jueves, 31 de marzo de 2011

La energía eólica rompe moldes


En el mes que termina hoy, la producción de energía eólica en España se ha puesto en cabeza. Hay que precisar que se trata de energía producida, no la consumida. En términos de consumo nuestro modelo sucio sigue dependiendo de las importaciones. Ese modelo es el que precisamente hay que cambiar.

El viento es nuestro, no produce plutonio ni contaminación de los alimentos, no genera residuos peligrosos, no provoca mareas negras. Si la energía eólica ha logrado ser la número uno, ¿no cabría pensar en un mix energético de renovables -donde se aprovechara todo, la eólica en tierra y en el mar, la solar en todas sus vertientes, la hidráulica, la minieólica, biomasa, células de combustible, la maremotriz, modelos como el que se intenta implantar en la isla de El Hierro, en el que se bombea agua a depósitos elevados y se reutiliza una y otra vez, etc.? Esto, obviamente, acompañado de drásticas medidas de eficiencia y ahorro energético. Viento y sol hay prácticamente en todas partes del globo. Como nuestro modelo se basa en la desigualdad, es decir, en que unos viajen en AVE y en Business y otros vivan en la Edad de Piedra, es obvio que no interesa para nada desarrollar y perfeccionar modelos a gran escala que eliminen la esclavitud del comercio energético y la dependencia de los grandes grupos de presión.

La única forma de hacer que los gobiernos entiendan el clamor de la calle es lograr que se vayan a casa. Hoy más que nunca resulta necesario un análisis en profundidad de nuestro modelo energético. En Alemania ya se han dado los primeros pasos. Merkel ha salido derrotada en un feudo tradicional de su partido y los verdes se han alzado con la victoria.

Ni un voto más para los partidos supeditados a los intereses de las grandes empresas. Todos tenemos algo que decir sobre esta cuestión.

Ahora quieren hacer "tests de stress" de las centrales nucleares y los lobbies afirman que un terremoto de grado 9 y un tsunami como el de Japón son prácticamente irrepetibles. ¿Acaso creen que la gente es imbécil? ¿Cuál es el grado real de la seguridad de las más de 400 centrales nucleares que funcionan en el mundo? ¿Cuánto le costaría a un grupo de iluminados atentar contra dichas instalaciones generando un desastre sin precedentes? Si pudieron derribar la Torres Gemelas violando el espacio aéreo de Nueva York, hacer estallar los trenes de Atocha, matar gente en el metro de Londres... qué no podrán hacer con las medidas de seguridad estándar. Los propios franceses, con más de cincuenta centrales nucleares en su territorio confiesan que no cabe excluir la posibilidad de un accidente grave.

En el último "Informe Semanal" se incluía la filmación de una supuesta "sesión de crisis" nuclear en España. Imposible determinar si reír o llorar ante aquella patética visión. En caso de un desastre de verdad no hay escapatoria.

Cuando alguien hace el cálculo de lo que cuesta el petróleo o la energía nuclear ¿también coloca en la hoja de Excel costes a largo plazo como los efectos sobre la salud de las personas, las mareas negras, los costes de almacenamiento del combustible nuclear inservible, la posibilidad de accidentes como Chernóbil, Three Milles o Fukushima, la contaminación atmosférica en las ciudades, etc.?

Tenemos científicos, gente preparada en todas las disciplinas, la ciencia de hoy en día funciona como un gran cerebro colectivo, en donde el conocimiento y los nuevos hallazgos se transmiten a la velocidad de la luz. Cuando se planteó el proyecto genoma, la comunidad científica aunó esfuerzos y resolvió muchas de las cuestiones planteadas en tiempo record.

En esto ocurre como en la cuestión de las enfermedades raras. Como no resultan rentables para las empresas farmacéuticas, la gente que las sufre está desahuciada.

¿Quién determina lo que es rentable y lo que no? El cambio está al alcance de la mano. Es cuestión de dejar de vivir como suicidas aburguesados, con el cerebro bóvido de un nuevo rico y comenzar a trabajar a largo plazo, en transición hacia un modelo más armónico.

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La energía eólica confirma la importancia que ha adquirido para cubrir la demanda eléctrica sin comprometer en exceso el medio ambiente ni la balanza comercial. En marzo, la energía generada a partir del viento ha sido la tecnología con mayor producción eléctrica por encima del resto, según Red Eléctrica de España (REE). Además, tal y como ha destacado la patronal del sector, su aportación ha permitido reducir las importaciones de hidrocarburos en 250 millones y evitar la emisión de 1,7 millones de toneladas de CO2.

El viento ha permitido reducir las importaciones de hidrocarburos en 250 millones y evitar la emisión de 1,7 millones de toneladas de CO2

Esta es la primera vez que la energía eólica supera al resto de tecnologías como la de ciclos combinados de gas o la nuclear, últimamente muy cuestionada a raíz de la tragedia de la central de Fukushima en Japón. Según los datos oficiales, los parques eólicos han cubierto un 21% de la demanda y han marcado un récord mensual, con una generación de 4.738 GWh, un 5% más que en marzo del 2010 gracias a los días de viento registrados a lo largo del mes.

El conjunto de las tecnologías renovables cubrió en marzo el 42,2% de la demanda de electricidad, por debajo del 48,5% del mismo periodo de 2010, debido a que la producción hidráulica del año pasado fue mucho más elevada. Asimimo, en el conjunto del primer trimestre del 2011, las fuentes renovables han cubierto un 40,5% de la demanda, algo menos que en el mismo periodo del 2010, cuando alcanzaron un 44%. Además, en el mes, el 57,9% de la electricidad se generó con tecnologías que no emiten CO2 gracias, precisamente, al tirón de la eólica.

En todo 2010, las renovables sí fueron la primera fuente de generación de electricidad con un 32,3% de la producción eléctrica -siete puntos porcentuales más que en 2009- y el 13,2% de la energía final consumida.

La nuclear, la segunda

Volviendo a los datos de marzo, la segunda tecnología en generación fue la nuclear con un 19% del total, la hidráulica representó el 17,3% mientras los ciclos combinados alcanzaron el 17,2%. A continuación, la cogeneración y otros fueron las responsables del 15% mientras el carbón y la solar cierran la clasificación con un 12,9% y un 2,6%.

Desde el sector, la Asociación Empresarial Eólica (AEE) ha destacado que ha producido en marzo electricidad suficiente para cubrir el consumo de un país del tamaño de Portugal. Gracias a su aportación, además, no ha hecho falta tener que importa hidrocarburos para generar electricidad en marzo por valor de 250 millones de euros. Junto a ello también se ha evitado la emisión de 1,7 millones de toneladas de CO2 en marzo, el equivalente a plantar 850.000 árboles, y ha desplazado en el mercado a tecnologías más caras, añade la patronal.

En su opinión, el empuje de la energía generada por el viento fue la principal razón por la que 2010 fue el primer año en que España tuvo un saldo exportador de electricidad con Francia. El coste medio anual del mercado de electricidad español fue aquel año de 38 euros por megavatio hora (MWh), frente a los 47,5 euros MWh de Francia. "Este hito histórico alcanzado por la eólica demuestra que esta energía, además de ser autóctona, limpia y cada vez más competitiva, es una realidad capaz de abastecer ya a trece millones de hogares españoles", ha enfatizado el presidente de la AEE, José Donoso.

miércoles, 30 de marzo de 2011

La rabiosa actualidad

Fukushima y el plutonio ya no son noticia de portada. Hasta que aparezca Godzilla por las calles de un Tokio posnuclear comiéndose a los supervivientes mutantes, la prensa seguirá ocupándose de lo que realmente importa: los osos panda, la reina, faisanes, "la roja", el novio de Belén Esteban, "el patatal"...

Hay que serenarse, la Agencia nuclear japonesa acaba de emitir un informe analizando la población de salmones cercanos a Fukushima. La conclusión es que no sólo son aptos para el consumo humano, sino que debido a su color verde y a su sabor hormigueante, no será preciso acompañarlos con wasabi. Las trazas de yodo, además, son el equivalente a dos dosis de betadine diarias, por lo que se estima que su consumo será beneficioso para reducir aftas y úlceras de estómago, mejorar el aliento de los consumidores y contribuir así al bienestar general de la población.

¿Y no será que la prensa de todo color y condición está metida en el ajo hasta el tuétano?

Tímidamente, algún medio de comunicación recuerda la epopeya de los niños de Chernóbil y que 25 años después los efectos de la radiación siguen ahí.

En dos años, todo olvidado y a construir más nucleares! Belcebú ya puede irse de vacaciones que nos ahorcamos nosotros solitos.

lunes, 28 de marzo de 2011

Puesto de trabajo


¡El mileurismo es cosa del pasado!

Se ofrece puesto de trabajo remunerado. Empresa: TEPCO. Sueldo: 100.000.000 o 100.000 yenes (dependiendo del contador Geiger y del becario de turno). Contrato por horas y/o fracción. Lugar: Zona Muerta, Japón. Tarea a realizar: limpieza a conciencia de contaminación por radiaciones en central nuclear, zonas aledañas y Océano Pacífico. Carga, descarga y traslado de botijos. Pesca de género contaminado con arpón y artes tradicionales. Se valorará disposición voluntaria a catar alimentos susceptibles de albergar cesio o yodo radioactivo y disponibilidad total para viajar por el globo terráqueo para descontaminar lo que sea menester dependiendo del libre albedrío de los vientos. Trabajo "para toda la vida". Como mínimo, por lo que te quede de vida. Vacaciones en playa artificial, crucero en cuarentena, celdas de aislamiento. Se requiere elevado nivel de tolerancia a la frustración. Grandes posibilidades de promoción laboral. Ambiente relajado y espíritu de empresa. Bonus en acciones de la compañía. Imprescindible referencias y testamento firmado ante notario. Preferible divorciados, artistas pobres, poetas, desesperados de todo pelaje y condición, todo aquel que sea marea negra y sirva para poco y nada. Incorporación inmediata.

Interesados contactar Srta. Laparc. REF. 666

viernes, 25 de marzo de 2011

Inside Job

Al Capone solía afirmar que cobrar más allá de un 16 por ciento de intereses resulta inmoral. A diferencia de los ladrones de guante de blanco que campan a sus anchas por el planeta azul, los gangsters de los años treinta parecían tener cierta ética.

Inside Job es un documental valiente y bien estructurado que ofrece una explicación de cómo se ha generado la inmensa crisis financiera en la que estamos inmersos. Su director, Charles Ferguson, huye del humor a lo Michael Moore. Es que la cosa se parece más a una película de terror. Y los protagonistas somos todos nosotros. Ver esfumarse los ahorros de toda una vida o las esperanzas de tener un techo es cualquier cosa menos gracioso.

La matematización de las finanzas -generando estructuras ininteligibles para el ciudadano medio que permiten mezclar activos tóxicos o bienes inexistentes con elementos reales y que se compran a precio de oro en el banco de toda la vida bajo el nombre de "Fondo de Inversión TRANQUILIDAD" o "Ahorro Feliz"- y la codicia infinita de unos pocos que siempre caen de pie hacen que suceda lo que nos muestra Inside Job.

El horror... el horror... decía Marlon Brando en Apocalypse Now musitando las palabras de Conrad.

La mayor parte de los criminales que han causado con todo el conocimiento de causa esta debacle siguen en sus mansiones. ¿Alguien fue a la cárcel por el corralito argentino, preludio del mal que se ha extendido por todo el globo? ¿Acaso la administración Obama ha castigado a los responsables de todo esto? No. Los únicos que han tomado cartas en el asunto han sido los islandeses, que están capitaneando un movimiento que podríamos denominar el "In Transition" de la vida política. Reglas del juego más férreas y castigo a los culpables. Implicación y control popular de las cosas que nos pueden borrar del mapa, como es el caso de las finanzas globales o la voracidad de las corporaciones multinacionales de producción de energía.

Los encorbatados personajes que diseñan fondos de inversión, hipotecas subprime, derivados, opciones, warrants y mil y una etiquetas más para rebautizar el timo del tocomocho, son potencialmente más destructivos que 30 Fukushimas juntas. Sin embargo, todo sigue como estaba. El que ganó millones con todo esto (en el documental se dan nombres y apellidos, obviamente la mayor parte se niega a comparecer pero hay algunos caraduras que intentan exculparse) los tiene a buen recaudo en paraísos fiscales. Nuestro sistema funciona de tal manera que los ladrones de verdad, los que roban los sueños a la gente, tienen todo diseñado para escapar a cualquier clase de castigo.

Salvo en los países musulmanes... y nuestros gobernantes deberían tomar buena nota de lo que está sucediendo allí, que no sólo corre como un reguero de pólvora por el norte de África, sino que afecta también a Siria, Yemen y los Emiratos del Golfo.

Inside Job debería verse en los colegios y discutirse en las calles. Lenta, aburrida, plúmbea y amodorrante como el 99 por ciento de las clases universitarias, pesada, abstrusa, más terrorífica que La matanza de Texas, pero infinitamente real.

A esto hemos llegado. What's next? ¿Qué nuevas engañifas legales estarán diseñando en estos precisos instantes?

He aquí un sitio donde ver esta película imprescindible en versión original con subtítulos. Deberías verla. Como mínimo sirve para practicar tu inglés y al paso que vamos en España, lo vas a necesitar. Lo siento Sinde, tú tranquila en tu despacho que, de momento, cobras a fin de mes. El pueblo debe conocer los formas y modos del diablo.

martes, 22 de marzo de 2011

Los sonidos de la muerte



Como si de un videojuego se tratara, el artista japonés Isao Hashimoto muestra dónde se han producido las más de 2.000 explosiones nucleares que la atmósfera terrestre ha soportado desde 1945.

El conocimiento puede ser letal. La mirada a corto plazo no tardará en cobrar las deudas. Con intereses inasumibles.

La empresa social y solidaria

¿Qué sentido tiene escribir poesía en tiempos de penuria? Así lo expresaba el pensador alemán Martin Heidegger en la época de la Segunda Guerra Mundial.

Hoy vivimos tiempos límite también. El problema básico está en nuestro sistema infinitamente voraz que se construye con los peores mimbres de la naturaleza humana: la sed de riqueza y la absoluta insensibilidad ante el sufrimiento de los demás.

Una empresa cordobesa (de la Córdoba española, tierra de gente cabal) ha creado una propuesta siguiendo las leyes de la lógica del beneficio capitalista ya que, de momento, el sistema es el que es. Sin embargo, se trata de una apuesta que cumple una función social de primer orden. Es la empresa del siglo XXI. Ellos nos muestran el camino a seguir.

Las cuentas son cuentas por más que les pese a algunos. Cuando uno ingresa 500 euros mensuales y tiene que hacer frente a los gastos esenciales, como luz y agua, se ve obligado a priorizar. Si deja de pagar, puede terminar en un albergue o debajo de un puente. Si no come, puede morir. Para este colectivo en riesgo de exclusión social, ha nacido la sociedad Acción Social y Negocios, Anusim, que les ofrece alimentarse a un precio asequible para ellos.

Un grupo de profesionales universitarios y pequeños empresarios han puesto en marcha Anusim con el objetivo de resolver una de las necesidades primordiales de 20.000 cordobeses: conseguir alimentarse de forma satisfactoria y equilibrada con el menor aporte posible del escaso presupuesto económico con el que cuentan. A ellos, esta sociedad les ofrece la posibilidad de comer de forma sana al día por tan sólo 2,95 euros, IVA incluido.

El proyecto, que resultó premiado con mención especial en el concurso de ideas sociales celebrado por la Universidad de Córdoba (UCO), está destinado al sector de la población que, por diversos motivos, aún no están en situación de acudir a los comedores sociales o que, estándolo, deciden no hacer uso de ellos. Anusim lo que hace es ofertar menús a bajo precio a estas personas, pero sin cocinar. Les vende la materia prima -que previamente han comprado a mayoristas de Mercacórdoba a un coste muy bajo- necesaria para la elaboración de un menú equilibrado cada día, suficiente para dos personas, compuesto de dos platos y fruta.

Como ha explicado uno de los socios fundadores, Antonio Carbonell, una familia de cuatro miembros puede satisfacer sobradamente sus necesidades de una comida diaria equilibrada por 100 euros mensuales. Con los casi tres euros que cuesta un menú puede comer, por tanto, una sola persona varios días. El ahorro se nota así a fin de mes.

Rosalía, que está jubilada, sólo ingresa 500 euros mensuales que por más que lo intenta no logra estirar. La mujer asegura que ha notado "un poquito de ahorro" desde que compra en el pequeño local que la sociedad abrió el pasado 14 de febrero en la calle Algeciras, en el Sector Sur, una de las zonas más desfavorecidas de la capital cordobesa.

Dolores Acedo también es viuda y cuenta con poco presupuesto para destinar a la alimentación. Desde que se enteró de que en el barrio vendían menús diarios a bajo precio se ha hecho clienta fija. Eso sí, sólo acude cada dos o tres días, una vez que gasta toda la comida, que igual que a Rosalía le da para más de una ocasión. Mari Carmen Morales, que también es clienta habitual, se está dedicando a promocionar la iniciativa. "Esto es un barrio pobre, conflictivo. Intentamos ayudarnos unos a otros. Yo aconsejo en mi mercería a la gente que sé que lo necesita que vayan a comprar a esta tienda porque a fin de mes se pueden ahorrar un dinerillo".
Productos gratis por difundir esta iniciativa

Los menús los diseñan uno de los socios y el encargado de la tienda. Tres días a la semana suelen contener pescado y dos carne. La fruta, en cambio, no suele faltar ningún día. Este lunes, por ejemplo, ofrecían de primero, paella o estofado de magro; de segundo, huevos rellenos y peras de postre.

Anusim también pretende incentivar a aquellas personas que se preocupen por difundir esta actividad. Así les ofrecerá a las que se encuentren en un estado de necesidad el que puedan obtener de forma gratuita una comida si encargan o compran en un mismo día para sí mismos o terceras personas un total de nueve menús.

La entidad, que ha necesitado un presupuesto de 63.000 euros para echar a andar, no es sin ánimo de lucro, pero pretende cumplir una "labor social" rellenando un hueco "inexistente": el de quienes aún no están en una situación desesperada... pero se acercan a ella a una velocidad constante.

A pesar de que los beneficios que Anusim obtiene a través de la venta de estos menús a bajo precio son ínfimos, logra ser autosuficiente para no depender de ayudas públicas o privadas ni de la caridad.

El futuro de la energía

En el futuro, el suministro energético mundial dependerá de las energías renovables. La afirmación es tan cierta como imprecisa. Más cierta, si cabe, tras el desastre de la central nuclear de Fukushima en Japón. Pero nadie, ningún experto, ningún Gobierno, sabe cuánto tiempo va a llevar sustituir la energía nuclear y los combustibles fósiles -cada vez más caros, cada vez más escasos y siempre contaminantes- por energías limpias. Eso sí, nadie duda de que va a suceder. Porque los pasos en esa dirección se suceden. La Unión Europea (UE), por ejemplo, ha aprobado que en 2020 el 20% de la energía consumida sea limpia, renovable. Ello supone que, en el caso de la producción eléctrica, en torno al 40% de la generación provenga de los parques eólicos (on shore y off shore), las presas hidráulicas, los parques fotovoltaicos y las instalaciones termosolares, principalmente.

También la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en su informe World Energy Outlook 2010 empuja en esa dirección. Evitar el calentamiento global peligroso, en el horizonte de 2030, sostiene, requerirá mejorar en un 60% la eficiencia en el uso final de la energía; alcanzar el 20% de energías renovables en el consumo; mantener un 10% de energía nuclear y lograr un 10% en la captura y secuestro de carbono.

En este contexto, la alerta nuclear decretada en Japón, tras el terromoto de magnitud 9 y el posterior tsunami que destrozó la central nuclear de Fukushima, no ha hecho sino reforzar la idea de que el futuro será energéticamente limpio o no será. La energía nuclear, de gran relevancia en muchos países desarrollados (en España aporta en torno al 19% de la producción eléctrica), ha demostrado, pese a que muchos lo suavizan, que es vulnerable. Puede convertirse en el no problem más grande de la historia, según la frase de los años cincuenta atribuida a un experto estadounidense y referida a los residuos que genera.

El responsable de la Fundación Renovables, Javier García Breva, lo resume así: "No se puede asumir la maduración de una tecnología, como la nuclear, a base de desastres", dice. Así pues, habrá parón nuclear.

Sin duda, es la hora de las renovables. Es un hecho que pone a todos los Gobiernos, a las empresas y a los partidos políticos en una encrucijada. Porque como la industria nuclear asumió en los años ochenta, "un accidente en una central nuclear en cualquier país es un accidente en todos los países".

En el caso de España, con un tercio de la producción eléctrica de origen renovable, esa encrucijada es especialmente evidente. Las miradas se vuelven hacia las energías limpias justo cuando el Gobierno ha decidido recortar las subvenciones a las renovables para sujetar el llamado déficit tarifario eléctrico, camino de los 20.000 millones. Sucede justo también cuando la presión de las grandes empresas energéticas había logrado eliminar, mediante una enmienda a la Ley de Economía Sostenible, cualquier referencia a los 40 años como límite de la vida útil de las centrales nucleares.

Al Gobierno español, como a algunas empresas, la alarma nuclear en Japón le ha pillado con el paso cambiado. Apenas unos meses atrás (diciembre de 2010), el Ejecutivo, en un gesto de ajuste a la realidad, había decidido recortar costes por decreto en el sector eléctrico. En una decisión muy discutida, incluso por Bruselas, el Ministerio de Industria recortó un 30% las primas a los huertos solares para ahorrar 2.220 millones de euros en tres años. Además, estableció un nuevo peaje para las empresas generadoras de 0,5 euros por megavatio-hora producido y extendió medio año, hasta 2013, el llamado bono social, cuyo coste -150 millones- asumen las compañías eléctricas para no subir la luz a los colectivos más desfavorecidos.

El decreto, contrastado, tamizado, discutido y aceptado con y por el sector, preveía también que las empresas costearan, con 670 millones en tres años, el desarrollo de los planes de ahorro y eficiencia energética que hasta ahora se apoyaban en la tarifa eléctrica. A la luz de lo sucedido tras el terremoto en Japón, todo parece un tanto irreal. De pronto, lo que parecía caro y prescindible, adquiere importancia. Y lo que parecía indiscutible y asentado, pierde posiciones. El ministro de Industria, Miguel Sebastián fue muy claro ayer mismo: "Si las centrales nucleares no superan las pruebas habrá que prescindir de su actividad", dijo al término de una reunión extraordinaria de responsables de Energía de la UE.

Tras el desastre de Fukushima, la decisión de Alemania de desconectar las siete centrales nucleares más antiguas del paísy la paralización del programa nuclear chino ha llevado a muchos analistas a considerar la posibilidad de que se produzca un parón nuclear en toda regla. Si se produce, tendrá lugar en el momento en que la industria atómica preparaba su despegue. Pero está por ver. También con ocasión del gran vertido de petróleo de BP frente a las costas de EE UU se habló de un antes y después de la industria del petróleo.

En España, los documentos del Foro Nuclear, la asociación que agrupa a las empresas que operan en el sector, habían calificado el periodo 2000-2030 como el de la "reintroducción y consolidación" de la industria. Una reintroducción necesaria tras lo sucedido en Estados Unidos en 1979 (accidente de Three Miles Island) que dio lugar, según los documentos del Foro Nuclear, a una etapa de "radiofobia social y estancamiento" acentuada por la explosión de la central de Chernóbil (Ucrania) en 1986.

Las grandes empresas eléctricas españolas operan seis centrales nucleares, todas ellas en la península. Dos plantas disponen de dos reactores cada una (Almaraz y Ascó), por lo que suman ocho reactores de agua ligera, con una potencia total instalada de 7.728 MWe. Con ese parque, las dos compañías de mayor tamaño, Endesa (propiedad del grupo italiano Enel) e Iberdrola, han tomado posiciones en lo que todavía suponen que será una gran negocio: el desarrollo nuclear. Endesa comunicó, hace apenas unos días, la firma de un acuerdo con la compañía estadounidense Westinghouse (fabricante de la mitad de los reactores en funcionamiento en el mundo) para entrenar y formar personal ante posibles nuevos proyectos nucleares. Proyectos, recogía expresamente el comunicado, que podrían extenderse también a España. Iberdrola, por su parte, tiene también tomadas posiciones en los planes del Gobierno de Reino Unido para construir nuevas plantas.

En España, la presión solo ha llegado, de momento, a la eliminación de los 40 años como límite de funcionamiento de una central y al cuestionamiento del cierre de la central de Garoña en 2013. Por supuesto, todas las demandas del sector tienen el respaldo de lo que el Foro Nuclear define como "instituciones internacionales relevantes". De la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) a la Agencia Internacional de la Energía, pasando por la OCDE, existen toda clase de informes y documentos en los que se aconseja a los Gobiernos integrar la energía nuclear en sus parques de generación. Todo eso está ahora en cuestión. La seguridad de las centrales nucleares se va a revisar en todos los países mientras el mundo aguanta la respiración ante cada nueva vaharada en la central japonesa.

Hay mucha desconfianza ante una industria que, aunque ha hecho grandes esfuerzos en los últimos años por aparecer como más transparente, aún da para narrar detalles curiosos. Dos ejemplos: los residuos nucleares se contabilizan como "bultos" y las estadísticas sobre radiación de los trabajadores de las centrales se publican y comparan como dosis "colectivas". Los "bultos" radiactivos, de los que en España se produjeron 3.914 en 2009, se definen por la industria como "embalajes con su contenido radiactivo, tal y como se presentan para su transporte y almacenamiento". Las llamadas dosis "colectivas", por su parte, son "dosis efectivas, equivalentes o comprometidas que recibe el conjunto [de empleados]. Se mide en sv-persona (sievert, unidad de radiación) y se obtiene sumando las dosis recibidas por cada uno de los miembros del conjunto".

A la industria nuclear, señalan los organizaciones ecologistas, antinucleares y las asociaciones de renovables, le queda mucho camino que recorrer para explicar su actividad, su rentabilidad económica y social y sus verdaderos costes. "Lo que habría que destacar", señala García Breva, "es que en España, por mucho que se diga, sobra capacidad de generación y podría plantearse, sin ningún problema, el cierre programado de las centrales". Los datos en los que basa sus afirmaciones son rotundos: la punta de demanda registrada en España ronda los 44.000 Megavatios, mientras que la potencia instalada supera los 100.000 Megavatios.

Tanto para García Breva, como para el exdirector de Greenpeace España, Juan López de Uralde (fundador de Equo), el futuro solo puede ser renovable. López de Uralde, en los foros en los que participa, sostiene que "el coste de un modelo energético 100% renovable no sería superior al de un modelo convencional". Puede parecer una utopía, pero el planteamiento de un modelo renovable 100% cuenta con el apoyo y el respaldo de estudios como los del Instituto de Investigación Tecnológica (ITT) de la Universidad de Comillas -Modelo 100% renovable para el Sistema Eléctrico Español-; documentos de la Fundación Ideas (vinculada al PSOE) e informes como los elaborados por el Congreso Nacional de Medio Ambiente (Conama).

El debate se calienta mientras sube el precio del gas y del carbón; las empresas con activos renovables suben en Bolsa; baja el precio del uranio y aumenta la volatilidad en el mercado del crudo. Apuntando a las nucleares, desde la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) se destaca: "Si todas las energías internalizaran sus costes externos, las renovables competiríamos con ventaja en el mercado". Mientras el debate se despeja, se puede trabajar en mejorar lo que existe. Es la receta que viene defendiendo Red Eléctrica de España (REE): iniciativas para mejorar la gestión de la demanda, lograr un consumo más eficiente y flexibilizar la demanda. ¿Cómo? Más bombeo (almacenamiento de agua), más interconexiones y más coche eléctrico.

lunes, 21 de marzo de 2011

Aquí no pasa nada

Los servicios de información antiterrorista (CNI, Policía y Guardia Civil) han advertido en varias ocasiones al Gobierno de la vulnerabilidad de las centrales nucleares ante un posible ataque terrorista y anticipado que de producirse sería el más "devastador". La seguridad interior de estas instalaciones corresponde a las empresas propietarias, está en manos de compañías privadas y las mejoras de los últimos años son insuficientes y mejorables, según informes de inteligencia remitidos al ejecutivo.

Desde el 11-M el Gobierno y el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) han reforzado la seguridad de las centrales nucleares para blindarse ante la amenaza yihadista que las sitúa en el centro de la diana terrorista, pero el talón de Aquiles sigue siendo su sistema de seguridad interior. Una debilidad que casi nadie niega y que reconocen los expertos y mandos consultados.

La última demostración de esta vulnerabilidad quedó patente el pasado 15 de febrero cuando activistas de Greenpeace irrumpieron en la central nuclear de Cofrentes (Valencia), subieron a la torre de refrigeración oeste, de 125 metros de altura, y pintaron la frase "peligro nuclear". "Nosotros solo queríamos pintar, pero si hubieran sido terroristas nadie sabe el daño que habrían causado. Quedó en evidencia la falta de seguridad", asegura Carlos Bravo, de 50 años, dirigente de Greenpeace.

Cuatro guardas jurados de la central, propiedad de Iberdrola, y dos perros no lograron impedir que 16 ecologistas vestidos con monos naranjas y cascos sortearan las vallas de seguridad cargando mochilas, escaleras y material de escalada. "Llamé a las 6,32 horas de la mañana a la sala de emergencia del Consejo de Seguridad Nacional para avisar que iban a entrar y que no les confundieran con terroristas, pero en diez minutos ya estaban subidos a la torre", relata Bravo. Greenpeace ha protagonizado asaltos similares en la central de Almaraz (Cáceres), un activista la sobrevoló en parapente sin ser detenido, y en Zorita donde sus activistas desplegaron una pancarta en el cúpula de su reactor.

Fernando Sánchez Gómez, comandante de la Guardia Civil, es el director del Centro Nacional de Protección de Infraestructuras Críticas que coordina y analiza la seguridad en las centrales nucleares. Este organismo creado en 2007 y dependiente del Ministerio del Interior es el que elabora el plan estratégico del sector nuclear y vigila que cada operador privado tenga su propio plan de seguridad. "La seguridad dentro de los recintos corresponde a la empresa privada y la regula el Ministerio de Industria. De las vallas para dentro corresponde a la central. Fuera es nuestra responsabilidad", destaca un portavoz de Interior. "Tenemos que ponernos en el peor escenario y las acciones de Greenpeace demuestran que la seguridad interior de las centrales es insuficiente para proteger una instalación tan delicada", señala un alto mando de la Guardia Civil. En 2004 este servicio asignó 1.682 agentes a un plan de respuesta ante un posible incidente nuclear.

Un cable secreto de la embajada de EE UU en Madrid recogía hace un año otro punto flaco en la seguridad de las centrales nucleares españolas: con su configuración actual "no protegen contra algún trabajador con permisos que quiera organizar un ataque desde dentro de la instalación". La confesión partió de Carlos Torres, consejero para no proliferación del Ministerio de Exteriores, durante una reunión de miembros del Gobierno y del Consejo de Seguridad Nuclear con representantes de la legación diplomática y según el cable "el Gobierno español cada vez está más preocupado sobre cómo defenderse de esta posibilidad". Torres definió como "buenas" las medidas de seguridad física y relató la campaña que ETA mantuvo entre 1977 y 1982 contra la central nuclear de Lemóniz calificándola de "exitosa" y recordando que "los terroristas consiguieron llegar bastante lejos dentro de la instalación".

Las centrales españolas han reforzado sus sistemas de seguridad física y establecido mayores controles para sus trabajadores, pero solamente la central de Cofrentes cuenta con tarjetas de lectura mediante huella digital. Los trabajadores tienen que superar cuatro controles diferentes: en el primero muestran su tarjeta a los guardias de seguridad, en el segundo pasan el control de huella digital, el tercero es un detector de metales y explosivos y el cuarto una nueva identificación. "En las demás centrales el control es solo físico", asegura un técnico consultado. "Es difícil hacer daño en la parte nuclear. La exclusa por las que se accede a la zona de contención está bloqueada por la sala de control y además hay cámaras que lo graban todo", señala un ingeniero de Tecnatom, la empresa que asiste a las centrales.

El CNI investiga a los trabajadores de las centrales nucleares, en especial a algunos especialistas de origen árabe, pero fuentes de la lucha antiterrorista destacan la dificultad de controlar a un colectivo que agrupa a miles de personas. El servicio de inteligencia siguió con especial inquietud el presunto intento de robo de pastillas de uranio en la planta de Enusa en Juzbado (Salamanca) ocurrido en 2007 y todavía sin aclarar. Junto a la verja exterior de esta fábrica apareció un bote con 70 pastillas de dióxido de uranio enriquecido al 4,5%. La empresa pública asegura que en su inventariado no ha detectado diferencias relevantes. El CSN asegura que estas pastillas no sirven para fabricar armas nucleares.

Geração à Rasca

Mi querido amigo Álvaro Fonseca me envía desde Lisboa -a cidade mais bonita do mundo- este texto de Mía Couto (aunque se dice que la autoría corresponde a una bloguera). En cualquier caso, lo que dice es interesante. Lo publico tal cual, en nuestra lengua hermana, que suena a música, a cena con amigos en el Patio 13, a fado de Amália.

Geração à Rasca - A Nossa Culpa - MIA COUTO


Um dia, isto tinha de acontecer.
Existe uma geração à rasca?
Existe mais do que uma! Certamente!
Está à rasca a geração dos pais que educaram os seus meninos numa
abastança caprichosa, protegendo-os de dificuldades e escondendo-lhes
as agruras da vida.
Está à rasca a geração dos filhos que nunca foram ensinados a lidar
com frustrações.
A ironia de tudo isto é que os jovens que agora se dizem (e também
estão) à rasca são os que mais tiveram tudo.
Nunca nenhuma geração foi, como esta, tão privilegiada na sua infância
e na sua adolescência. E nunca a sociedade exigiu tão pouco aos seus
jovens como lhes tem sido exigido nos últimos anos.

Deslumbradas com a melhoria significativa das condições de vida, a
minha geração e as seguintes (actualmente entre os 30 e os 50 anos)
vingaram-se das dificuldades em que foram criadas, no antes ou no pós
1974, e quiseram dar aos seus filhos o melhor.
Ansiosos por sublimar as suas próprias frustrações, os pais investiram
nos seus descendentes: proporcionaram-lhes os estudos que fazem deles
a geração mais qualificada de sempre (já lá vamos...), mas também lhes
deram uma vida desafogada, mimos e mordomias, entradas nos locais de
diversão, cartas de condução e 1º automóvel, depósitos de combustível
cheios, dinheiro no bolso para que nada lhes faltasse. Mesmo quando as
expectativas de primeiro emprego saíram goradas, a família continuou
presente, a garantir aos filhos cama, mesa e roupa lavada.
Durante anos, acreditaram estes pais e estas mães estar a fazer o
melhor; o dinheiro ia chegando para comprar (quase) tudo, quantas
vezes em substituição de princípios e de uma educação para a qual não
havia tempo, já que ele era todo para o trabalho, garante do ordenado
com que se compra (quase) tudo. E éramos (quase) todos felizes.

Depois, veio a crise, o aumento do custo de vida, o desemprego, ... A
vaquinha emagreceu, feneceu, secou.

Foi então que os pais ficaram à rasca.
Os pais à rasca não vão a um concerto, mas os seus rebentos enchem
Pavilhões Atlânticos e festivais de música e bares e discotecas onde
não se entra à borla nem se consome fiado.
Os pais à rasca deixaram de ir ao restaurante, para poderem continuar
a pagar restaurante aos filhos, num país onde uma festa de
aniversário de adolescente que se preza é no restaurante e vedada a
pais.
São pais que contam os cêntimos para pagar à rasca as contas da água e
da luz e do resto, e que abdicam dos seus pequenos prazeres para que
os filhos não prescindam da internet de banda larga a alta velocidade,
nem dos qualquercoisaphones ou pads, sempre de última geração.

São estes pais mesmo à rasca, que já não aguentam, que começam a ter
de dizer "não". É um "não" que nunca ensinaram os filhos a ouvir, e
que por isso eles não suportam, nem compreendem, porque eles têm
direitos, porque eles têm necessidades, porque eles têm expectativas,
porque lhes disseram que eles são muito bons e eles querem, e querem,
querem o que já ninguém lhes pode dar!

A sociedade colhe assim hoje os frutos do que semeou durante pelo
menos duas décadas.

Eis agora uma geração de pais impotentes e frustrados.
Eis agora uma geração jovem altamente qualificada, que andou muito por
escolas e universidades mas que estudou pouco e que aprendeu e sabe na
proporção do que estudou. Uma geração que colecciona diplomas com que
o país lhes alimenta o ego insuflado, mas que são uma ilusão, pois
correspondem a pouco conhecimento teórico e a duvidosa capacidade
operacional.
Eis uma geração que vai a toda a parte, mas que não sabe estar em
sítio nenhum. Uma geração que tem acesso a informação sem que isso
signifique que é informada; uma geração dotada de trôpegas
competências de leitura e interpretação da realidade em que se insere.
Eis uma geração habituada a comunicar por abreviaturas e frustrada por
não poder abreviar do mesmo modo o caminho para o sucesso. Uma geração
que deseja saltar as etapas da ascensão social à mesma velocidade que
queimou etapas de crescimento. Uma geração que distingue mal a
diferença entre emprego e trabalho, ambicionando mais aquele do que
este, num tempo em que nem um nem outro abundam.
Eis uma geração que, de repente, se apercebeu que não manda no mundo
como mandou nos pais e que agora quer ditar regras à sociedade como as
foi ditando à escola, alarvemente e sem maneiras.
Eis uma geração tão habituada ao muito e ao supérfluo que o pouco não
lhe chega e o acessório se lhe tornou indispensável.
Eis uma geração consumista, insaciável e completamente desorientada.
Eis uma geração preparadinha para ser arrastada, para servir de
montada a quem é exímio na arte de cavalgar demagogicamente sobre o
desespero alheio.

Há talento e cultura e capacidade e competência e solidariedade e
inteligência nesta geração?
Claro que há. Conheço uns bons e valentes punhados de exemplos!
Os jovens que detêm estas capacidades-características não encaixam no
retrato colectivo, pouco se identificam com os seus contemporâneos, e
nem são esses que se queixam assim (embora estejam à rasca, como
todos nós).
Chego a ter a impressão de que, se alguns jovens mais inflamados
pudessem, atirariam ao tapete os seus contemporâneos que trabalham
bem, os que são empreendedores, os que conseguem bons resultados
académicos, porque, que inveja!, que chatice!, são betinhos, cromos
que só estorvam os outros (como se viu no último Prós e Contras) e,
oh, injustiça!, já estão a ser capazes de abarbatar bons ordenados e a
subir na vida.

E nós, os mais velhos, estaremos em vias de ser caçados à entrada dos
nossos locais de trabalho, para deixarmos livres os invejados lugares
a que alguns acham ter direito e que pelos vistos - e a acreditar no
que ultimamente ouvimos de algumas almas - ocupamos injusta, imerecida
e indevidamente?!!!

Novos e velhos, todos estamos à rasca.
Apesar do tom desta minha prosa, o que eu tenho mesmo é pena destes jovens.
Tudo o que atrás escrevi serve apenas para demonstrar a minha firme
convicção de que a culpa não é deles.
A culpa de tudo isto é nossa, que não soubemos formar nem educar, nem
fazer melhor, mas é uma culpa que morre solteira, porque é de todos, e
a sociedade não consegue, não quer, não pode assumi-la.
Curiosamente, não é desta culpa maior que os jovens agora nos acusam.
Haverá mais triste prova do nosso falhanço?
Pode ser que tudo isto não passe de alarmismo, de um exagero meu, de
uma generalização injusta.
Pode ser que nada/ninguém seja assim.

El bueno de Mark Twain

Cuando tenía 14 años, mi padre me parecía tan ignorante que no podía soportarle.
Pero cuando cumplí los 21, ¡me pareció increíble lo mucho que mi padre había aprendido en sólo siete años!

viernes, 18 de marzo de 2011

El terror nuclear

Una de las cosas que no deja de sorprender en relación con la cadena de acontecimientos que está desatando el terremoto de Japón es el posicionamiento de ciertos sectores respecto al futuro de la energía nuclear.

Según ciertas voces, no podemos dejar de utilizar las centrales nucleares para producir energía, nuestras centrales son seguras, el desastre de Fukushima no es tal y muestra justamente lo fiables que son dichas centrales, ya que un terremoto de fuerza 9 en la escala de Richter y el posterior maremoto resultan muy improbables, etc., etc.

Yo me eduqué en el terror nuclear. De niño, tenía pesadillas con el fin del mundo estilo Terminator. Eran las consecuencias de las teorías de la "destrucción mutua asegurada". No, no estoy hablando de vuestras/os ex ni de Norman Bates.

Mi mundo de niño también estaba lleno de "realidades supuestamente inmutables". Había un muro en Berlín, existían dos bloques irreconciliables, existía potencial como para destruir la Tierra varias veces. Un mundo de posguerra basado en el miedo y la desconfianza.

Visto desde la perspectiva presente, aquel statu quo resulta cuando menos extraño. Muchas de esas verdades "inmutables" ya no significan nada. La URSS desapareció (y ningún especialista fue capaz de preverlo con suficiente antelación), no sólo por sus contradicciones internas de supuesto paraíso de la clase obrera que no era tal, sino también ayudada por el desastre de Chernóbil. Aquello fue la puntilla que produjo el descabello del socialismo real.

¿Por qué nos resulta tan difícil imaginar otra realidad?

Los especialistas en energía afirman que sin energía nuclear nuestro mundo no sobreviviría ni dos días. Perfecto. Pues entonces vamos a crear otro mundo. Volvemos a In Transition.

¿En qué cabeza cabe que sigamos utilizando energías potencialmente catastróficas? Imaginemos que en lugar de impactar contra las Torres Gemelas, los terroristas deciden atentar contra nuestro corazón energético. El desastre está asegurado.

Si Japón -país con un grado de desarrollo tecnológico inigualable- tiene estos problemas para controlar Fukushima, dando al mundo una imagen terriblemente patética, intentando apagar un incendio con un BOTIJO, ¿qué cabría esperar en caso de accidente nuclear grave en un país menos preparado y mejor dotado por la naturaleza para el caos -y no nombro a nadie?

El escritor Kenzaburo Oé hace una interesante reflexión sobre lo que significa Fukushima y un posible cambio de paradigma.

Sin embargo, estos días oigo y leo a decenas de comentaristas, muchos de ellos especialistas en energía, que ponderan positivamente las bondades de la energía nuclear, diciendo cosas como "no la juzguen en caliente" o "la energía nuclear es la única forma de producir energía en masa sin generar CO2".

Perfecto. No generamos CO2. ¿Y los residuos de las centrales? Hasta hace muy poco se arrojaban al mar en bidones marca ACME. Gracias a los locos de Greenpeace y a la oposición de mucha gente, ahora se entierran en tierra firme, pero tampoco se sabe muy bien qué hacer con ellos.

La doble moral es notoria: a la hora del té, nadie quiere un cementerio nuclear en su pueblo. ¿Y si hubiera un terremoto en tierra firme? ¿La estructura del cementerio impediría que los restos de combustible llegaran al subsuelo? ¿Cuántos botijos podríamos reunir en tal caso?

Mención aparte para las nubes radioactivas. Parece que, en último término, dependemos de la buena voluntad del viento. Muy científico. ¿Alguien se ha preocupado de ver hasta dónde llegó la nube de Chernóbil? Porque hasta donde yo recuerdo, lo de la zona de exclusión a treinta kilómetros es una broma macabra.

¿Realmente necesitamos tanta energía? ¿Por qué no plantear un mundo alternativo sin un consumo tan desaforado y con formas de producir energía mucho más controlables?

Recuerdo mi primer viaje a Bélgica, a finales de los ochenta. Con poco más de 30.000 kilómetros cuadrados (superficie un poco más pequeña que Galicia o Catalunya), los belgas se preciaban de ser los únicos que iluminaban todas sus carreteras por la noche. "Desde el espacio, Bélgica se ve como un punto de luz", decían. ¿Toda esa energía alimentando carreteras solitarias todas las noches? Ya por entonces me pareció una soberana soplapollez.

Estoy harto de contemplar el despilfarro de nuevo rico que hacemos en nuestro mundo "desarrollado". Coches y más coches, oficinas que se quedan iluminadas toda la noche, luces por todos lados, electrodomésticos hasta en la sopa. Véase este interesante artículo-entrevista sobre el Decrecimiento (gracias, Jaime!).

Basta ir un día a Mediamarkt cuando hacen la "fiesta del IVA" y descuentan el impuesto de todos sus artículos. ¿Crisis? ¿Qué crisis? Ahí está la gente con el cuchillo en la boca, dispuesta a matar para llevarse algo eléctrico a casa. Lo que sea.

En mi opinión, la cuestión es clara. No podemos pagar el precio de un desastre nuclear, es inasumible. Como tampoco resulta posible asumir desastres como el Prestige o el BP en el Golfo de México.

Los modelos son países como Dinamarca o islas como El Hierro. Bien, se me dirá que la población de países como Francia o España continental es mucho mayor. De acuerdo. Entonces habrá que estudiar una combinación de mix energético lo más respetuoso posible con el medioambiente, bajar los niveles de consumo a cifras de los años sesenta y diseñar una nueva sociedad.

Posibilidades como el teletrabajo se antojan interesantes. ¿Realmente necesitamos desplazar tanta gente de manera cotidiana? ¿Los productos tienen que viajar al otro lado del mundo? ¿Qué sentido tienen los desplazamientos en coche en medio de un atasco y con un solo ocupante? ¿No podríamos racionalizar el diseño de las casas y convertirlas en autosuficientes? ¿Cómo es posible que un país como España, con 5.000 kilómetros de costa y un clima privilegiado, no haga un uso mucho más generalizado de las renovables?

Puede que la respuesta, como dicen el bueno de Bob y mi amigo Raúl, esté "soplando en el viento". Crucemos los dedos para que el viento no nos traiga los copos de la muerte de "El Eternauta". En todo caso, si llega la parca, que nos encuentre jugando al truco con los amigos.

martes, 15 de marzo de 2011

Hybris

La hybris (en griego antiguo ὕϐρις - húbris) es un concepto que puede traducirse como ‘desmesura’ y que en la actualidad alude a un orgullo o confianza en uno mismo exagerados, resultando a menudo en merecido castigo. En la Antigua Grecia aludía a un desprecio temerario hacia el espacio personal ajeno unido a la falta de control sobre los propios impulsos, siendo un sentimiento violento inspirado por las pasiones exageradas, consideradas enfermedades por su carácter irracional y desequilibrado, y más concretamente por Ate (la furia o el orgullo). Como reza el famoso adagio, erróneamente atribuido a Eurípides: «Aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco.»

Nuestro mundo, nuestra manera de consumir -aquellos que pueden consumir, claro está-, nuestra forma de obtener la energía, la mayor parte de lo que hacemos, la avaricia sin límites, recuerdan al empeño de construir el Titanic, el "insumergible", el barco de los sueños, NI EL MISMO DIOS PODRÍA HUNDIRLO. Y, como todo el mundo sabe, no llegó a culminar su primer viaje. Sus restos descansan a 4.000 metros de profundidad.

Salvando las distancias tecnológicas y la magnitud del desastre ocasionado por un terremoto de una fuerza desmedida y el posterior tsunami devastador, ya tenemos nuestro "próximo Chernóbil".

¿Qué necesitamos para darnos cuenta de que nuestras centrales nucleares son VULNERABLES, tanto en lo que respecta a la acción de la naturaleza como a la de los fanáticos? Capítulo aparte el de los residuos nucleares que antes se tiraban irresponsablemente al mar y ahora se pasan la pelota de un sitio a otro para enterrarlos. Una de dos, o racionalizamos el consumo y cambiamos el modelo energético de forma radical o vamos directos y a toda máquina hacia el iceberg que terminará de rajar el casco de este planeta aburrido de nosotros y nuestras ocurrencias.

¿Cuál es el siguiente acto de esta tragedia? ¿Para qué preocuparse de las bombas nucleares iraníes o norcoreanas si en el mundo ya hay más de cuatrocientas bombas-centrales al alcance de algún iluminado? Se ahorran el misil y el sistema de guiado. Basta un puñado de suicidas/homicidas dispuestos a todo.

Hasta Chile -país con riesgo sísmico donde los haya- se plantea el uso de la energía nuclear.

Si nuestro mundo necesita la energía nuclear para sobrevivir, lo que hay que volver a plantear son las bases de la existencia de nuestro mundo. Desde cero si es preciso. ¿Acaso piensan los representantes de los diversos lobbies o los gobernantes untados de comisiones que las nubes radiactivas iban a esquivar sus casas de diseño con jardín?

Dicho esto, mi mayor respeto y mis condolencias al pueblo japonés que está dando una lección de civismo ejemplar. Yukio Mishima se habría sentido orgulloso. No parecen de este mundo.

viernes, 11 de marzo de 2011

Día gris

Día gris, para variar, en España cañí. Cumplo a rajatabla el acuerdo de divorcio. Mi destino se rije por horarios refrendados, debidamente abonados, compulsados, sellados y lacrados por la autoridad competente. Sobrevivo entre partituras y actos suplidos, minutas, devengos, locomoción, correos, copias, transportes, medidas provisionales, medidas cautelares, juicios verbales, derechos, provisiones de fondos, desglose de poderes, testimonios, petición de alimentos, procuradores, abogados, letrados.

Un día como hoy de hace siete años volaron los trenes de Atocha. Los primeros en llamar, al minuto, fueron Joseba desde Bilbao y Mario desde Alemania. Esas cosas no se olvidan. Sabían que solía subir a esos trenes. Pudo haberme tocado sin más.

Indirectamente, los fundamentalistas islámicos le dieron la puntilla a ETA, ya que después de semejante bestialidad, poner petardos en gasolineras resultaba escasamente terrorífico. Ya no basta con asesinar a sangre fría a una, dos o quince personas, cosa en la que ETA tiene varios masters. No. Para ser terrorista cum laude hay que llevarse por delante a más de 200 y dejar secuelas imborrables en varios miles de una tacada, en caso contrario el público se levanta de la butaca. Eso es terrorismo. Qué será lo próximo que se les ocurrirá a estas brillantes mentes. Una central nuclear, bombas químicas, virus letales.

El terrorista, un gran triunfo de la evolución.

En los alrededores de la estación de Atocha, ya de por sí sombríos, de aluvión, de paso, despersonalizados, inquietantes, con sabor a cuartel de noche, a comedor de oficina, a cola del paro, se suma la presencia invisible de espíritus torturados. Si se afina el oído se les oye gritar por las noches. Se detuvo antes de tiempo el reloj para cientos de almas. Familias borradas del mapa. Muertes inútiles.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Caído del cielo

Alguien hace desaparecer una bolsa con nada menos que un millón y medio de euros que guardan unas misteriosas monjas. El origen del dinero está relacionado con el advenimiento de mi sueg... digo del Anticristo, que se reunía con Stalin en los Urales como Franco bien sabía.

Un rompecabezas digno de Torrente, el brazo imbécil de la ley. Monjas de clausura, billetes de 500 euros (propios de mafiosos, constructores y políticos corruptos), la cercanía de 2012, la desamortización de Mendizábal, la CNT, el copón bendito.

A Dios rezando y con el mazo cobrando. Un poco de pasta, basta. Ruiz-Mateos y Nueva Rumasa, las monjas que han renunciado al mundo y el misterio del dinero negro, como llovido del cielo, al margen de la terrenal Hacienda. Todo muy espiritual.

A estas horas, la policía investiga en el convento de monjas de clausura Santa Lucía de Zaragoza el presunto robo de un millón y medio de euros, que la comunidad cisterciense guardaba en efectivo en el cenobio, situado en el barrio de Casablanca de la capital aragonesa.

La investigación está abierta desde el pasado 28 de febrero. Ese día, sobre las 7.45 las propias monjas denunciaron que varias puertas habían sido forzadas y que había desaparicido el dinero, en su mayor parte billetes de 500 euros, que guardaban en un armario en bolsas de plástico, según indicaron las religiosas a los agentes.

Fuentes policiales descartan, por el momento, el hallazgo casual del botín por parte de el, o los, ladrones ya que lo único que "había sido forzado" era el armarío en el que las hermanas escondían el dinero y, además, es "lo único que desapareció del recinto". La policía y el juzgado de instrucción número 9 de Zaragoza, que se ha hecho cargo del caso, indagan, además de la desaparición, de donde ha salido el millón y medio de euros que las monjas guardaban entre los muros del convento. Éstas, de momento, no han podido dar explicaciones plausibles sobre el origen de semejante fortuna. "Dicen que son ahorrillos", informan las mismas fuentes.

El monasterio cisterciense, en el que viven 16 monjas, lleva asentado en la capital aragonesa desde 1588. En la comunidad religiosa, que se dedica, entre otras tareas, a la restauración y encuadernación de libros viejos y pergaminos, reside Isabel Guerra, conocida como la monja pintora, cuyas obras tienen una gran demanda y altos precios. Hace unos años sus cuadros fueron expuestos y vendidos en la galería madrileña Sokoa. Los antiguos dueños han fallecido y los actuales propietarios ya no tienen sus pinturas en el catálogo, pero siguen recibiendo llamadas preguntando por ellas.

sábado, 5 de marzo de 2011

Desinstalando dictadores


Lo que está sucediendo desde finales de 2010 en el mundo musulmán da para hablar largo y tendido. El papel de Internet ha sido primordial. La clave está en la comunicación de abajo hacia arriba. Un vídeo colgado en un blog, Twitter, Facebook, pueden más que todos los medios de comunicación gubernamentales juntos. Hasta los chinos han tomado buena nota de lo que ocurre cuando se ignora olímpicamente a la población.

De todos los dictadores y dictadorzuelos en activo en este planeta, el coronel Gadafi es para echarle de comer aparte. El libio, que lleva en el poder "sólo" 42 años, hace que Chávez parezca un tipo serio. Hasta Berlusconi podría pasar por un interlocutor válido a su lado. Qué decir de sus hijos, sus jaimas, sus estudios en Londres. Ridiculizar a Gadafi no requiere demasiada postproducción: ya se ha convertido en una estrella de You Tube. Dispuesto a morir en su búnker como un tal Adolfo, Gadafi va a entrar por derecho en el panteón de locos egregios a los que la vida de su propia gente les importa poco y nada.

Más allá de cualquier consideración política -la cobardía de Europa, los intereses cruzados de Estados Unidos e Israel, los turbios negocios de los rusos y los chinos, lo que vaya a salir de todo esto y la posibilidad cierta de una radicalización islámica, mejor lo dejamos para otro día- brilla por encima de todo la valentía de una población asqueada por gobernantes que se perpetúan en el poder y encumbran a parientes y lameculos cortesanos. Un pueblo que constituye un ejemplo, ahora que Europa amenaza retroceder cien años en las conquistas sociales.

Es una buena lección para Occidente, que tiene la edad mental, la capacidad de correr riesgos, las patologías coronarias y el garbo de un jubilado alemán paseando por Benidorm (playa de Levante).

Hay que eliminar dictadores del sistema operativo global, en caso contrario, existe la posibilidad de un pantallazo azul generalizado.