sábado, 21 de septiembre de 2019

Noches y días

Llega Pablo. Entusiasmado con su nueva vida universitaria. Está haciendo un doble grado en la Autónoma, la misma universidad a la que fue su padre. Además, está acabando el grado profesional de piano, o sea que está haciendo tres carreras a la vez. Ole y reole mi niño. Viene lleno de vida, de entusiasmo por las cosas, ávido de experiencia y conocimiento. Este finde vamos a analizar el Fedón y la Metafísica de Aristóteles, para ir abriendo boca. Por la tarde los dos tenemos ensayo, así que vamos a estar entretenidos. Este pibe es una maravilla. Me doy un abrazo a mí mismo. Enhorabuena a su madre también: hemos hecho un gran trabajo de equipo.

La felicidad que generamos en los demás es igual al coseno del sentido de la vida por la raíz cuadrada de la música de las esferas. Calcularlo y demostrarlo. Me he escrito cuatro páginas cuasi publicables. Dos horas y media de ensayo. Una jornada estupenda. Calificación: suficiente alto. Ahora... el músculo duerme, la ambición descansa. Mañana será otro día. Buona notte a tutti.

martes, 17 de septiembre de 2019

El nazismo y la Argentina

Estoy escribiendo una novela. Es decir, me estoy volviendo loco. En buena hora decidí meterme en este lío... Por cuestiones del argumento, estoy investigando diversos temas al mismo tiempo.

Al grano. La Argentina. La cuestión argentina. Estoy descubriendo que el nazismo tuvo un impacto enorme en el país. Se pensó en una especie de Cuarto Reich. Perón -que admiraba abiertamente el fascismo italiano y "paseó" por allí en los años treinta- abrió el país a la emigración nazi. La famosa "ruta de las ratas", tolerada y fomentada por El Vaticano. El affaire del Proyecto Huemul, las fábricas de aviones a reacción en Córdoba, etc. Todo eso es historia.

Creo que el nazismo no desapareció con las juntas militares. Pervive en las formas, en la absoluta falta de tolerancia al que piensa distinto. Hoy. Casi en 2020. Se utiliza un lenguaje deletéreo, "hay que eliminar", "hay que acabar con ellos", "la tienen adentro"… Se "dialoga" por llamarlo de alguna forma a los gritos. Incluso hay gente que usa formas propias de los predicadores televisivos. Y ver un programa de televisión (por You Tube, no veo TV) de un lado u otro resulta estomagante. El número de insultos supera al de ideas.

No somos otra cosa que lenguaje (barro pa casa, jaja). La forma en que hablamos y razonamos marca los límites de nuestro pensamiento y las posibilidades de modificación de la realidad.

Pegando gritos y ninguneando a los demás no se va a ninguna parte. Es preciso erradicar el nazismo cotidiano.

Quizá la inspiración se sitúe antes de 1930. Quitando brevísimos periodos de democracia y personajes como Arturo Illia que parecen islas, todo son iluminados y salvadores de la patria. Gente con las ideas aparentemente claras. Y los resultados que todos conocemos, es decir, una putísi.... quiero decir, un desastre de proporciones bíblicas.

sábado, 14 de septiembre de 2019

Series de televisión

Interesante comentario de Carlos Boyero en El País de hoy. Habla de las series de televisión. Más bien habla de que está hasta los cojones de las series y de su pretendida genialidad. Este tema me ha hecho mantener algunas discusiones con amigos. Quitando cosas muy escogidas como Breaking Bad o la reciente miniserie Chernóbil, opino casi lo mismo que Boyero. El formato se me hace insufrible y los malabarismos de los guionistas para mantener funcionando el Deus Ex Machina me resultan tan artificiales que terminan desembocando en la pregunta esencial que se hace el ser humano contemporáneo, que no es otra que "¿Cómo como?". Duda existencial un tanto animal.

Homeland, por ejemplo, que arrancó de manera estupenda, se convirtió en un tostón. Sobre Juego de tronos... me reservo mi opinión. Digamos que me pilló unas cuantas décadas tarde. Dragoncitos... un cuarto de página de La Odisea y ya te vale. Sobre todo cuando Odiseo es secuestrado por Calíope en la isla del sexo desatado. Odiseo es el único varón y no le dejan escapar. Me pregunto por qué no me ha pasado a mí una cosa así. Me adaptaría en tiempo récord. Bueno... aún estoy a tiempo. Doy muy bien de Odiseo siberiano. Acaso el tango... No se meta usted en ciertos jardines, Mr. Rasskin. Por su bien se lo digo.

Se oye decir "el talento narrativo está ahora en las series de TV". Pero ¿qué talento? ¿Dónde...? Un buen libro y para de contar. Una película de Kubrick, de Billy Wilder. Cosas bien escritas con un cerebro potente detrás. Pero leer requiere esfuerzo y ahí con la Iglesia hemos topado, Sancho. El esfuerzo como que no es muy de esta época. La constancia, menos. La gente prefiere pildoritas, amiguitos, conversacioncitas. Emoticonos neuronales. Concentración y esfuerzo a fuego bajito.

Recuerdo haber leído que hacia el último tercio del XIX, la gente se enfrentaba apasionadamente en los cafés centroeuropeos defendiendo a Wagner o a Brahms. Y llegaban a las manos o los bastonazos.

Back to the future...
Maluma o Melendi? Decidíos, voto a Bríos. Os enviaré a mis padrinos. Al amanecer en el lago de la Casa de Campo (metro El Lago), donde la tribu de las Chochonis. Sentimiento, flor de Casa Campo. Alaska, personaje genial e irrepetible. Desde que el PP se instaló en el Ayuntamiento como si fuera su finca particular... miento. Relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor. Quien no se consuela es porque no quiere. Volvamos al duelo (Kubrick forever). Dónde estábamos... ah sí...  Habéis puesto en duda el honor y la integridad de Maluma... ¡Poneos en paz con Dios, brigante, bellaco! ¡Probaréis mi acero!

viernes, 13 de septiembre de 2019

Café Berlín

Un momento del concierto del miércoles en el Café Berlín. Una sala llena de duende. Una noche estupenda, con amigos maravillosos dentro y fuera del escenario. Sin final. Mi guitarra me acompañó de regreso a casa.

Septiembre es un mes de estación de tren. Manuel se marchó un 16. Pronto cumpliré el número de su último aniversario. Sé que cuando canto tangos él monta en bicicleta, cierra los ojos y pedalea. Y las calles son solo nubes.

Juan y yo fuimos ayer a El Escorial a visitar a Angelina, a la que ambos amamos con intensidad. Nos despedimos con el abrazo de siempre. Descubro que mi vida está hecha de aeropuertos.

lunes, 9 de septiembre de 2019

Nadal

Siempre Nadal. Alguien que encarna los mejores valores del ser humano. La valentía, la entrega, la caballerosidad, la humildad, la templanza. La infinita capacidad de aprender de los errores cometidos, de ser siempre mejor, sin gritos, sin escenas infantiles. ¿Pensáis que estoy acabado? ¿Me ponéis delante a otro mucho más joven que se levanta de la lona una y otra vez con bríos renovados? No me déis por muerto tan pronto... hasta el último instante estaré vivo, daré pelea y si me dais la más mínima oportunidad, probaréis mi acero, Vive Dios. Las veces que haga falta, mil, un millón si es preciso.

En último término, la vida consiste en empeñarse en estar vivo. Picasso no permitía que le hablaran de los amigos muertos. "No quiero que la muerte entre en mi estudio". El mal de nuestro tiempo es la debilidad de carácter. Autistas del cariño. Niñatos. Gente que lo tiene todo y se ahoga en un dedal de agua. Se empeñan una y otra vez en perseverar en la tristeza, en fortalecerla día a día. Si ven a otro ser humano con ilusiones, con fuerza, ahí acuden raudos con su luz negra a tratar de anularlo. Se activan cuando alguien coge las riendas de su vida. La languidez y la inconstancia entonces desaparecen como por arte de magia: se trata de extender la marea negra de su incapacidad para lidiar con las luces y las sombras de la vida al resto los seres vivos. Qué decir de esa gente. Hay que evitarlos a toda costa. Sombras. Icebergs.

Con la mitad del esfuerzo que hacen para convencerse de que todo es imposible podrían modificar el curso de sus propias vidas. La alegría de vivir también se entrena en el gimnasio. Los trabajos y los días Gym. Propietario: Rafa Nadal. Localización: Manacor.

Nadal es un gigante, en toda la extensión de la palabra. No es la perfección formal del juego, como ocurre con Roger Federer, que apenas se despeina al ejecutar un golpe ganador imposible. No, Rafa Nadal es puro corazón, fuerza de voluntad y capacidad de empezar de cero una y otra vez. Federer es alguien nacido para el tenis. Nadal es puro sacrificio, un proletario del tenis. Los nadales que sostienen el equilibrio del mundo, la gente que se levanta todos los días a las 5 de la mañana y puebla los trenes de acceso a la ciudad, las enfermeras que curan aún sabiendo que no hay nada que hacer, los cooperantes que salvan gente en los diversos infiernos de la Tierra. Esa gente no es de este mundo. Son imprescindibles.

Le he visto levantar 5-0 o 5-1 tantas veces... pero lo de esta noche, su 19º Grand Slam, a un paso del récord de Federer, con un cuerpo violentado una y mil veces por las lesiones, cuyas articulaciones han sido sometidas a un desgaste inimaginable, teniendo enfrente una estrella ascendente que parece inmune a los upper cuts en plena barbilla, no hay palabras...

De esta época quedarán muy pocas cosas. En un sitio de honor, Rafael Nadal. Podremos decir "yo fui contemporáneo de Rafa", "yo le vi levantarse una y otra vez, más allá de lo humanamente posible".

Muchos, muchos años, Campeón. Vamos, Rafaaaaaaaaaaaaa....!!!!!!!!!!

Dedicado de todo corazón a mi primo Gabi de Salta la Linda, que compartió la emoción del triunfo del manacorí desde el otro lado del mar. Como Gabi pertenece a una familia de locos legendarios, se acaba de lesionar jugando al fútbol y tiene que pasar por quirófano en breve. Desde aquí te mandamos toda la fuerza del mundo y los deseos de verte en breve metiendo goles de chanfle por toda la escuadra.

¡¡¡¡Vamos, Gabi carajooooooooo!!!!!

sábado, 7 de septiembre de 2019

El reloj de mi abuelo

Junto a mi guitarra, el reloj de mi abuelo es mi posesión más preciada. No es un reloj cualquiera: el viejo Minerva marca las horas a su aire. A veces minutos de más, a veces se queda corto. Con los años, caí en la cuenta de que era el resto del mundo el que medía mal el tiempo.

Las horas que se hacen largas son aquellas en que uno se encuentra perdido o rodeado de gente tan enferma de sí misma que resulta muchísimo mejor estar solo. Una cuestión de higiene mental. Aparta de mí ese cáliz.

En cambio, las horas compartidas con gente de mano tendida y corazón caliente, ahhhh... esas a veces pueden llegar a durar hasta 20 minutos o menos.

El reloj que me dejó mi abuelo sabe cómo marcar las horas. Si observo que el minutero renquea y aquello no avanza... soldado que huye, ¡sirve pa otra guerra, canejo! Che, aguantame un cachito que salgo a comprar cigarrillos y ahora vuelvo. Pero ¿no era que vos no fumabas? Sí y no. Si se trata de hacerse humo... Deme un paquete de Heisenberg's rubio, por favor.

Mi querido viejo conocía el viento, la tierra, el sonido del mar, el vodka, los amigos y las cosas más sencillas. Por eso me gusta dormirme al arrullo del tic tac de este reloj con el que hace décadas aprendí que existían las horas. Mucho más tarde descubriría la ausencia y que la gente más querida se queda a vivir en el recuerdo.

Más allá de mi guitarra y el reloj de mi abuelo no tengo nada más. Ni tengo, ni necesito.

martes, 3 de septiembre de 2019

Navego

Afirma Aristóteles que para vivir en soledad hay que ser un animal o un dios. Mmmmm... si me baso en los testimonios de mis amigas, impera cierta confusión sobre mi verdadera naturaleza. ¿La bestia que vino del hielo? ¿el mejor amigo de la milonguera? ¿un osito divino? Qué sabe nadie...

Tengo para mí que la clave está en el deseo. Dejar de desear equivale a dejar de vivir. Decir "ya está, ya hice todo cuanto vine a hacer a este mundo, me jubilaré en este trabajo, no voy a correr ni un solo riesgo, jamás veré un amanecer donde da la vuelta el aire. Me moriré sin saber de lo que era capaz". El engaño de la seguridad. Los años aportan cierto orden en la materia aparentemente ingobernable. No, no es del todo cierto. El fuego de la locura está ahí, acechando. Bendita locura.

La verdadera madurez implicaría la creciente espiritualización de los bienes deseados. Lo material corresponde a almas más pegadas a tierra. Esa es la versión oficial.

Bien es cierto que el asado se hace con las brasas. El fuego lo quema. Me desperté con hambre, un hambre de siglos. Cuando me ocurre -dime tú, Oh Diosa, Menin Zeá Akiles Oulomenen, cuándo no me ocurre- siento cómo me crecen los caninos, por eso es bueno que viva solo, encadenado. Bueno, no siempre... si amanezco junto a una mujer loba (lupus exceptionalis) o una rica heredera transilvana no se violentará, antes al contrario. Pero ¿qué estás diciendo, Martín? ¿No ves que estamos en horario infantil?

Ay, solita por la calle yo te vi... Qué desayuno me voy a pegar. Ole yo mismo. Hambre de vida.

La novela que estoy escribiendo -con qué intensidad la amo y cómo la odio- se ha convertido en mi amante más salvaje, más insaciable. Tierna e irascible a partes iguales. A veces siento que ella me escribe a mí. Se queda dulcemente dormida mientras leo en voz alta. Parece una niña. Y la parca.

Julio y agosto encerrado en una habitación. ¿Vacaciones? Bromea o qué... Tres de septiembre. Las mujeres reales se han desvanecido, han saltado al papel. Me gusta verlas deambular entre líneas, saltando de un capítulo a otro.

He abandonado la línea de costa, estoy en medio del océano. Ya no se alcanza a ver Lisboa. Tu rostro empieza a desdibujarse. Como la Sé, la Praça das Flores, la Rua das Pedras Negras, Saudade, tu boca. No hay nadie más en cubierta, estoy solo. Ni rastro del puerto de destino. Bailo todas las tardes con la muerte.

Me duelen los ojos de tanto otear el horizonte. Bitácoras.