domingo, 29 de abril de 2018

David Mamet

Muchos de quienes sueñan con una carrera artística, quizá casi todos, se retirarán no por los muy previsibles y muy encomiados inconvenientes -la crítica, la inseguridad en el empleo, los rigores del oficio, la volubilidad del público, la posible falta de talento-, sino porque no están capacitados para una vida de autodirección. La pregunta terrorífica, para ellos, no es “¿Cómo puedo servir a mi oficio?”, ni siquiera “¿Cómo me voy a ganar la vida”, sino “¿Qué se supone que voy a hacer hoy?”.

Linda, Linda Fiorentino

Paul Newman y Linda Fiorentino. Él es un ladrón de bancos añoso -pero es Paul- que se hace pasar por víctima de una embolia para escapar de la cárcel y ella es enfermera.

Ella lo peina, lo lava, le da conversación... y es un poco bicho. No, en realidad es un prodigio de sensualidad.

Linda está con la mosca detrás de la oreja: no se cree la embolia de Paul. Se sienta encima suyo y mueve las caderas cadenciosamente, le acaricia los labios, le habla con dulzura. Lo que sea con tal de despertarlo.

Pero Paul es un profesional y en prisión ha hecho los deberes. Un buen día, Linda y su novio sacan a Paul de paseo. El joven galán siente celos ante la obsesión de la enfermera y termina por decirle:

"Pero es que no se puede ni tener una embolia sin que alguna tía se lo tome a pecho..."

La escena del baile entre Paul (él conserva esa mirada que causó estragos) y Linda en un bar de carretera, impagable.

Tengo que trabajar y ponen una con Linda Fiorentino. Así no se puede.

sábado, 28 de abril de 2018

Lledó

Emilio Lledó pertenece a una generación en la que la Universidad gozaba de prestigio. Allí se cocían las grandes cosas. Lledó, Carlos París, Aranguren, Julián Marías, García Calvo... Gente que enlazaba directamente con Unamuno y las glorias patrias del 98.

Otros tiempos. Hoy tenemos el caso Cifuentes. En general todo es un poco así: Hesíodo tenía toda la razón. A la edad de oro sigue una de plata, luego de bronce y finalmente, de caca.

Ya nadie lee, no hay debate, no hay nada. Hay Facebook e Instagram.

Gaudeamus igitur!

viernes, 27 de abril de 2018

Tango

Nací cuando ella me besó, morí el día que me abandonó.

Y viví el tiempo que me amó.

martes, 24 de abril de 2018

Dios afirma que Bach existe



Erbarme dich, mein Gott...

lunes, 23 de abril de 2018

Cantando al sol

María quería saber, aunque doliera. Oficialmente no le dijeron nada. Su hermano había sido destinado a Malvinas.

Llamó a todos los compañeros de la clase 62 y trató de localizar a alguien que supiera qué había sido de él.

"No tengo un cinco, hermana querida. No sé si vamos a volver...", decía en una carta que guardaba como un tesoro. La letra irregular, con borrones. No le gustaba el colegio: prefería montar a caballo y nadar en el mar. Y siempre estaba sonriendo. Carajo, cómo te extraño, corriendo por los médanos, remontando un barrilete rojo.

A finales de 1985 alguien le escribió. Anónimo. Habían pasado tres años largos del final de la guerra.

"Tu hermano ardió junto a otros dos compañeros en una caseta que recibió el impacto de un proyectil disparado desde el mar. Lo enterramos en un lugar que se llama Playa Bonita, un lugar hermoso. No sé si eso te sirve de algo".

El mar. La playa. Algo de todo lo que te quitaron.

María lloró sonriendo.

domingo, 15 de abril de 2018

María Celeste

Galileo Galilei, además de ser un científico extraordinario, tuvo la fortuna de mantener una relación maravillosa con una de sus hijas, conocida con el nombre de María Celeste.

Resulta admirable comprobar el grado de afecto que se profesaban mutuamente. María vivió recluida en un convento de clausura pero nunca dejó de preocuparse por su padre. Una relación exquisita. Modos y usos fenecidos, sustituidos por el vacío.
La modernidad ha dinamitado cualquier vestigio de respeto, mérito o ideales. De vivir hoy, alguien como Garcilaso de la Vega saltaría desde la fortaleza motu proprio. 
El egoísmo más estéril se ha instalado en los corazones. "Mi proyecto", "mis urgencias", "mis problemas".
A partir de una cierta edad, los síntomas se repiten: la gente empieza a tener dificultades para conciliar el sueño, se encuentra sola (aunque esté en pareja o precisamente por ello), tiene delirios con aventuras imposibles y se vuelve una carga para todo el mundo. Importuna a los amigos hablando de sí misma hasta la saciedad. Cuando el signo distintivo de la época es uno y el mismo: a nadie le ha sucedido nada digno de ser contado.
Por eso reconforta conocer relaciones de genuino afecto, donde ambas partes se interesan igualitariamente por la suerte del otro. Existen. Las hay.
Tal vez nos haga falta un telescopio con lentes pulidas por el mismísimo Galileo, martillo de imbéciles.

* Dava Sobel escribió un interesante libro sobre María Celeste titulado precisamente "La hija de Galileo".

Necrológica colectiva

Se nos van los amigos.

Su obra de escritor quedó olvidada y perdida en las mesas de los cafés, en las tertulias literarias, en los sueños de gloria y en gozar con lo que publicábamos sus amigos.

Llegó a ser multado, caso insólito, por un libro inédito de poemas, que la policía secuestró en su casa y que nunca llegó a recuperar.

Valle, Julián Marcos, Manuel Picón, Pepe Medrano. Todos ellos.

Existe una España luminosa.

Ciorán

Aquel que teme al ridículo no irá nunca muy lejos ni para bien ni para mal, permanecerá más acá de sus talentos y, aunque tenga genio, estará condenado a la mediocridad.

No merece la pena matarse: siempre lo hace uno demasiado tarde.

miércoles, 11 de abril de 2018

Siesta

En la litera de arriba descansa mi hermano. Contemplo cómo cuelga su mano. La tarde es muy espesa, húmeda. Respira pesadamente sobre el viscoso aire del Plata.

Iremos juntos al otro lado del mar. Seremos soldados de fortuna en Sicilia, besaremos las arenas rosadas de Creta. Los dos. Compartiremos amores y trenes de carga.

Doy vueltas en mi cama. No puedo dormir la siesta, nunca he podido. Algo se agita en mí más allá de las palabras, porque las palabras tienen peso propio, color, claridad.

Mi hermano retira la mano, intenta acomodarse. Hace calor.

Aún no sabe que su extraña vida llegará a su fin antes de que cumpla los treinta.

sábado, 7 de abril de 2018

Franz

Fue en Praga, una tarde gris de cuya luz ya tenía el recuerdo. Un mundo estaba a punto de desaparecer. Maestro de sí mismo, se sentó a descansar.

El Mesías llegará cuando ya no lo necesitemos.

Fue el día de la muerte de Cortázar.