, un miembro del cuarteto apuntó que la prostitución era mucho más lucrativa que la música. Pero ninguno estábamos en edad de merecer. Merecer dos hostias si acaso.

—Oye, ¿qué tal el local ese donde están tocando los ñatos del otro día… ahí por Plaza de España?

—¿El restaurante decís…? Bueno, si te querés suicidar y no te atrevés a dar el paso es un buen plan para una noche de martes, por ejemplo. Después te matás y ya está… a otra cosa.

—Ahhh… ta bien. Voy a llamar.


Laxeiro

Una amiga acaba de enviarme desde Santiago de Compostela el diseño de la papeleta para una hipotética consulta sobre la independencia de Galicia.

No he podido evitar acordarme de Laxeiro, pintor mágico de esas tierras de meigas, bosques como catedrales y maravillas de toda condición, y referente de mi adolescencia. Antes de marcharse a enseñar a los extraterrestres el secreto para poder follar ininterrumpidamente a lo largo de todo el recorrido del expreso Vigo-Madrid (me refiero a cuando el trayecto tardaba 14 horas y 25 minutos en completarse), me dejó una pequeña obra original suya que me gusta contemplar los días de otoño.

El secreto de Laxeiro, que me ha permitido convertirme en uno de los mejores y más solicitados amantes de todas las Españas, lo conozco solo yo y estoy dispuesto a escuchar ofertas. Me cansé de jugar con ventaja. Voy a poner en marcha un crowdfunding.

Laxeiro tenía su taller situado justo encima del Café Gijón y era un tipo tan solidario y buena gente que todos los artistas, aspirantes o simplemente crápulas con pretensiones pasaban por allí a pedir que el gallego les echara una mano. Salvo casos extremos de chantas que se veían a leguas, nadie salía de vacío.

Tarifa única: 1.000 pelas. Doy fe de que aquello, siempre que no fueras un borracho irredento o tuvieras vicios inconfesables out of your range, te permitía tirar unos días. Para empezar, un filete con ensalada y media de vino en El comunista salía en torno a 150 pesetas. Vamos, para un artista mil calas eran una fiesta.

El arte siempre ha sido una manera ideal de quemar fortunas, pero para ello hay que saber heredar. Y no cualquiera.

Cuando murió me pilló tocando precisamente en A Coruña. Esa noche bebimos a su salud. Inolvidable el viejo.

Laxeiro. Picnic. Óleo sobre tela. 1967

Bueno, he aquí la papeleta que me envía Maruxa.

¿Queres que Galiza sexa un estado independente?

1. Pode ser
2. Depende
3. Por qué o preguntas?
4. Malo será
5. E logo...?



La voz de Olivia

Esta madrugada —me gusta levantarme al alba para escribir— escuché la voz de Olivia por primera vez. Recordé todas las calles, los viajes, las risas, los abrazos. Todas las horas que compartimos. De qué sutil materia se compone la emoción, hermano.

Te busco en Buenos Aires. Sí. A estas horas las callecitas del bajo están desdibujadas y el sol entra perezosamente por el río. La voz de Olivia nos devuelve al verano del 82. Estamos juntos.




sábado, 16 de septiembre de 2017

Palabras

A veces circula la idea de que las palabras constituyen una especie de pálido reflejo de una realidad superior, como si nos aportaran con cuentagotas algo de la idea a la que hacen referencia. Una suerte de platonismo lingüístico.

No creo que sea así. Las palabras no son el vehículo del pensamiento.

Son el propio pensamiento. De alguna manera, no somos otra cosa que lenguaje.

Dieciséis

Desde siempre, el dieciséis es mi número de la suerte. Los ojos de león no saben olvidar.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Algo sobre el alma

Un poema de la maravillosa Wislawa Szymborska. Per te.


Alma se tiene a veces.
Nadie la posee sin pausa
y para siempre.

Día tras día,
año tras año
pueden transcurrir sin ella.

A veces sólo en el arrobo
y los miedos de la infancia
anida por más tiempo.
A veces nada más en el asombro
de haber envejecido.

Rara vez nos asiste
en las tareas pesadas,
como mover los muebles,
cargar las maletas
o recorrer caminos con zapatos apretados.

Cuando hay que cortar carne
o llenar solicitudes,
generalmente está de asueto.

De mil conversaciones
toma parte sólo en una,
y no necesariamente,
pues prefiere el silencio.

Cuando el cuerpo nos empieza a doler y doler,
escapa sigilosamente de su hora de consulta.

Es algo quisquillosa:
con disgusto nos ve en la muchedumbre,
le repugna nuestra lucha por supuestas ventajas
y el rumor de los negocios.

La alegría y la tristeza
no son para ella sentimientos distintos.
Sólo cuando se unen
está presente en nosotros.

Podemos contar con ella
cuando no estamos seguros de nada
y tenemos curiosidad por todo.

De los objetos materiales
le gustan los relojes con péndulo
y los espejos que trabajan afanosos
aunque no mire nadie.

No dice de dónde viene
ni cuando se irá de nuevo,
pero evidentemente espera esa pregunta.

Según parece,
así como ella a nosotros,
nosotros a ella
también le servimos de algo.

Osvaldo Natucci y las "esculturas transitorias"

Mi compañero Mauricio Vuoto, capo total del piano tanguero, me envía esta interesante entrevista a Osvaldo Natucci, experto musicalizador, milonguero y gran conocedor del tango.

Hubo un momento en que el tango se bailaba en todo Buenos Aires, de forma masiva. Y era la fiesta del encuentro para todas las clases sociales. La fiesta del encuentro entre los sexos.

Hasta la llegada del rock'n'roll...

Rescato una frase cumbre: "Todo fenómeno rico necesita contradicciones y quilombos".

Está claro que yo mismo soy un fenómeno riquísimo. Ñam... ñam...



miércoles, 13 de septiembre de 2017

El sol en la espalda


Cuando desaparecen el ruido y la furia queda el espacio para sentir. De un mar en calma. Y la Tierra vuelve a girar, con sus vivos y sus muertos. Manos. Besos eternos.

Árboles. Oxígeno. Frondas. ¡El sol en la espalda...!

Madejas del te quiero me quieres que no se acaben nunca.

Madrid

Me dices que solo bebes Fernet. Nos van echando de todos los sitios. Anda que encontrar un lugar abierto y que sirvan Fernet en pleno Madrid. ¿Por qué no pedir mate cocido ya que estamos?

Presenciamos un duelo de cubanos bailando como posesos en La Fontana de Oro. Momento mágico. Salimos junto al negrón que venció y nos dice que aquí tenemos un amigo para siempre. Es imposible que un blanco pueda igualar lo que vimos, ni en broma.

Hay cosas que solo se viven de noche. Como la madrugada en Siwa en que toqué y canté para ti.

La noche es apacible e invita a las confidencias. Esta ciudad de aluvión, tan mía.

Recorremos las calles de Madrid y pienso en los jóvenes que dieron su vida por la República. Desfilaban por la Gran Vía camino del frente. Muchos quedaron para siempre allí.

Argüelles era frontera. Se combatía en la Ciudad Universitaria, en la Casa de Campo, en el Puente de los Franceses...

Caían las bombas en la Puerta del Sol o en el entonces flamante edificio de Telefónica.

Madrid tiene una forma de festejar la vida que solo puede darse en quien ha contemplado la muerte cara a cara. Muchas veces. Quien no conozca las noches de Madrid se pierde algo único.

Regresamos a casa después de conversar toda la noche, tu mano en la mía. 

Sí, así es. Sobrevivimos al amor.

Como a otras cosas.

martes, 12 de septiembre de 2017

Otoño

Ya se siente en el ambiente. Hoy amaneció nublado. Tengo un amigo que practica la bigamia. Consentida y feliz por triplicado. Si funciona, no preguntes.

No sé qué tiene que ver la bigamia con el otoño pero me ha venido esa imagen.

Aunque sabido es que lo que te jode la vida no es llevar una doble vida, sino una triple, una cuádruple... una séxtuple. Ahí es cuando empiezan los problemas.

¡Salud y que Viva la República!

lunes, 11 de septiembre de 2017

Silogismos neperianos

Si alguien que está totalmente del tomate te acusa de estar loco es que estás fenomenal.

viernes, 8 de septiembre de 2017

La orquídea

Me despedí de vos en mayo. Quedamos en vernos en un bar de Corrientes y Acuña de Figueroa. Cada vez que vuelvo a Buenos Aires el alma se me disocia, porque una parte de mí no se marchó nunca.

También me olvido de lo largas que son las cuadras, así que llegué quince minutos tarde. Qué raro caminar solo por esas calles sin Laura. Además, vos me dijiste que el bar se llamaba "La florcita". Qué salame.... se llama "La orquídea" y lo conoce todo el mundo. Un bar que jugó un papel importante en los años gloriosos del tango. Los espíritus de los dioses se sientan a la mesa y los mozos los conocieron a todos. Yo quería machacarlos a preguntas, pero no. Iba a verte a vos.

Mayo gélido, desde Corrientes al 5500 era una tirada. Toda esa parte hasta la calle Pugliese es medio fulera. Caminé a toda hostia, después de todo iba a encontrarme con mi primo hermano, una presencia que había jugado en el puesto de hermano mayor y a quien no veía desde diciembre de 1977.

Entré por fin en el bar y ya me puso en guardia tu frialdad. Qué extraña la memoria de un niño. Yo te recordaba totalmente distinto.

No te reconocí. El tiempo no te había tratado nada bien y tu comportamiento durante el encuentro puso de manifiesto que algo debías tomar, porque estabas totalmente paranoico. Insististe en cambiarte tres veces de mesa. "No quiero que el tipo este esté detrás mío". Cuántos manicomios hacen falta en Buenos Aires.

Traías una carpeta azul y sacaste unas fotos mías de cuando era un pibe chiquito. Se suponía que ibas a darme en el centro del corazón. Pues no. Tus movimientos eran torpes, sin un ápice de cariño.

Te estuve escuchando durante 2 o 3 horas. Nada que destacar. Me llamó la atención que pudieras ganarte la vida como periodista con un ideario y una manera de argumentar tan pobre. Aunque pensándolo bien, hoy cualquiera hace cualquier cosa. Otro signo inequívoco del final de los tiempos.

Te hablé de tu conflicto con Cata y Ernesto. Te dije que me parecías un boludo de marca mayor por no hablarles en los últimos ocho años. La familia está formada por cuatro gatos. La mayor parte murió gaseada. Hay que ser un enfermo para hacer esas cosas con más de cincuenta pirulos.

No te gustó ni mierda lo que te dije mirándote a los ojos. No sabés... lo que más me jode de vos es lo que pueda haber en mí de tu manera de ser. Intransigente, dueño de la verdad absoluta ("es MI verdad" decís vos, frío como un témpano). Tuve un shock anafiláctico al verte. No se puede ser así.

Vi en tus ojos las ganas de pegarme un puñetazo mientras te hablaba. Habría dado cualquier cosa porque te decidieras y lo hicieras. Tenía un deseo loco de ajustarte todas las cuentas pendientes. Cagarte a palos y después llevarte a una milonga, emborracharnos y volver a la Agronomía.

Pero no lo hiciste. Yo ya no era el pibe inerme de los setenta. Y tus siete años de diferencia ahora no significaban nada. No te moviste. Solo seguiste vertiendo basura sobre la mesa, elevaste el tono de la voz pero yo te miré tipo "seguí por ahí y te vas a comer dos hostias". Te calmaste entonces.

Pedimos comida. Ni la tocaste. Yo no sabía qué decir.

Salimos. Nevaba en Buenos Aires. Sí. Cada vez que sé de vos nieva en Buenos Aites. Hijo de una gran puta, cómo pude quererte tanto.

Yo iba a agarrar el bondi para volver a lo de Raúl. Me dijiste no sé qué de que ibas a juntar guita para ir a visitar a Alejandro, el hermanastro de tu viejo. Y a mí qué me ne frega. En cuarenta años no fuiste capaz de venir una sola vez a visitarnos a Madrid.

Seguiste hablando solo y en un momento dijiste: "Bueno, chau..." y te alejaste sin un abrazo (que iba a ser el último). Nada. Pedazo de animal.

Lo último que vi fue tu cabeza y tu alma. Totalmente peladas. Yermas.
















De buena mañana

Ajos picaditos para las meigas, cebolla, calabacín, tomate, una punta de cúrcuma, jengibre y pimienta para empezar un día lleno de tareas. Para almorzar, salmón con limón y matizado con eneldo.... mmmmmm... no puedo esperar. Tengo un vino que me trajo Mauricio de Italia. Lo voy a abrir hoy mismo. Y por la noche, farra con los amigos, que cayó Juan desde Miami y hay joda en lo de Alejandro y Aitana. Indio loco, cada vez que viene la lía.

Tristes, abstenerse.


martes, 5 de septiembre de 2017

Mareas

No existe la muerte. Existe el recuerdo de lo que se vivió con intensidad.

Así que pasen cinco, siete años, una sacada, un gancho tuyo concentrando todas las miradas se convertirán en verso, un cuento mío. Un tango que canté camino de playas inalcanzables, una soleá que toqué en noviembre para vos florecerán en líneas, imágenes, construcciones sólidas de tu mano.

Y quieran todos los dioses, algo de este amor, tan loco, tan extremo, tan sin medida, ponga algún día piedras de futura mirada. Que tengas hijos lejos de mí y que tal vez, solo tal vez, se me parezca alguno.

Cuando por fin el tiempo amarillee mi fotografía en blanco y negro con ojos azules, porque me iré mucho antes en busca de suaves médanos, quedarán las lluvias, las risas, las tazas humeantes. El arte antiguo de amar.

Todas las lunas de todos los cielos.

Cuentos de la taberna del ciervo blanco

Bien. Como decíamos ayer... Cuentos de la taberna del ciervo blanco es una breve compilación de cuentos de Arthur C. Clarke. Es un libro delicioso al que regreso de cuando en cuando. Tanto regreso que está prácticamente deshecho.

Clarke era uno de mis héroes de juventud, junto a Bradbury y Asimov. Viviendo aún en Buenos Aires, ya se sabe, los argentinos estamos en el sur del sur y por efecto de la gravedad la sangre se nos agolpa en la cabeza, recuerdo haber soñado con el destino que Clarke eligió para instalarse y escribir: el paraíso de Sri Lanka, antiguo territorio de Ceylán, sus playas con aguas cristalinas.

Siendo un pibe de barrio, recuerdo haberme oído decir "algún día escribiré mirando al mar. En una playa como la que habita Clarke".

En el nombre está todo. Las semillas de lo que puede ser. Cuentos de la taberna del ciervo blanco (el título original no incluye la palabra "taberna") es un título redondo. De tabaco -cierro los ojos y alcanzo a sentir el aroma de Borkum Riff, el tabaco para pipa que me enviaba a comprar mi padre-, interminables pintas de cerveza e historias fascinantes. Marineros de hierro que han sobrevivido a mil tormentas. Que siempre se ponen de pie.

Los seres humanos somos contadores de historias por definición. Nos hemos convertido en animales pensantes escuchando relatos junto al fuego.

Es preciso poner en forma la capacidad de asombro: el mundo está lleno de maravillas.

lunes, 4 de septiembre de 2017

Veganos del corazón

Veganos del alma. No hablan, no dicen. Se encierran en sí mismos. Nunca sacrificarán nada: ¡ellos primero! Sus necesidades por encima de todo. Caiga quien caiga.

Jamás renunciarán a nada. Lo mío, lo mío y lo mío. Yo hago así las cosas. Desde que el mundo es mundo. Si te gusta, bien y si no... ¡puerta!

Veganos del espíritu: por ahí no. ¿Darle de beber al dolor? No. Nuestra religión no lo permite.

Suelen entregar el corazón a un animal menor, a un ser que puedan dominar. Eso no compromete. Lo otro sí. El animal es un esclavo, jamás podrá decirte lo que realmente piensa de ti. Gracias a Dios que no habla, porque si te dijera cómo te ve te ibas a recontracagar. Destinado a vivir en libertad, es domesticado para que dependa de su dueño hasta en lo más básico.

En el mundo real no duraría ni un segundo.

Como esas viejas rodeadas de perritos mutantes a los que torturan. Sus hijos hace décadas que no quieren saber nada de ellas. A los ridículos cuadrúpedos todavía pueden aplastarlos con sus códigos y sus memeces. Atados con una correa, que no se escapen. Que no salgan de casa.

A imagen y semejanza de sus animales domésticos, ellos tampoco sobreviven en el mundo exterior. Hay que trabajar, comprometerse, dejarse los cojones, levantarse al alba, no dormir si es preciso. ¿Currar? ¿Eso qué es? ¿Arriesgarse a perder? ¿Para qué?

Viven la vida contemplativa. No se sabe qué coño contemplan. Pero ahí están.

Veganos del corazón. Gente light. Tabaco suave. Bebidas sin alcohol. Pagados de sí mismos. Se creen dioses dignos de admiración. ¡De admiración, nada menos! Como si fueran Mozart, Gardel o Nadal.

Que no te roce nada, que nada te hiera. Como si eso fuera posible.

Gente egoísta y hedonista. Que nunca hará nada por nadie. Ni queriendo. Porque no tienen la menor idea de lo que significa hacer algo por otros. En caso de que se relajen y hagan algo por ti, es peor: te pasarán la factura a los diez minutos. Sale más a cuenta hacerlo uno mismo.

Gente que se la pasa viajando, huyendo de sí misma. Sin caer en la cuenta de que son ellos mismos quienes los reciben en los sórdidos aeropuertos.

Que salen de espaldas en las fotos. Que no soportan verse tal como son. Así. De frente. Como la vida, como la muerte. Que viven escondidos, sigilosos, con pasos de felino.

Ceros a la izquierda. Rodeados de otros muchos ceros. Gente aún menos comprometida que ellos, que solo les dicen lo que quieren oír. Nada que llegue a la raíz, nada que tenga un átomo de veracidad. Que duela.

Mutilados del sentimiento. Condenados a la soledad más absoluta. Locos de atar. Con la peor clase de locura. Aquella que no pone nada en marcha. Locura de dejarse morir viendo series de televisión. Hartazgo de vivir antes de empezar a vivir.

Sus gélidos y permanentes silencios provocan la ilusión de algo profundo. Y una mierda. Detrás del mutismo no hay nada. Cuando por fin abren la boca se echa de menos su silencio.

Esfinges sin misterio.

Pasión de milonga


Estudios médicos

Me acaban de enviar estas estadísticas desde La Habana. Después de una temporada entre muertitos vivientes sientan bien. Aprovecho la ocasión para mandar un abrazo fraterno a Leyva, Taby, Jerónimo y todos los capos de la Escuela de Cine de San Antonio. ¡Qué ganas de abrazarlos, hermanazos!

NOTA MÉDICA

En Japón, donde se consumen muy pocas grasas, el índice de ataques al corazón es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.

Por otro lado, en Francia, donde se consumen bastantes grasas, también el índice de ataques al corazón es menor al de Inglaterra y Estados Unidos.

En la India, donde apenas se bebe vino tinto, el índice de ataques al corazón es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.

En España, donde se bebe muchísimo vino tinto y se come demasiado chorizo, el índice de ataques al corazón es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.

En Argelia, donde de apenas se hace el amor, el índice de ataques al corazón es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.

En Brasil, donde se hace mucho el amor, el índice de ataques al corazón es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.

CONCLUSIÓN:

¡¡¡Beba, coma, joda y "tire", que parece que lo que mata, es hablar inglés!!!

El mensaje de Ash



Todo cuanto debes saber sobre el futuro está en las palabras de Ash. El resto de las consideraciones quedan anuladas.

domingo, 3 de septiembre de 2017

Zamba por vos

De todos los barrios de la ciudad, de todas las milongas del mundo, de todas las noches de verano a punto de morir y todas las horas del día tenías que ocupar el mismo espacio.

Hay que sentir el cuchillo, el filo, la hoja de ala dulce y homicida. La herida que aún late. Respirar hondo, reorientar las velas y partir.

Sí. También esto es tango.

sábado, 2 de septiembre de 2017

Bacalao a la portuguesa

De todas las mujeres con las que he compartido vida, ninguna como Laura Espejo. Tiene un talento natural que resulta muy difícil de describir con fórmulas conocidas. Laura es única.

Su talento para la cocina, qué decir... cualquier cosa que hiciera era de 9,75 para arriba. Recuerdo comidas con amigos en que entraba como en trance media hora antes de la llegada de los comensales -todos muy exigentes- y esas viandas quedaban tres estrellas. O más. Siempre.

La textura de ese brócoli, el punto de esa cebolla caramelizada, esas ensaladas de escarola con naranja y salsa de ajo. Para qué continuar.

Por simple ósmosis, en los siete años largos que compartimos mis habilidades culinarias experimentaron un considerable avance.

Este bacalao a la portuguesa que he preparado para Pablo y para mí en esta maravillosa tarde de final de verano, va por ti Laurinha. Recuerda aquellas doradas que preparé para tus abuelos (con tu permiso, los siento míos, qué gente adorable, los llevo a los dos en el corazón donde quiera que vaya). La abuela llegó a nuestro piso en García de Paredes y ya desde el pasillo advirtió "Ojo con esa cebolla". Ja, ja... tenía razón.

Pero Laura... ah... qué platos, qué mano tenía.... meu Deus do céu!

É para ti! Hay gente que ha escrito libros, tiene montañas de dinero o seis coches aparcados en el garaje pero no sabe hervir agua. ¿Para qué sirve?


viernes, 1 de septiembre de 2017

Los amantes de la luna llena

Según refieren algunas sagas nórdicas hay amantes que solo florecen en luna llena. Se trata de antiguas almas de guerreros que encuentran cuerpos en los que encarnar. Prefieren los ojos de agua. Guerreros que murieron en combate, amazonas de aliento gatuno y sibilino, valientes hasta la saciedad pero que quedaron vagando a las puertas del Valhalla, en tierra de nadie.

Florecen mientras la regordeta bola de queso alcanza su cénit. Cuando la luna comienza a perder su luz argéntea, las almas tornan a su vieja querencia. Espadas, puñales, alabardas, ballestas, dardos de un veneno poderosísimo. Y se convierten en jaguares hambrientos, sedientos de sangre.

Durante el intervalo de plenilunio, los amantes de la luna llena alcanzan a fundir sus almas. Con una intensidad equivalente al dolor que supone romper la mágica aleación cuando Selene inicia el camino hacia la oscuridad. Al intolerable suplicio que implica escuchar a Arjona atado al Palo Mayor. Porque Arjona es error del sistema, mucho antes de que existiera El Sistema. Pantallazo azul. En sus textos y en sus gestos siempre, siempre faltan jugadores. Es de destacar que Arjona salta al campo con cuatro, dos y, a veces, con un solo jugador. Es un entusiasta.

En la breve ventana de luz mortecina los amantes dejan de oír el ruido del mundo y perciben música, huelen néctares, el rumor de los años, regresan duermevelas olvidadas, instantes que ambos llevarán impresos en lo más profundo por toda la Eternidad.

Repiten entonces el viejo rito. Dos mitades de una misma alma que por fin se han encontrado. Desde mucho antes de que Platón soñara El Banquete. Sí. Así es. También yo te buscaba en medio de esta niebla. Yo, con esta persona que soy, tan imposible. Tan apegado a mis genes siberianos, de mis mayores que cazaban tigres a puñetazos o solo con la mirada. Vos, que a duras penas te aguantás a vos misma. Mezquina con los afectos hasta decir basta. No me presentes a nadie que realmente te importe. Me la pela.

Y traman mil planes, a cuál más delirante. Iremos hasta el fin del mundo. Nos amaremos en las playas más bellas. Bailaremos en lo alto del Himalaya. Rescataremos a la tripulación de Shackelton. Penetraremos en el Maelstrom y sobreviviremos para contarlo.

¡Cruzaremos el Estrecho de Drake en ceñida! ¡¡Cantaremos a voz en grito cabalgando los Cuarenta Rugientes!!

Los recuerdos de vidas paralelas en universos alejados por océanos de tiempo se agolpan. Globos rojos, amantes locos, barricas del mejor ron, desayunos de quince horas, insomnio d’amore, éxtasis como olas del mar, que no remiten nunca porque siempre hay otra presta a escalar las frías arenas. A ver dónde encontrás a otro que te haga vibrar en esa frecuencia prohibida, que te cuente al oído relatos salvajes en los pasillos de las milongas y vos te conviertas en agua bajo mis manos. Sí. Ya sé. Tuviste mucha suerte con tus amantes anteriores. Siempre la palabra equivocada en el momento menos indicado. Hay que tener talento para cagarla siempre. No cualquiera. ¿Tus otros amantes...? ¿Antes de mí? Andá a cantarle a Gardel. Ya vi la foto del pisapuré. Todavía me estoy riendo.

Herbies. Cómo es posible, si somos de dos generaciones tan distintas... se dicen.

El mundo detiene su órbita. No hay relojes con vida. El capitán Ahab lanza su arpón y golpea en colchón adiposo. La ballena blanca, con la testosterona al revés, deja de vociferar y se hunde para no regresar. Jamás. ¿De dónde sacaste a ese tipo? Patético "homosexual alfa".

Y el capitán se encomendó a todos los Demonios del Averno:

"Ballena blanca, oh Ballena blanca, con el cerebro repleto de grasa,
vete a hablarle en ese tono a tu recontraputísima madre.
Piérdete. Multiplícate por cero. Payaso sin un ápice de gracia.
Ruega a Dios que no te encuentre en la calle, Enculada Ballena Ecuatorial".

¿En qué estábamos...? Ah, sí. El cuento este estilo Juego de Imbéciles para Grandes Intelectos de Ayer y Hoy. Solo faltan dragones. Bueno, acabo de poner una ballena. En fin.

¿Y no hay Enano? Sí. En la tercera temporada. Tiene un pollón enorme y empala a la Ballena. Es un momento cumbre del relato. ¿Pero no era que la Ballena murió de un arponazo? Claro, pero tenía una hermana siamesa, Agustina, con la que engendró otra ballena con la quinta parte de cociente intelectual que la anterior, es decir, cero. Ah. Ahora todo encaja a la perfección. La Ballena Macrocéfala Subnormal, que aposentará sus reales en Ballenato del Rey. Tiene una legión de seguidores en Facebook. ¡Qué edificio fascinante! ¡Qué reloj de precisión! Deus ex Machina.

Cuarenta y dos, sesenta y cinco horas batiendo las mandíbulas en cháchara ininteligible. Haciendo el amor como si el tango aún estuviera por inventarse. Como si la milonga fuera un templo de la amistad y la lealtad.

Pero sabido es que los dioses no soportan que nadie les haga sombra. Mucho menos si se trata de simples mortales.

Cuando la luna se escapa, las almas de los guerreros perdidos regresan al majestuoso salón antesala del Valhalla. Y ya no vuelven a encontrarse, salvo durante doce días al año. Y vaya usted a saber de qué año.

Los colores de sus ojos ya no pertenecen a este mundo, porque la luz que brilla con el doble de intensidad siempre dura la mitad de tiempo. Ese turbio pasado irreal que de algún modo es cierto.

Queda el eco, las huellas abiertas en el mar para futuros amantes. El entrechocar de los aceros.

Y el viento. El viento en las velas.

[x M.K.K.]

Tarde


Solamente ella

Un tangazo. Único. Con letra de Homero Manzi y música de Lucio Demare. Canta el Polaco Goyeneche, el último grande del tango. A los que esta música del Plata nos les guste o no les interese en lo más mínimo, tranquilidad.

El tango no tiene prisa. El tango los espera.