martes, 31 de enero de 2012

Sangre azul

lunes, 30 de enero de 2012

La reforma laboral

Expresándose con exquisita soltura tanto en inglés como en finés, lengua de origen no indoeuropeo sino urálico, nuestro galaico presidente Mariano Rajoy comenta lo que va a pasar cuando concluya su reforma laboral en las próximas semanas. El talento de un jugador de ajedrez o de bolsa está muy relacionado con la capacidad de anticipación.

Ver vídeo

Después, remata la faena con unas risas. La risa siempre es sana. Ande yo caliente y ríase la gente!

Alea jacta est.

domingo, 29 de enero de 2012

Remedio para melancólicos

Haberlos, haylos

El periódico El País publica en su edición de hoy este artículo sobre algo que ha sucedido en Austria, corazón de la culta Europa.

Numerosos líderes ultraderechistas europeos se reunieron el viernes a bailar en uno de los lugares más emblemáticos de Viena, coincidiendo con el Día Internacional en Memoria del Holocausto.

Entre 3.000 y 6.000 manifestantes salieron a protestar contra esta celebración que se realiza en los salones del antiguo palacio imperial, Hofburg, en el centro de la capital austriaca. Con un cerco alrededor de la Plaza de los Héroes, de acceso al lugar del baile, la policía intentó impedir que se produjeran confrontaciones.

Muchos miembros se caracterizan por sus cicatrices en el rostro rajado en la práctica de la esgrima.

En un primer balance, la agencia de noticias austriaca APA informó de que 21 personas fueron detenidas, y hubo una media docena de heridos leves entre manifestantes, invitados al baile y agentes de policía.

Marine Le Pen, candidata de Frente Nacional francés, el parlamentario nacionalista sueco Kent Ekerot y el europarlamentario belga Pohilip Claeys, de la formación xenófoba VlaamsBelang, figuraban en la lista de 3.000 invitados de este baile de gala organizado por la asociación WKR que reúne a 21 cofradías ultranacionalistas austriacas.

En estos grupos se asocian universitarios y académicos de ideología de extrema derecha y de vínculos con neonazis. Muchos miembros se caracterizan por sus cicatrices en el rostro rajado en la práctica de la esgrima y por portar antiguos uniformes, con los que se les ha visto esta noche acudir al tradicional baile.

Otros van de esmoquin o frac, y las mujeres de vestido largo, siguiendo la tradición de los elegantes bailes vieneses que varios gremios celebran cada año en suntuosos palacios en vísperas de Carnaval. Esta tradición dominada por el compás del vals figura en el inventario nacional de bienes culturales de Austria. Pero debido a la convocatoria ultraderechista, la semana pasada, la Comisión Austríaca de la UNESCO retiró los bailes vieneses de la lista de patrimonio cultural inmaterial.

Las autoridades austriacas han anunciado que a partir de ahora no se permitirá más que las cofradías ultranacionalistas sigan celebrando su baile en el Palacio Imperial, como vienen haciéndolo desde hace años. Por su parte, Heinz Christian Strache, el sucesor del difunto Jörg Haider como líder del partido radical derechista austriaco FPÖ, declaró que él y sus seguidores seguirán realizando sus bailes en el futuro “ aunque a otros les guste o no”.

Según estudios empíricos, su partido está en crecimiento y podría desbancar a la Socialdemocracia y al conservador Partido Popular que actualmente conforman la coalición gubernamental austriaca.

Entre los manifestantes, el escritor e historiador Doron Rabinovici dijo que “se trata aquí de un encuentro de neonazis camuflado de baile. Los invitados son simpatizantes de los malhechores (del Tercer Reich)”. Angelika Gruber, presidenta de la Asociación de Estudiantes Universitarios de Viena, opinó que no ha sido casual sino un acto de cinismo que los ultraderechistas eligieran como día para su festejo el 27 de enero, fecha de conmemoración de las víctimas del Holocausto.

El grado de tensión se refleja en la disparidad de los datos sobre los participantes de la protesta. Según la policía, el número de manifestantes fue de 2.800, mientras que los organizadores de la manifestación hablan de 6.000 a 8.000 personas.

La manifestación fue convocada por movimientos antifascistas, por el Partido Verde y agrupaciones socialdemócratas, así como por numerosas ONGs y organizaciones católicas, judías y evangélicas. Entre los tradicionales bailes vieneses, organizados por diferentes gremios en suntuosos palacios, el más vistoso es el Baile de la Opera, al que suelen acudir destacados políticos nacionales e internacionales, así como famosos del mundo del espectáculo.

El baile de las cofradías ultranacionalistas se presenta como un espejo que desafía y se burla de esta tradición desde el extremo de la derecha.

viernes, 27 de enero de 2012

La fábrica de muerte

Gracias a Francesco, un amigo lector, he podido encontrar este poema que estremece. Ambos escuchamos un fragmento en el telediario de las 3. Yo lo transcribí de memoria y agregando cosas de mi cosecha -memoria mecánica, memoria creativa.

Supongo que Francesco dio conmigo buscando el poema que oímos fugazmente y encontró las líneas que yo alcancé a garabatear. Posteriormente, inició la búsqueda del original y lo localizó gracias a un amigo polaco (nacionalidad de la autora del poema). Si este tipo de colaboración desinteresada y apasionada se diera en todos los órdenes de la vida no habría más muerte y nadie estaría solo.

Se cumple otro aniversario de la liberación de Auschwitz, la fábrica de muerte industrial al que dediqué un escrito hace un par de años.

A kilómetros de distancia, Francesco sentió lo mismo. Hace unos minutos he recibido un mail suyo con el poema completo en versión de Abel Murcia. Magia de sentir en red. Gracias, caro amico!

Si acaso, de Wislawa Szymborska

Podía ocurrir.
Tenía que ocurrir.
Ocurrió antes. Después.
Más cerca. Más lejos.
Ocurrió; no a ti.

Te salvaste porque fuiste el primero.
Te salvaste porque fuiste el último.
Porque estabas solo. Porque la gente.
Porque a la izquierda. Porque a la derecha.
Porque llovía. Porque había sombra.
Porque hacía sol.

Por fortuna había allí un bosque.
Por fortuna no había árboles.
Por fortuna una vía, un gancho, una viga, un freno,
un marco, una curva, un milímetro, un segundo.
Por fortuna una cuchilla nadaba en el agua.

Debido a, ya que, y en cambio, a pesar de.
Qué hubiera ocurrido si la mano, el pie,
a un paso, por un pelo,
por casualidad,
¡Ah, estás? ¿Directamente de un momento todavía entreabierto?
¿La red tenía un solo punto, y tú a través de ese punto?
No dejo de asombrarme, de quedarme sin habla.
Escucha
cuán rápido me late tu corazón.

Versión de Abel A. Murcia

Martin, gracias a un amigo polaco he podido desvelar el arcano!
Te dejo el enlace en el que aparece este poema y otros de la misma autora.

http://amediavoz.com/szymborska.htm

miércoles, 25 de enero de 2012

Mi caaaaasa... teleeeeeeeefonoooooo


Asteroide XJ3, Ganímedes del Sur. Aquí MR de la Agencia Espacial Europea llamando a casa. Nada... No hay caso. Es probable que hayan decidido cancelar el programa espacial y no me han dicho una sola palabra. Europa.

lunes, 23 de enero de 2012

Instrumentos musicales


A aquellos que tengan problemillas a la hora de elegir un instrumento musical o la música como profesión puede que este gráfico les sirva de ayuda. O no.

Como guitarrista he de reconocer que nos han clavao...

sábado, 21 de enero de 2012

Y el mundo sigue andando


¿Puede existir un partido político que aúne corrientes de ultraderecha y ultraizquierda en su seno? ¿Resulta posible que el culto a la personalidad y a la infalibilidad de un determinado dirigente/prócer lleve a aceptar la designación de sucesores o dirigentes sea cual sea su naturaleza y su preparación? ¿Cuántos jueces como Garzón, dispuestos a ensanchar el alcance del concepto de derecho internacional pese a quien pese, harían falta para castigar crímenes que no pueden prescribir?

Mis recuerdos de niño coinciden con el gobierno de Isabel Martínez de Perón, la antesala del terror. Hoy gobierna la Argentina otra presidenta, perteneciente al mismo partido pero que practica una política supuestamente de izquierdas y ha obtenido un apoyo popular masivo en las últimas elecciones. Una frase que se oye a menudo referida a estas cuestiones en boca de peronistas convencidos cuando se plantea la naturaleza esquizofrénica de este movimiento es "usted es peronista, pero aún no sabe que lo es". No alcanzo a entender si la frase se refiere a una u otra concepción del mundo dentro del mismo marco presidido por la imagen del General, un personaje que designó a su última mujer como sucesosa plenipotenciaria. En ese sentido, la frase sería una tautología: sean cuales sean sus parámetros, la ecuación siempre arrojaría un resultado de verdad. Todo el mundo sería peronista. Uno y lo contrario. El fascismo, el liberalismo, la socialdemocracia y el pensamiento revolucionario de izquierdas. Como la vida misma. Tal vez es así y dentro de una misma persona conviven todas estas sensibilidades. Uno se despierta fascista por las mañanas, se vuelve liberal hacia la hora de comida, entra en crisis a media tarde y opta por las barricadas de la Comuna de París cuando el sol empieza a declinar. Y al día siguiente vuelta a empezar.

El líder no puede ser cuestionado, sus dictados han de ser seguidos con fervor religioso y sus ideas, por peregrinas que estas puedan ser, son aceptadas como dogmas de fe. La naturaleza del hombre egregio, el proceso por el cual alguien se transforma en un pozo de sabiduría sin fondo, inagotable e incuestionable resulta un misterio. Lo realmente misterioso es el mecanismo que hace que el resto de la gente acepte que esto es así. Da igual si el líder carismático propone a un chimpancé como sucesor: los fieles verían en ello una prueba más de su omnisciencia. "Algo habrá visto en ese noble animal", pensarían.

La imagen de Isabel Perón, que aún vive en un lujoso barrio de Madrid, es suficientemente elocuente y no necesita comentarios. Una pesadilla de sombra muy alargada. Un viaje que acaba en las turbias aguas del Río de la Plata.

A continuación, un artículo de J.J. Aznárez publicado en el día de hoy sobre esta señora.

Mario Rotundo, pícaro albacea de los bienes del expresidente argentino Juan Domingo Perón (1895-1974), se declaró testigo de la pesadilla supuestamente sufrida en España por la segunda viuda del caudillo gaucho: María Estela Martínez, Isabelita, que en 1973 accedió a la jefatura del Gobierno del país sudamericano por voluntad de Perón y sin otra preparación que la propia incompetencia. Los militares la derrocaron en 1976, y desde principios de los ochenta Madrid se convirtió en su residencia habitual.

Congenió con Pilar Franco, frecuentó al Opus Dei y saraos de Madrid y Marbella

"Sufrió mucho al ser detenida en 2007; necesitóayuda psicológica", dice Aceves

"Ella dice que no entendía de política, que fue puesta en la presidencia por designio de Dios"

Verdades, misterios y fabulaciones convergen sobre la evanescente María Estela Martínez Cartas, de 80 años, que no sabe, no contesta, o se hace la loca cuando la prensa indaga sobre los episodios y responsabilidades de su pasado personal y político. La pesadilla mencionada por el albacea argentino habría ocurrido en los noventa: una noche madrileña, Isabelita despertó a Rotundo, que en esos años era su amigo, con el apremio de que acudiera a toda prisa a su domicilio de la calle de Casado del Alisal. Cuando entró en el dormitorio de la compatriota, la encontró de pie sobre la cama, pálida, desencajada, dando aterradores gritos. La alucinada habría dicho a Rotundo que durante media hora la habitación fue tomada por una luz cenital, intensa, envolvente, que salía de la cómoda donde guardaba el sudario de Eva Duarte de Perón, Evita (1919-52), primera viuda del general.

Rotundo, de 61 años, debió llevarse el mueble para que la perturbada dejara de chillar, según afirmó. "Por eso me da la risa cuando leo o escucho que López Rega [José, exministro y secretario privado de Isabel Perón, alias El Brujo] hacía acostar a Isabel junto al cadáver de Eva para pasarle su alma".

El delirio narrado por Rotundo, presidente de la nebulosa Fundación por la Paz y Amistad de los Pueblos, viene recogido en el libro El heredero del general, publicado en mayo del año pasado por el periodista Miguel Prenz, que no entra en valoraciones sobre la veracidad del relato. "En la historia que cuento, quienes podrían confirmarla o negarla murieron o prefieren callar", dice el autor, profesor de la escuela de periodismo TEA de Buenos Aires.

Analfabeta políticamente, el desgobierno de 632 días de Martínez de Perón, que sentó a militares gorilas en el Consejo de Ministros, facilitó el cuartelazo de 1976 y un terrorismo de Estado cuyos desmanes aún estremecen.

María Estela Martínez, bailarina de vocación, se casó con Juan Domingo Perón en España en 1961, donde habían decidido establecerse. El amancebamiento de la pareja repelía a las sotanas y monaguillos de la democracia orgánica, apostólica y romana de Franco. Fue nombrada vicepresidenta de Argentina el 12 de octubre de 1973, y el fallecimiento del fundador del peronismo en julio del año siguiente la colocó directamente en la presidencia, donde fue presa fácil de los conspiradores castrenses. La historiadora argentina María Sáenz Quesada dice en una biografía sobre su trayectoria que la Isabelita joven nunca representó al feminismo moderno y, contrariamente, exhalaba "un sabor añejo, casi machista". "Miren qué linda la señora, ¿qué me dicen de su vestido?", comentaba Juan Domingo Perón al paso de su señora por el Senado.

La presidenta, derrocada en marzo de 1976, arrancó su prolongada residencia española en el año 1983, cobijada por un franquismo residual deudor de Perón que había sido despachante de carne de la Pampa hacia la madre patria cuando esta padecía subdesarrollo. Isabelita congenió con Pilar Franco, hermana del Generalísimo; frecuentó sacristías del Opus Dei, mesas petitorias y alcurnias de otro siglo; hubo saraos y abolengos de Madrid y Marbella que se disputaron su presencia para vestir las tertulias. María Estela Martínez vivió en una mansión de Puerta de Hierro hasta su venta para sufragar el juicio por la herencia de Perón promovido por las hermanas de Evita, a las que debió pagar cerca de cuatro millones de euros. Al objeto de impedir que los bienes del caudillo almacenados en la casona, desde el sudario del desvarío hasta el capote de gala del general, pudieran ser objeto de nuevas reclamaciones, María Estela Martínez optó por donarlos ante notario madrileño a Mario Rotundo. La viuda se arrepintió pronto y quiso anular el trato, pero no pudo. Para entonces, el taimado adulador de Perón, quien supuestamente le había nombrado su albacea, ya había puesto a buen recaudo el patrimonio. Actualmente vende los objetos, más de 14.000, por Internet. El sudario fue comprado en 2004 en una subasta por el español Antonio Mata, entonces presidente de Aerolíneas Argentinas, para regalarlo al Congreso argentino.

El itinerario existencial de la señora discurre hoy plácido, monacal, encarrilado en el conservadurismo y en una rutina de ancianidad apenas rota por esporádicas merendolas y reuniones con amigas y comadres de salón de belleza. Coqueta y frugal, juega a cartas, charla con su amigo Octavio Aceves y sus asesores fiscales y abogados la tienen al día. Ocasionalmente, pega la hebra con las caritativas damas del rastrillo Nuevo Futuro, en cuya mesa de famosos colabora con donativos y filantrópicas manualidades. Leandro de Borbón, hijo natural del rey Alfonso XIII, ha sido compañero de cuestación. La embajada argentina asegura saber poco sobre los hábitos de una mujer que cumplió seis años de reclusión en su país tras la asonada de los generales genocidas. "Los militares la quisieron asesinar mientras estuvo detenida", afirma un argentino que la frecuenta. "Fue después de una intervención quirúrgica de ovarios. Se llegó a decir que la vaciaron y le dejaron las gasas del quirófano dentro para que se muriera".

La clausura de la anciana en Villanueva de la Cañada sufrió un sobresalto el 12 de enero de 2007, cuando la policía acudió a su domicilio después de que la justicia argentina hubiera pedido su extradición por supuestos delitos de lesa humanidad durante su presidencia. Denegada la entrega, Isabelita, ciudadana española desde 2000, pudo regresar a su cenobio madrileño, a las misas de precepto y a las timbas con pastas y reflexiones astrales. "Sufrió mucho al ser detenida y necesitó ayuda psicológica. Ese proceso le pareció inverosímil y la consumió", se duele el hispano-argentino Aceves, con despacho profesional de vidente. "La conozco desde hace más de 30 años. Fue una víctima de las circunstancias. Contrariamente a lo que algunos creen, es muy culta y divertida, muy afectiva, que ayuda a los amigos. A mí me ha ayudado mucho, incluso económicamente". El adivino es generoso, superlativo, en el elogio de la amiga y en la negación de que fuera bailarina de cabaré y de teatrillos de tercera cuando conoció a Perón en Panamá en 1955. "Isabel ha bailado danza clásica desde que era jovencita. Llegó a bailar en el teatro Colón. Todavía es capaz de hacerme posturas de ballet con 80 años. Le pides hoy en día que te haga una pose y te la hace. Pone los pies donde hay que ponerlos y levanta la pierna hasta la altura del hombro. Camina erguida, y se mantiene guapa. Tiene una agilidad fantástica", agrega Aceves.

Pero si María Estela Martínez Cuartas nunca rebatió públicamente las calumnias de quienes casi la llamaron furcia de garito, tampoco se manifestó muy combativa en la defensa de su inocencia política. Le llovieron las acusaciones y demandas de quienes atribuyen a su nulidad como presidenta, cuando no a la complicidad por acción u omisión, el nacimiento de la criminal Triple A (Alianza Anticomunista Argentina): los escuadrones ultraderechistas concebidos por quien fuera su ministro de Bienestar Social José López Rega, El Brujo, responsables de cientos de atentados y asesinatos. Les tomaron el relevo los verdugos uniformados de la dictadura militar (1976-1983), que acabaron con la vida de más de 20.000 personas en los calabozos de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) de Buenos Aires y otras dependencias castrenses.

El abogado argentino Carlos Slepoy piensa que María Estela Martínez de Perón se hace la pendeja y la enferma bipolar, y establece una analogía entre la postración física y psiquiátrica esgrimida por sus abogados durante las citaciones judiciales de hace cinco años y los argumentos de la defensa de Augusto Pinochet en Londres, en 2000, para evitar su entrega a Chile. Nada más aterrizar en Santiago, el dictador chileno saltó de la silla de ruedas.

"Ella dice que no se enteraba de nada, que no entendía de política, que fue puesta en la presidencia por designio de Dios", dice Slepoy. "Pero de ninguna manera puede alegar desconocimiento. Sabía perfectamente lo que ocurría en Argentina". Baltasar Garzón la citó como testigo en 1997 y llegó a la conclusión de que María Estela Martínez de Perón poco pudo decidir porque otros, fundamentalmente los generales y sus cómplices en la vida civil, lo hicieron en su nombre.

Para el abogado español Antonio Hierro, que fue miembro del Tribunal Supremo y la defendió hace cuatro años, el capítulo reabierto por la justicia argentina está cerrado. "Las resoluciones de la Audiencia Nacional denegando la extradición ganaron firmeza con arreglo a nuestras leyes y, como usted entenderá, se acabó el asunto". No acabó para los jóvenes argentinos de la asociación HIJOS, víctimas de la Triple A y de la dictadura militar, que un día empapelaron los accesos a su chalé en la urbanización Mocha Chica de Villanueva de la Cañada con exigencias de juicio y castigo: "Aquí vive una genocida", escribieron en un afiche.

María Estela Martínez todavía es pieza apetecible para aquellos que, como Rotundo, pleitean por el resto de los bienes de Perón y por los millones supuestamente ingresados en cuentas suizas y españolas. De hecho, la jueza Pilar Saldaña, del Juzgado de Instrucción de Móstoles, ordenó en 2007 el embargo de los bienes de Isabelita en respuesta a una reclamación judicial del albacea. "La jueza Saldaña no va a decir nada, pero, de todas formas, su sentencia fue recurrida ante la Audiencia Nacional, y una resolución definitiva puede tardar tiempo", precisan fuentes de ese juzgado.

Como el tiempo es valioso, Isabelita lo aprovecha virtuosamente, según sus amigos. Le encanta hablar sobre ópera y música de cámara, y se conserva estupendamente para su edad. No camina como una abuela, sino erguida, ágil, cuentan. Isabelita fue una víctima de las circunstancias. ¿Y por qué no atiende a la prensa para explicarse? "Pues porque está harta de que le pregunten sobre Perón". Está harta de que le pregunten por Juan Domingo Perón y, muy a su pesar, por los asesinatos cometidos por pistoleros con licencia para matar durante su Gobierno.

miércoles, 18 de enero de 2012

La Bestia (y IV)


El tren se queda casi parado. La Bestia calla y suena una especie de disparo. Como un latigazo de aire. Nos ponemos en alerta por si los Zetas o las Maras están asaltando el tren. Alguien grita que estemos tranquilos, que es el maquinista que ha desenganchado un par de vagones. ¡Fissshh..! Otra vez. La Bestia parece que suspira. Eso es malo, me digo, cada suspiro es como un sorbo de vida del que uno se deshace. Lo había releído hace unos días en Pedro Páramo. Al menos ya es casi de día. Ahora, por fin, todos los ilegales que estamos en ese tren nos podemos ver las caras. La del salvadoreño Edgar, con su sudadera azul, y que es mucho más joven de lo que aparentaba en la penumbra de las vías. La de Marvin, el hondureño, que desde el principio me pareció un halcón de los narcos, el que nos iba a señalar y a vender, pero que ha empezado a caerme bien. La de Miguel. Supongo que el hecho de que todavía no nos haya pasado nada, el cansancio o las ganas de llegar, nos hacen a todos bajar la guardia.

Entre mis compañeros de vagón hay algún veterano que ya ha hecho este viaje un par de veces. Nos cuenta que esas paradas técnicas son los momentos más peligrosos porque son los que aprovechan los secuestradores para subir al tren. Por si acaso, garrote en mano, nos subimos al techo para comprobar si alguien accede al convoy. "Si ven que somos muchos y que vamos armados, pueden decidir asaltar a los del otro vagón. Aunque si llevan cuernos de chivo (kalashnikovs) estamos jodidos..", me dice Marvin. Algunos de estos hombres han cabalgado a La Bestia hasta en tres ocasiones. Unos han sido detenidos y deportados a sus países. Otros simplemente han regresado para pasar las Navidades con sus familias, pero siempre vuelven.

"Una vez subieron tres 'mareros' armados con pistolas y todos corrimos y saltamos hacia los vagones de atrás. Huyendo. Cuando llegamos al último vagón y vimos que se acercaban no nos quedó otro remedio que saltar del tren. Preferí rifarme la vida que esperar a que me robaran lo poco que tenía o me mataran". Cada uno de estos hombres y mujeres tienen historias similares. El patrón es casi siempre el mismo. Muchos de ellos acaban en algún albergue, hambrientos, harapientos, despojados de su dinero y su dignidad. Allí, hace tiempo hasta que algún familiar les envía algo de dinero con el que seguir adelante. La fiscalía mexicana calcula que las ganancias de estos secuestros y extorsiones pueden ascender a 50 millones de euros anuales. Todo un negocio. Afortunadamente, y después de mirar mucho, no vemos que se haya subido nadie imprevisto.

El tren vuelve a arrancar. De improviso. Sin avisar. Ni un pitido de la locomotora. Nos tambaleamos y a punto estoy de resbalar del techo del vagón. Me agarro a la manivela de una especie de chimenea redonda. Mi cámara, Mario Lastra, me sujeta y consigo levantarme. El tren coge velocidad y es mejor bajarse de ahí. El amanecer al menos nos permite ver las ramas de los árboles que peinan al tren a lo largo de la vía. Hay que agacharse constantemente. Tirarse literalmente al techo del vagón. El tren avanza cada vez más rápido hacia ese sol que apenas empieza a salir allí a lo lejos, en el horizonte, como queriendo alcanzarlo. Tenemos la sensación de estar surfeando sobre las copas de los árboles. De estar en una especie de videojuego en el que hay que saltar o agacharse constantemente, sin perder el equilibrio y sin caerte por los costados del vagón. Alguno de los migrantes veteranos me dice que tengamos cuidado, que esa sensación de euforia, de descarga de adrenalina, de que no te puede pasar nada, de libertad, en definitiva, le ha costado la vida a muchos.

Cuando bajamos la escalerilla Miguel, el guatemalteco, nos avisa de que no pongamos los pies en los enganches del tren. Ellos le llaman "muelas". Son los mecanismos hidráulicos que engarzan vagón con vagón pero que, con los acelerones y los frenazos, se convierten en auténticos cepos si te has situado encima de ellos. Los pies de decenas de ilegales han sido machacados por esas muelas. "La Bestia no tiene piedad -dice-. En este viaje no existe la piedad. Solo algunos curas buenos que nos dejan dormir en sus albergues y las señoras patronas que regalan comida".

Conocí a esas patronas. El nombre les viene de la pequeña pedanía en la que viven, junto a la ciudad de Córdoba, y que se llama La Patrona. Sus casas están junto a la vía del tren, literalmente pegadas, y su vida se rige por los horarios de esa Bestia, que les despierta con sus silbidos o les corta el paso a nivel con su presencia mastodóntica e imparable. Desde hace unos años un grupo de vecinas cocina a primera hora de la mañana 50 raciones de comida que introducen en bolsas, y que atan entre sí en pequeños hatillos. Cuando suena el pitido de La Bestia corren como posesas y se sitúan junto a la vía. Esperando. Entonces se produce algo impresionante por su peligro y por su altruismo. Decenas de migrantes se asoman de maneras imposibles por los huecos de los vagones. Se sujetan con la pierna a las escalerillas o se atan con cinturones a un pestillo del tren, todo con tal de escorzar al máximo sus cuerpos y alcanzar la comida que les dan Las Patronas.

Es una especie de avituallamiento en velocidad, de bondad real. Mucha de la comida queda desparramada por el suelo porque los migrantes no consiguen asirla. "Da igual, lo que importa es el detalle, que ellos sientan que no están solos, que hay gente buena en México", me dijo Norma Romero. Ella empezó con esto hace 15 años. Convenció a sus hermanas. Después a sus vecinas. Algunas decidieron retirarse de esta especie de ONG de base, agobiadas por las amenazas del crimen organizado, de los secuestradores. Otras lo hicieron porque durante un tiempo fueron acusadas de polleras, de traficantes de personas. "¡Hasta que la Corte Suprema cambio la ley, cualquiera que ayudara o cobijara a migrantes, aunque no obtuviera beneficio económico, podía ser acusada de tráfico de personas, por eso algunas abandonaron", cuenta Norma.

"¡Qué buenas las señoras!", me recuerda Miguel. Ya se ha hecho completamente de día y estamos llegando a Medias Aguas, Estado de Veracruz, zona controlada, según todos, por los Zetas. Territorio narco donde nada se mueve sin su conocimiento o consentimiento. Nos aconsejan dejar el tren para no atraer más su atención y perjudicar al resto: "Es que si los halcones les dicen que hay extranjeros con plata van a querer subir y de paso robarnos a nosotros", me suplican. El tren discurre ahora más lento por veredas donde pastan vacas y praderas gigantes de un intenso verde. Son las nueve de la mañana. Nos desperezamos como podemos. El cansancio se dibuja en nuestras caras. Las fuerzas fallan. El tren se detiene en la estación. Llegan los garroteros, los guardias de seguridad de la Compañía de Ferrocaril Chiapas-Mayab. Gritos de que nos bajemos. Pitidos con el silbato y amenazas con sus porras. Algunos salen corriendo. Rodearán la estación para volver a cogerlo cuando salga el tren por el otro lado. Necesito un café y una ducha. Yo puedo permitírmelo, pero mis colegas de viaje, mis amigos ilegales, no... Ellos se esconderán en el bosque, se lavarán en un río y buscarán alguna iglesia para que les de algo de comer.

Me despido de ellos. Todos estamos sucios y avejentados. Viajar en La Bestia desgasta. Les digo que tengan cuidado y que no se fíen de nadie. Yo seguiré mi viaje en avión. Subiré a la complicada Ciudad Juárez, en Chihuahua, y a San Fernando, en Tamaulipas. Ellos tardarán tres semanas en llegar allí si antes no les cogen y los deportan. "¿Por qué a San Fernando, guey?", me pregunta Marvin. "Porque allí los Zetas fusilaron a 72 migrantes como vosotros a los que intentaron captar para el narco, y porque se han encontrado varias fosas comunes con casi 300 cuerpos de ilegales que nunca llegaron a su destino en Estados Unidos", le respondo. Y vuelve a mirarme con estupor, como pensando en silencio "¿Y para qué me lo cuentas, cabrón...?". Y yo vuelvo a decirle que tenga cuidado. Y que coja la ruta del oeste, la de Tijuana, que está ahora mas fácil que la de Tamaulipas, en el Caribe. Y le abrazo. Y le veo alejarse con su mochila pequeña, con su gorra de béisbol, con su dignidad, con sus esperanzas, con su proyecto de futuro como carpintero en Las Vegas. Y levanto los brazos y cruzo los dedos cuando se da la vuelta para decir adiós, intentando enviarle buenas vibraciones, porque justo antes me ha dicho que si no me manda un email en menos de un mes, desde Las Vegas, que le dé por desaparecido o por muerto...

La Bestia (continuación III)

Soy un polizón. Un ilegal subido en este tren de mercancías que cruza México en dirección a Estados Unidos. Llevo mi pasaporte, pero viajo como un indocumentado. Me lo he colocado en un bolsillo bien cerrado, por si acaso. Por si me caigo. Para que al menos me identifiquen y sepan quien soy. Son las cuatro de la mañana y hace frío. Y está oscuro. De vez en cuando el maquinista frena para bajar la velocidad y la Bestia chirría, como si chillara, trepanandote los oídos. El carbón depositado en las vías y aventado por la velocidad del tren irrita los ojos y las mucosas. Tengo el pelo apelmazado y la piel acartonada. Respirar esto no debe de ser bueno. El cemento que transporta el vagón al que me he subido suelta un polvo blancuzco que se mete por todos los lados. Los vagones de delante llevan productos químicos, por eso no se ha subido en ellos ningún ilegal.

El rugido de la Bestia es constante y atronador. Cuando pasamos por gargantas angostas, el traqueteo del tren se convierte en una tortura sónica que amenaza con volverte loco. De noche no te puedes asomar para intentar distinguir por donde va el tren, porque cualquier rama de un árbol pegado a la vía te puede golpear y tirarte abajo. Los migrantes con los que viajo en este vagón de cemento me han dado sus nombres y me han contado sus historias. Empiezo a confiar en ellos. No creo que sean "halcones" de los narcos, pero por si acaso no bajo la guardia.

Dos de ellos se han quedado dormidos. Es una imprudencia. Cualquier frenazo, acelerón o curva cerrada los puede mandar a la vía. Y lo que es peor, a las ruedas de este tren que todos los días devora a algún ilegal o mutila alguno de sus miembros. Lo he visto en el Albergue de Tapachula, en Chiapas, donde acogen a los migrantes a los que la Bestia dio un zarpazo, pero que sobrevivieron.

"Me quedé en shock. Mi mente seguía funcionando, dándose cuenta de lo que me había pasado. Sentía coraje por todo el cuerpo. Un calor enorme. Me dio por pensar que igual me salvaban la pierna, pero ya ve, ahora llevo una prótesis..". Maritza Guzmán, hondureña de 25años, borda la iniciales del albergue Jesús el Buen Pastor en un mantel mientras me cuenta su drama. Intentó subirse a la Bestia en marcha cuando ya había cogido velocidad. Se agarró a la escalerilla pero en el ultimo momento vaciló. Y con la Bestia no se vacila, porque no tiene piedad. Maritza saltó pero se dio cuenta de que su pierna derecha no hacia pie en el escalón, sino que era succionada por la rueda del tren. Succionada y seccionada. Ese día acabo su viaje como ilegal a Estados unidos. Era el primer día y ahora espera su deportación en esta posada para migrantes.

La historia de Maritza se repite muy a menudo. Todas las semanas los diferentes hospitales de las ciudades por las que pasa el tren registran el caso de un amputado, cuando no de un fallecido por el tren. Le pregunto como contempla su tragedia, como una cuestión de mera mala suerte, como un fracaso, quizás como un castigo. "Para ser un castigo debería ser mala persona, y no lo soy, pero si es un fracaso. Nunca tuve un buen trabajo en mi país, pero al menos tenia dos piernas", se lamenta.

El albergue de Tapachula se ha especializado en el cuidado, cura y mimo de todas estas personas que iniciaron un viaje para una vida mejor y que fueron brutalmente golpeados por la realidad del fracaso. Miguel Antonio Távora, de 28 años y también hondureño, maneja la silla de ruedas con soltura. Me cuenta que perdió la pierna dos semanas antes. Tiene, como dice el, los muñones todavía frescos. Llegó a jugar al fútbol en ligas mayores en su San Pedro Sula natal, y ahora, pena por haber tomado una decisión que lamentará toda su vida. "A mi me mató la confianza, porque no le mostré miedo a La Bestia", cuenta. Como a Maritza, su cuerpo fue succionado al resbalar por la escalerilla mientras abordaba el tren. Como Freddy, que resbaló del techo del vagón por la lluvia y acabo bajo las ruedas. Como tantos y tantos otros que, al menos, tienen la suerte de contarlo.

8.818 cadáveres sin identificar

Los otros polizones que van conmigo, los que están despiertos, me cuentan historias similares, y me dicen que me acuerde de sus nombres por si se caen del tren o los despeñan los narcos durante un asalto: "No llevamos documentos y no queremos acabar en una fosa común". Apunto: Edgar Vázquez, salvadoreño, Marvin López, hondureño, Miguel Guerra, guatemalteco... Yo les cuento que he estado en la morgue de Tapachula y en su cementerio, donde entierran los cadáveres de los ilegales no identificados.

Callan y escuchan. Supongo que queriendo no escuchar. Imaginándose ellos mismos en esa situación. Les doy datos. Hay en México 8.818 muertos sin nombre, según estadísticas del Servicio Medico Forense (SEMEFO). Bien es cierto que muchos de ellos son producto de las guerras internas entre los narcos, pero los cadáveres encontrados en las ciudades que hacen frontera con Estados Unidos o Guatemala, o por las que pasa La Bestia, son de migrantes. Son enterrados en fosas comunes y el único documento oficial que consta es un Acta de Defunción donde, en una linea, se hace una descripción de las causas del fallecimiento.

"El año pasado enterramos a unos 70 u 80", me cuenta Arturo Moreno, el enterrador del cementario de Tapachula. Tiene un sentido del humor especialmente negro, como supongo que se le pide a un enterrador, y el sentido práctico de un Caronte que te dice "muchos vienen ya con olor, con arrocito y gusanos, ya no se les reconoce ni la cara. Si, es una tragedia pero pues no es para ponerse a llorar, ¿No?". Cuando le pregunto que me enseñe la fosa común mi sorpresa se convierte casi en indignación. No hay fosa común. La quitaron para hacer sitio. Desde hace semanas entierran los cadáveres de los ilegales en los caminos de tierra del cementerio, o entre las tumbas mas antiguas, o simplemente en cualquier esquinazo. Solo él y el responsable del camposanto saben donde están. Podemos estar pisando un cuerpo no identificado y no saberlo. Me enseña un basurero, lleno de ceniza, desperdicios de comida y restos de flores secas: "Aquí enterramos a un padre y su hija, juntos, como los encontraron".

- ¿Quienes eran?, -pregunto.

- Ni idea, yo solo enterré sus cuerpos.

- ¿Y lo hizo debajo del basurero o la basura la echaron después?.

- Eso es culpa de la gente, que echa sus desperdicios aquí. ¡Que falta de vergüenza!, -me dice como compungido.

- Bueno, y porqué no señalizan el lugar. Ponen una cruz, o un cartel que diga N.N., o algo que indique que aquí yacen dos cuerpos...

- Porque no me pagan por ello. A mi me pagan lo familiares de los muertos y como estos no sabemos quienes eran, y como pues no hay familia, pues ahí están..

Mis compañeros de viaje en La Bestia me miran sin despegar los labios. Les enseño la foto del basurero y ladean la cabeza sin decir nada. Cerrando lo ojos. Enseguida despiertan al que se había quedado dormido. "Cuidado hermano, que si te caes ya nunca mas se sabe de ti". Y se arrepienten de no llevar su documentación encima. Y se aprietan entre ellos como dándose calor, o esperanza, o ánimo. El tren sigue su marcha. Yo me palpo el pasaporte y me froto las manos para calentármelas un poco. Y me pregunto a mí mismo por qué les cuento estas cosas. Por qué soy a veces tan bocazas. Que necesidad tengo de amargarles un viaje ya de por si complicado. Son las cinco de la mañana y el tren no deja de rugir. Sigo despierto...

martes, 17 de enero de 2012

Las mujeres y los niños primero

De Falco: Hola.

Schettino: ¿Sí?

D.F.: Soy De Falco de la Capitanía de Livorno, ¿comandante?

S.: Sí. Buenas noches comandante De Falco.

D.F.: Dígame su nombre.

S.: Soy el comandante Schettino.

D.F.: ¿Schettino? Escuche, Schettino, hay personas atrapadas a bordo. Vaya con su lancha por debajo de la proa de la nave, por el lado derecho. Hay una escalera [de cuerda para los rescates]. Súbase a la escalera hasta llegar a bordo de la nave y me dice cuántas personas están allí. ¿Está claro? Estoy grabando esta conversación, comandante Schettino.

S.: Entonces comandante, le voy a decir una cosa...

D.F.: Hable en voz alta.

S: La embarcación ahora... yo estoy aquí, en frente.

D.F.: Comandante, hable más alto, ponga la mano delante del micrófono y habla [le tutea] en voz alta. ¿Entendido?

S.: [Schettino habla con alguien que está cerca de él]

S.: Comandante, en este momento la nave está inclinada.

D.F.: Entendido. Hay gente bajando por la escalera de proa. Usted recorre esa escalera en sentido contrario, se sube a la nave y me dice cuántas personas hay. ¿Entendido? Me dice si hay niños, mujeres, o personas que necesitan asistencia. Mire, Schettino, Usted se ha salvado del mar, pero yo lo llevo... de verdad muy mal... lo meto en unos líos bien gordos. ¡Suba a bordo, coño!

S.: Comandante, por favor.

D.F.: No por favor... Suba ahora a bordo. Me tiene que asegurar que está subiéndose a bordo.

S.: Estoy aquí con la lancha de socorristas, estoy aquí, no me voy a ningún sitio, estoy aquí...

D. F.: ¿Qué está haciendo, capitán?

S.: Estoy aquí para coordinar el rescate.

D.F.: ¿Qué coordina desde allí? Suba a bordo. Coordine las labores desde a bordo. ¿Se niega?

S.: No, no me estoy negando.

D.F.: ¿Se está negando a subir a bordo, capitán? Dígame la razón por la cual no sube.

S.: No voy porque la otra lancha se ha parado...

D.F.: Suba a bordo. Es una orden. Usted no tiene que hacer deducciones. Usted declaró el abandono de la nave, ahora mando yo. ¡Suba a bordo! ¿Está claro? ¿Me oye? Suba y me llama directamente desde allá. Está allí mi socorrista.

S.: ¿Dónde está su socorrista?

D.F.: Mi socorrista está en la proa. Hay cadáveres, Schettino.

S.: ¿Cuántos cadáveres hay?

D.F.: No lo sé... sé de uno. Escuché que había uno. Me tiene que decir usted cuántos hay. ¡Dios!

S.: Pero, ¿se da cuenta de que está oscuro y no se ve nada?

D.F.: ¿Y quiere volver a su casa, Schettino? ¿Está oscuro y quiere volver a su casa? Suba a proa por la escalera y me cuenta qué se puede hacer, cuántas personas hay y qué necesitan. ¡Ahora!

S.: Estoy con el capitán de segunda.

D.F.: Suban los dos entonces. Los dos. ¿Cómo se llama el segundo?

S.: Dimitri.

D.F.: Dimitri, ¿qué?

S.: Dimitri Christidis.

D.F.: Vale. Usted y su segundo suban a bordo ahora mismo. ¿Vale?

S.: Capitán, yo quiero subir, pero la otra lancha que está aquí... Hay otros socorristas y se ha parado, se ha instalado allí. Acabo de llamar a los otros socorristas.

D.F.: Hace ya una hora que me está contando lo mismo. Ahora suba a bordo, ¡a bordo! ¡B-O-R-D-O! y luego me cuenta cuántas personas hay.

S.: Está bien, capitán.

D.F.: Suba ya.

Y el capitán no subió a bordo.

La Bestia (continuación)

Sigo de pie, agarrado a una pequeña barandilla metálica roñosa que es mi único asidero entre estos dos vagones cargados de cemento. No quiero sentarme para que no me venza el cansancio y el sueño. No me fio de La Bestia. Son poco mas de las cinco de la mañana. Miro hacia abajo y alumbro con una pequeña linterna las ruedas de La Bestia. Tengo la impresión de estar subido en una especie de cuchilla gigantesca, que chirría constantemente. Un tropezón, un empujón, un descuido y se acabó. Acabamos de pasar por el apeadero de Matías Romero, una pequeña localidad de Oaxaca, México. Mis compañeros de viaje, los ilegales que cuelgan conmigo en este tren de mercancías, me dicen que ahora empieza lo bueno. "Entramos en territorio de los Zetas", me suelta un guatemalteco. ¡Los Zetas! Probablemente el cártel mas sanguinario de los narcos de este país. Los que se dedican a subir a Internet vídeos decapitando a sus víctimas. Los autores de la masacre de San Fernando, donde asesinaron a 72 migrantes ilegales como estos, como nosotros, después de secuestrarlos. "Si el tren se para de repente, como sin justificación, salte varón, porque van a subirse las Maras o los Zetas. Salte y corra hacia el bosque si quiere seguir vivo", me dice otro de los migrantes.

Aquellos 72 migrantes fusilados a bocajarro tomaron una decisión muy valiente que les costó la vida, me había dicho el Padre Alejandro Solalinde en su albergue de Ixtepec: "Al no poder pagar su rescate debían trabajar para los Zetas como sicarios, asesinando a otros migrantes. Y al negarse masacraron a los 72". Solalinde es uno de los activistas pro derechos humanos más conocido de México. Lleva años denunciando los abusos de las autoridades y de los narcos contra los migrantes, y ofreciéndoles cama, comida y consejos para seguir el camino. Cuando le dije que me iba a subir al tren, a La Bestia, me dijo que era muy necesario que se mostrarán las condiciones del viaje de todos estos desheredados, pero que tuviera mucho cuidado. Que su propio albergue había documentado el año pasado 362 secuestros de migrantes. "Y no sabemos cuantas personas han sido asesinadas o desaparecidas, y yacen por ahí, en fosas clandestinas", me contaba con pesar.

Solalinde es de esas personas que destilan bondad. Casi todos los migrantes con los que viajo en este convoy de mercancías han pasado por su casa, pegada a la vía del tren. Vestido de un blanco inmaculado le he visto recibir a todos los ilegales que llegan a lomos de La Bestia, sabiendo que muchos de ellos viajan con un guía, un pollero, un traficante que les esconderá en casas de seguridad y que les cobrará 2.000 dólares por llevarles a los Estados Unidos. Muchos de esos serán secuestrados por los propios traficantes de personas. "Hay que investigar y rastrear las trasferencias de dinero de Western Union, porque muchas de ellas no son remesas de dinero de los emigrantes que trabajan, sino pagos del rescate por un familiar secuestrado en La Bestia", me cuenta muy serio.

Siete de cada diez mujeres son violadas

Pero si algo le enerva de verdad es hablar de las mujer migrantes, las mas vulnerables, las mas desprotegidas: "Es rara la que se salva de ser violada", dice circunspecto. Le pregunto que datos tiene. Me mira y reflexiona. Cuenta que es difícil tener estadísticas fiables porque las mujeres tienden a ocultar la violación. Que los estigmas sociales, el peligro de expulsión si lo denuncian, o el deseo de llegar como sea al norte, a Estados Unidos, les lleva a ocultar y callar los asaltos, pero que son muchas: "Siete de cada diez mujeres migrantes que pasan por México son violadas en algún punto del recorrido."

¡La violación como parte del precio del pasaje!. Antes de subirme a La Bestia había preguntado a algunas mujeres migrantes por el peligro de ser abusadas sexualmente. Todas encogían los hombros y bajaban la mirada, como dando por hecho que suele pasar y que les puede pasar. Una suerte de derrotismo vital. Muchas de estas jóvenes, guatemaltecas, salvadoreñas, hondureñas, se inyectan antes de subirse al tren un anticonceptivo conocido como Depo-Provera. Le llaman "la inyección anti-México". Impide la ovulación durante tres meses y de esa manera, si son violadas, evitan al menos quedarse embarazadas.

"Aquí, en La Bestia, se pierde la vida y la dignidad. Aquí si un puñado de hombres dicen 'te vamos a agarrar y te vamos a violar', lo hacen... Enfrente de todos... Y nadie dice nada...". Me lo contó Morena Alfaro, una salvadoreña de 32 años de mirada vivaracha. Ella se libró por los pelos. O según ella, por la intercesión de la Virgen de Guadalupe, de la imagen que lleva colgando del cuello. Ocurrió en una de las paradas del tren. Eran varios. A ella se la llevaron lejos de las vías y le pusieron una pistola en la cabeza. Lloró, suplicó y le pidió al asaltante que se acordara de su propia madre. "Le dije que el también era hijo de mujer, como yo..". Finalmente le dió una fuerte patada y le robó todo lo que llevaba. Su prima tuvo menos suerte y fue violada por varios tipos.

Es tan escandalosa la certeza de esas mujeres de que serán abusadas sexualmente que algunas de ellas optan por vestirse de manera sexy y aprovecharse de su cuerpo para seguir avanzando en los controles de migración. Otras, como Morena, deciden buscarse maridos de conveniencia. El trato es ofrecer a ese hombre favores sexuales a cambio de protección. Que se haga pasar por su marido y la defienda. "Yo no lo considero prostitución -me dice Morena-, sino supervivencia. Lo hago para sobrevivir. La prostitución se hace por dinero y esto es por necesidad. O lo hago o no avanzo en la ruta".

Morena no cogió el tren ésta noche. Se quedó en la estación esperando al siguiente porque estaba, decía, justita de fuerzas. Hay que tener muchas agallas para subirse a un vagón como éste en el que estoy. Para pasarse toda la noche a oscuras, rodeada de tipos que no conoces, expuesta al asalto de los bandas organizadas que buscan mujeres como ella para violarlas u obligarlas a prostituirse en garitos de mala muerte en Tapachula o Ixtepec. Son las seis de la mañana. Empieza a amanecer. Ahora por fin puedo ver algo del paisaje que atravesamos. Sigo en territorio de los Zetas, los de la última letra, como les dicen. El tren ha frenado un momento, casi se ha parado, y me subido al techo del vagón para ver qué pasa. Veo las caras de miedo de otros migrantes. Todos pensamos lo mismo: "Nos van a asaltar"...

domingo, 15 de enero de 2012

La Bestia

El periodista Jon Sistiaga, responsable del excelente programa de reportajes Rec, se sube a lomos de La Bestia, el tren que cruza de sur a norte el territorio de México hacia los Estados Unidos. Un viaje al centro del dolor.

"Usted no parece un indocumentado", me dice altivo el jefe de la estación de tren de Ixtepex, en Oaxaca, México. "No lo soy", le respondo. "¿Entonces por qué se va a subir a la Bestia y jugarse la vida?", me pregunta. Cuando le digo que estoy haciendo un documental sobre los emigrantes ilegales que se suben a ese tren de carga para llegar a Estados Unidos me vuelve a mirar con recelo. "La Bestia", "El tren de la muerte", "El devoramigrantes", son muchos los nombres que le han puesto a ese tren que cruza México y en el que los migrantes son robados, violados, secuestrados o asesinados. Y son muchos los que creen que maquinistas y encargados de los cambios de vías están compinchados con las Maras y los narcos que los asaltan. Que ellos son los que bajan la velocidad del tren en determinados tramos o avisan de los horarios de salida de los convoyes.

Llevo varios días esperando a que salga la Bestia y visitando albergues católicos que hospedan gratuitamente a esos hombres y mujeres que no tienen ni para pagarse un billete de autobús con el que atravesar México. Son vulnerables, débiles, y tienen miedo. Para los narcos y las mafias son un objetivo fácil. Ilegales en un tren de carga, es decir, mercancía a la que robar o secuestrar para extorsionar a las familias. ¿Quién los va a reclamar si los matan y los tiran del tren en marcha? ¡Si la mayoría de ellos no lleva ni documentación para evitar ser deportados si los detienen!. Serían un cadáver más en una fosa común más, como las muchas que hay en México. Sin embargo le caigo bien al jefe de estación: "Súbete en los remolques de cemento, que tienen un pequeño espacio entre vagón y vagón que te protege del viento" —me sugiere—, "¡ah!, y toma esto por si acaso...", y me da dos garrotes de madera. "Para que tengas algo para defenderte por si las Maras suben esta noche a la Bestia".

Suenan dos silbidos largos y agónicos. Son las tres de la mañana. El tren de carga que hace la ruta hasta Medias Aguas inicia su camino. Corremos con nuestras cámaras y nuestros garrotes porque hay que subirse en marcha. Correr un poco hasta ponerte a la misma velocidad que el tren y entonces saltar a la escalerilla del vagón procurando que la inercia que provocan las ruedas de acero no te succione. Decenas de migrantes han fallecido o han sido amputados de esa manera. He visto a algunos de ellos. Me han contado como se cayeron, o se resbalaron, o fueron empujados durante un asalto. Es el tributo que se cobra la Bestia. Para que pasen muchos de ellos, se tiene que quedar con alguno. Y lo que mas me sorprende es que, efectivamente, a pesar del peligro no dejan de subirse a ese tren que les lleva hacia el sueño americano. El corredor México - EE UU es el más importante del mundo según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Elijo un vagón de la compañía cementera Cemex. Mala suerte. El hueco está lleno. Hay tres hombres jóvenes cubiertos con gorras de béisbol y vestidos con sudaderas. No hay demasiado sitio. El espacio del centro es el mas codiciado porque es el mas protegido del viento y el frío. Les saludo y encendemos el foco de la cámara. Se sorprenden. Si son emigrantes seremos compañeros de un viaje incierto, si son halcones, emigrantes que trabajan para los narcos localizando a las víctimas mas débiles, se sentirán cohibidos. "Somos de Guatemala", me dicen los jóvenes.

Los tres han cruzado a México ilegalmente a través del río Suchiate. Estuve allí hace un par de días. Es una de las fronteras mas porosas del mundo. Frente al puente internacional que delimita las aduanas de ambos países, decenas de pequeñas balsas hechas con neumáticos de camión pasan todos los días, a todas horas, todo tipo de mercancía. Refrescos, tabaco, azúcar, tuercas, ordenadores, droga, armas, personas... Es un río de apenas doscientos metros de ancho que no tiene profundidad. Un cartel gigante en en lado mexicano dice que esa ruta ilegal de contrabandistas se llama "Paso del coyote". Un nombre muy apropiado, porque así es como se les llama aquí a los traficantes de personas.

"Este es un mal necesario porque los impuestos de las aduanas son muy caros y así hacemos un favor a la gente", me explica Milton Aguilar, uno de los balseros. Tiene una extraña filosofía existencial construida durante toda una vida viviendo en los márgenes de la ley. Cuando le pregunto si le puedo llamar traficante o contrabandista me responde que no, que él es "una persona legal que se gana la vida honradamente haciendo un contrabando ilegal". Una curiosa distorsión de su trabajo, le digo, y le pregunto si me pasaría ilegalmente a Guatemala y después me devolvería a México. "Son 20 pesos" (poco más de un euro), me dice... Y me monto en su balsa.

Cada año 140.000 ilegales cruzan los casi 600 kilómetros de frontera con Guatemala para entrar en el país azteca y se estima que unos 50.000 de ellos pasan por aquí. Miro a mi alrededor. Se les distingue perfectamente. Llevan una mochila con algo de ropa y comida, una mochila pequeña, por si tienen que salir huyendo de los controles de migración. Pero sobre todo llevan en el rostro la incertidumbre de un viaje largo, peligroso e incierto. Van cabizbajos, como queriendo pasar desapercibidos. O quizás están perdidos en sus propias dudas. Muchos de ellos no llegarán a su destino. Se los tragará la Bestia, o acabarán trabajando a las órdenes de los narcos, o serán explotadas por las redes de tratas de blancas que las moverán de prostíbulo en prostíbulo. Ninguno sonríe. Están serios. Más bien tristes. Es lo que los psicólogos llaman el "Síndrome de Ulises", el estrés crónico y múltiple que sufren casi todos los emigrantes.

Cuando estoy a mitad de río, mirándoles, me doy cuenta de que me he olvidado el pasaporte en el coche. Que realmente estoy cruzando como un ilegal. En la playa que hay en el lado guatemalteco, junto a la ciudad de Tecun Umán, en un improvisado mercado, los mayoristas alquilan las barcas para pasar su mercancía sin pagar impuestos. "Si me cogen los federales mexicanos me quedo sin nada, pero si no paso la aduana me ahorro mucha plata en tasas", se justifica uno de los dueños de la carga. Un coche de Policía se pasea por la zona saludando a todo el mundo. Milton me dice que no me inquiete, que son amigos, pero por si acaso le pido que volvamos a la balsa y regresemos a México.

Cuando vuelvo a pisar Chiapas alguien me dice: "Bienvenido a México, ahorita le toca subirse a la Bestia". Y aquí estoy. En la Bestia. En ese tren que es una picadora de migrantes. Con estos compañeros de vagón que me han ofrecido un plátano y que yo he comido cortándolo en rodajas con mi navaja para que vean que, si no son lo que parecen e intentan asaltarnos, lo van a tener difícil. Todavía no me fío. Las sacudidas de los vagones nos mueven de un lado a otro. Hay que agarrarse a cualquier manivela, tuerca o saliente que encuentres. El tren aúlla y coge velocidad. Saltar o caerte es morir. Muchos migrantes han fallecido al quedarse dormidos. Son las cuatro de la mañana. Nos quedan cinco horas de viaje hasta la siguiente estación y anoto en mi cuaderno "No te duermas, Jon, sobre todo no te duermas..."

Fin de la primera parte

viernes, 13 de enero de 2012

Doctor Tango


Mi último invento -en compañía de otros tres locos de atar- se llama Doctor Tango. Es una peña de tango abierta a la participación de todo el mundo con clases de baile y milonga.

Lo hacemos en el Hotel María Elena Palace. Calle Aduana, 19. Metro Sol.

A escasos metros del teatro donde actuó Gardel en 1929.

Inauguramos el pasado día 6 de enero con gran éxito de público y la presencia de artistas como Rafael Amor, Graciela Giordano y el inefable Doctor Cohen.

El que suscribe estuvo a la guitarra a dúo con el estupendo guitarrista de Buenos Aires Aníbal Aveiro. Aníbal es muy bueno en lo suyo pero no es hincha de Independiente.

Dos por cuatro para estos tiempos de escasez.

Las clases de baile están a cargo de Norma y Jorge.

Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos

Esta noticia la publica hoy el periódico español "El Mundo", de marcada tendencia liberal conservadora, amigo del orden establecido y afecto al flamante gobierno del Partido Popular. Es decir, nada "rojo" ni "republicano". Me vienen a la memoria tantas cosas... 1789, 1812, 1917 ... tantas fechas ...

La Infanta Cristina ganó 571.000 euros en tres años con la promotora familiar Aizoon tras haber invertido 380 veces menos, esto es, 1.503 euros.

La plusvalía obtenida por su marido, Iñaki Urdangarin, es idéntica toda vez que comparten la propiedad al 50%. Hay que recordar que esta empresa patrimonial fue empleada por el duque de Palma para desviarse fondos públicos captados irregularmente por por el Instituto Nóos.

El espectacular incremento del valor de las acciones de la pareja en Aizoon consta en la Declaración de la Renta del ejercicio 2006 que Cristina de Borbón y Grecia presentó en junio del año siguiente.

Los datos aportados por la hija menor del Rey, y que constan en el sumario del 'caso Urdangarin' son concluyentes: "El valor del patrimonio de Aizoon SL (50%) es de 572.406 euros".

Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina aportaron 1.503 cada uno para constituir la promotora inmobiliaria familiar Aizoon el 11 de febrero de 2003. La sociedad limitada se convirtió rápidamente en una máquina de ganar dinero gracias fundamentalmente a los contratos públicos que el duque de Palma consiguió con la Generalitat valenciana (3,5 millones de euros) y el Gobierno balear (3 millones).

Una parte sustancial del dinero recaudado por el Instituto Nóos fue a parar a las arcas de la sociedad familiar de los duques de Palma. Los investigadores han concluido que el 95% de los ingresos de Aizoon provenían de Nóos.

miércoles, 11 de enero de 2012

Hijos de puta

Hoy no me ha costado encontrar el titular de la nota. En este mundo de aeropuertos peatonales, yernísimos, agencias "moodies", socialización de las pérdidas y beneficios para los de siempre. "Hijos de puta"... "Hijos de puta". ¿Por qué razón? Porque se acaba de descubrir una carta manuscrita de Beethoven, el divino Ludwig, el sordo que oía la música de las esferas, quejándose de la falta de dinero y del bajo salario que recibía. Como un parado o un subempleado más.

Obviamente, ese pulguiento y mugroso trozo de papel autografiado por "Dios", en el que se gastarán para restaurarlo lo que Beethoven debía ver en 10 años de recorrer Siberia con los ojos vendados, hoy vale más de 100.000 euros. Pero llega un poco tarde, me temo. El genio se volatilizó. Ahora tenemos a Bisbal. Toda esa pasta irá a algún hijo de la gran puta de una casa de subastas, a un satanás financiero o a una institución en manos del yerno de algún monarca, la sota de la baraja, que a duras penas desafinará en la ducha una canción de Camilo Sesto.

Para hacer dinero en este mundo no hay que ser un genio como Beethoven, Mozart -que acabó en la fosa común- o Schönberg, que le escribía a Kandinsky preguntándole por un médico barato para atender a su hijo porque no llegaba a fin de mes. No. Para hacer dinero de verdad y poder comprar almas y cuerpos al por mayor hay que ser un pedazo de hijo de la gran puta como los cerdos inmobiliarios, los dueños de las empresas financieras, los traficantes de esclavos o los vendedores de armas de destrucción masiva.

Un artista no es nada. Es basura prescindible. No hacen nada útil, no construyen casas, no producen jamones, no tienen aerolíneas low-cost. Sólo se ocupan del espíritu. En realidad, del de los demás, porque suelen pagar la osadía de pretender vivir de su arte con su salud mental.

Los artistas se dejan la piel y el equilibrio, y luego recauda "Teddy" y se lo da a "Neri". Todo con el sello de "legal".

Un solo pasaje de cualquiera de las 32 sonatas que escribió Beethoven encierra el misterio del mundo. Al parecer, de un mundo que no es de este mundo. Lejos, muy lejos de toda esta merda y estos marchantes de almas que no valen ni el precio de una bala de Kalashnikov.

martes, 10 de enero de 2012

Gente cabal

Izquierdas, derechas... da igual. Lo importante es que la gente tenga palabra. Palabra de caballero, de caballero español. Que genere confianza.

Por sus actos los conoceréis. Mariano Rajoy Brey, a la sazón Presidente del Gobierno del Reino de España nos explica lo que implica subir impuestos. Es decir, nos explica lo que ocurrirá una vez que ponga en práctica sus propias medidas. Insólito.

domingo, 8 de enero de 2012

Espíritu libre

Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estuvo solo.

sábado, 7 de enero de 2012

Artistas

¿Es posible vivir del arte?

Sí, sin lugar a dudas hay gente que vive del arte.

Pero no suelen ser los artistas.

miércoles, 4 de enero de 2012

Poetas

Los poetas mediocres dicen lo que deciden sentir.

Los poetas de andar por casa dicen lo que piensan que deberían sentir.

Los verdaderos poetas dicen aquello que realmente sienten.

Sin anestesia.

martes, 3 de enero de 2012

Rajoy y sus primeras medidas

Teniendo en cuenta que entre todos pagamos a una serie de personas para que se encarguen de que cobremos menos (listos que somos), Mariano Rajoy y sus golden boys tienen una oportunidad de oro para darle a este gobierno manostijeras una pizca de credibilidad: propongo que decrete un recorte de los sueldos de todos los miembros del gobierno, asesores, diputados, senadores, parlamentarios, etc. etc. del 50 por ciento. Aún así les sobraría para llegar a fin de mes.

Con efecto INMEDIATO. Eso haría que se contemplara al "político profesional" como a alguien que entiende de qué va el mundo y no vive en un planeta aparte. Alguien que entiende que no puede andar pidiendo sacrificios a todo el mundo y seguir tan ricamente.

Después pueden continuar putéandonos sin más. Se trata de algo vocacional. No hay miedo: Sol no es el acorazado Potemkin.

De momento.

La crisis es para perdedores e ineptos

Los parlamentarios italianos se encuentran entre los mejor pagados en Europa y reciben casi 15.000 euros al mes.

Estos políticos tienen un sueldo base de 11.283 euros (14.600 dólares) mensuales antes de impuestos, según un informe publicado hoy. Además, los parlamentarios también reciben otros 3.503 euros al mes para cubrir gastos de transporte y otros, además de viajar gratis en tren, barco y avión y la exención de las cuotas de la autopista, según el informe.

El informe, elaborado por una comisión encabezada por el jefe de la agencia nacional de estadísticas de Enrico Giovannini, fue publicado justo cuando Italia se enfrenta a las medidas de austeridad que incluye subidas de impuestos y recortes de pensiones para tratar de controlar su abultada deuda pública.

El salario de los 630 diputados italianos está más del 60% por encima de la media europea, según el informe. Además, la remuneración y las prestaciones de los 315 senadores son ligeramente superiores.

El alto coste de la política y el Gobierno de Italia y los generosos beneficios obtenidos por lo que es ampliamente conocida como la "casta" privilegiada de los políticos y funcionarios ha sido una fuente de malestar generalizado en Italia, que con la crisis económica se ha extendido.

Reducir los gastos y recortar de nuevo la superposición de administraciones locales y regionales y las autoridades públicas es una de las prioridades para el gobierno del primer ministro tecnócrata Mario Monti.

El informe compara los salarios de los parlamentarios italianos con los de sus homólogos de Alemania, Francia, España, Bélgica, Holanda y Austria.

De esta forma, el salario base medio mensual de los otros seis países fue 6.937 euros, que van desde la 2.813,90 euros que ganan los diputados españoles a los 8.503,90 euros pagados a los diputados holandeses.

Gente corriente

Deseábamos menos cosas y eran mucho más baratas.