jueves, 31 de enero de 2013

Senderos

Nada ha cambiado, aunque tú yaces bajo la tierra que solías arar.

miércoles, 30 de enero de 2013

30 de enero

Hoy se cumplen 80 años de la llegada de Adolf Hitler al poder en 1933. Diez años después, el 30 de enero de 1943, el Tercer Reich alcanza su punto máximo de expansión territorial y comienza el declive. Ese día, las tropas del Mariscal Paulus, cercadas en el Kessel de Stalingrado, disparaban sus últimos cartuchos hasta la rendición final del 2 de febrero.

Tras un sacrificio más allá de toda medida, los Untermenschen -como denominaban los arios "superiores" a los eslavos- habían ganado, demostrando al mundo que los ejércitos nazis no eran invencibles, que podían ser destruidos en el campo de batalla. De los 250.000 hombres que formaban el VI Ejército de la Wehrmacht sólo regresarían a casa unos 5.000.

A partir de ese momento, comenzó lo que Goebbels denominó la "guerra total" y, a medida que su imperio se iba reduciendo cada vez más, Alemania se precipitó en una orgía de sangre sin precedentes en la historia.

La guerra duraría aún dos años y medio, hasta que en abril de 1945 Berlín vivió en carne propia lo que antes experimentó Stalingrado y tantas ciudades arrasadas.

¿Existe hoy la posibilidad de que aparezca un iluminado? Alguien que golpee la mesa y pegue gritos a los cuatro vientos ofreciendo la salvación de las masas ante la inoperancia y la corrupción de los partidos tradicionales. Alguien suficientemente inteligente y ambicioso como para interpretar correctamente la situación. En Grecia, donde las recetas de la UE y el Fondo Monetario Internacional se han cebado con la población civil, estamos asistiendo a un resurgir de los movimientos ultranacionalistas. También cabe observarlo en Hungría.

A fin de cuentas, la gente quiere llevar comida a casa y cuidar de los suyos. Si se encuentra ante situaciones desesperadas optará por medidas desesperadas, a ser posible escogiendo un chivo expiatorio que explique sus desgracias. Alguien a quien arrancar el corazón para calmar la furia de los dioses. Tal es la naturaleza humana.

Por poner un ejemplo, si todos los sacrificios caen sobre las espaldas de la clase trabajadora y esta contempla casos como Urdangarín y Torres, Amy Martin, Bárcenas y toda esta gente se va de rositas sin devolver un euro, lo lógico es que la gente -esa misma a la que cierran servicios de urgencias, eliminan pagas extra y azotan a base de impuestos- piense que todo esta "atado y bien atado" y que los partidos tradicionales se protegen. En tal caso, bien podrían optar por formaciones que les ofrecieran soluciones más expeditivas.

La democracia se sostiene sobre bases tan frágiles como las que sostenían nuestro sistema financiero (perteneciente a la Champions League según los retontos bienintencionados del PSOE cuando gobernaban). Se trata de la confianza en las instituciones y en la separación de poderes.

Afortunadamente, aún estamos lejos del caos de la República de Weimar. No obstante, al igual que el imperio nazi se derrumbó en tan solo 4 meses en 1945, cuando todo rueda cuesta abajo el proceso de descomposición adquiere gran velocidad.

La democracia sigue siendo el menos malo de los sistemas políticos conocidos. Pero no una democracia de chorizos, pijas de izquierdas y duques empalmados.

Otro día hablaremos de la MONARQUÍA. Esas personas que están por encima de las demás por méritos acumulados.





lunes, 28 de enero de 2013

Sabiduría nicaragüense

Si no eres feliz, fracasaste como lombriz.


miércoles, 23 de enero de 2013

Diez justos

Bárcenas, Amy Martin, Urdangarín y su socio, el Bigotes, Camps, la SGAE, el de la CEOE y Viajes Marsans, la familia Pujol, los que facturan cursos inexistentes... tonto el último.

Paralelamente, se cierran las urgencias de los pueblos y se aumentan los impuestos, las retenciones a los trabajadores y el coste de los servicios básicos.

Estupendo.

Entonces llovió Jehová sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos;
y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra. Y NO SE SALVÓ NI EL TATO.

La vida de Pi

Fin de semana de hielo y viento. A pesar de los años que han pasado, no me acostumbro a pensar en enero en esos términos. En el otro lado del mundo, enero era sinónimo de calor, vacaciones y preludio del mar. Cuando sea mayor quiero vivir dos veranos cada año.

Todos los eneros, mi padre colgaba en la pared de la cocina un calendario con dibujitos divertidos que los niños íbamos tachando día tras día hasta alcanzar el gran momento: el 1 de febrero por la madrugada. Era un día de gran expectación en el que se nos permitía trasnochar. Allá lejos y hace tiempo. Fiorello Bodoni. El hombre del cohete en "El hombre ilustrado".

Este sábado fui a ver con mi hijo Pablo "La vida de Pi". Nos gustó a ambos. Es una bella fábula con carga metafísica, algo muy extraño en el cine actualmente destinado a públicos infantiles, más proclive a repetir la misma fórmula maniquea y previsible. Cine de "efectos especiales"... En cualquier caso, la película de Ang Lee no es cine infantil en sentido estricto.

"La vida de Pi" trata, entre otras muchas cosas, de una de las condiciones más esquivas de Dios: su inefabilidad, su carácter ininteligible. Trata también del significado profundo de la renuncia y está envuelta en un halo mítico que transporta a Las mil y una noches y las Aventuras de Simbad. Con momentos especialmente poéticos como el instante en que el protagonista cae en la cuenta de que la gente tiene la mala costumbre de morirse sin despedirse.

Ambos hicimos el camino de vuelta disputando nuestra escena favorita. Llegamos a casa, encendimos el fuego y filosofamos entusiasmados como capitanes de quince años frente a una taza de leche con miel.

En la calle, el viento cabalgaba y la lluvia rompía su boca innumerable, como decía otro Pablo.

De todos los dones, el mayor es velar el sueño de un niño.

Mañana será otro día.

martes, 15 de enero de 2013

¡Qué alegría!

Acaban de darle un premio importante a mi viejo compadre Jorge Pardo, sin duda alguna, uno de los mejores músicos de este país.

Un músico personal, con lenguaje propio, que no intenta copiar a ningún personaje "mainstream".

Es una suerte que en el extranjero se enteren de que aquí no sólo hay Urdangarines y payasos sin una pizca de gracia.

¡Ole, ole y ole, Jorgito! ¡Viva la madre que te parió y que los vientos de Mojácar te acompañen...!

Premio al mejor músico de jazz europeo.

lunes, 14 de enero de 2013

Arar solo

Una de Antonio Machado que comparto:

"en mi soledad,
he visto cosas muy claras
que no son verdad".


Como dicen los holandeses, een waarheid als een koe...!

domingo, 13 de enero de 2013

Psiquiatría

Dícese de la ciencia que trata de las enfermedades del alma sin creer en la existencia del alma.

sábado, 12 de enero de 2013

De la anestesia en el alma

Hace ya algunos años descubrí por casualidad el cine de Jacques Audiard, un cine brutal, áspero, como un directo a la mandíbula. Sin edulcorantes ni anestesia.

Europa no sólo ha perdido el pulso de la iniciativa que le permitió dominar el mundo en los últimos trescientos años, sino que su arte se ha vuelto fofo y complaciente, para no perturbar las consciencias del estúpido aprendiz de burgués que se ha convertido en el modelo de éxito en la Vieja Dama.

Jacques Audiard es una excepción en el negro panorama del arte para entretener a públicos biempensantes (especial mención para los deletéreos miembros de la gauche divine).

De battre mon coeur s'est arrêté (De latir mi corazón se ha parado) (2005), donde contraponía el mundo de la miseria moral máxima encarnado en un hijo que suelta ratas por diversos edificios de París propiedad de su padre y que están en manos de okupas -un padre que, a pesar de tener dinero más que suficiente y escasos años por delante para disfrutarlo, se empeña en seguir haciendo negocios de resultado más que incierto mezclándose con toda clase de indeseables- y la posibilidad de una existencia al margen de toda esa mierda. El mundo del gran arte. Un mundo dentro del mundo.

Un profeta (2009), la odisea surrealista de un chaval encarcelado en un penal francés que, contra todo pronóstico, logra hacerse con el control de la situación. Una estructura con sus propias reglas de genuflexión no excesivamente diferentes del mundo "en libertad".

Ayer vi De rouille et d'os (De óxido y hueso) (2012). Me gustó. Me gustó mucho. Hay una escena cumbre. En un descuido, el hijo pequeño de un tipo reducido a una existencia animal se hunde en un lago helado. El padre siente un cuchillo en el hígado y se lanza a tratar de recuperarlo a puñetazo limpio contra el hielo, rompiéndose todos los huesos de la mano. Es una escena en la que resulta difícil mantener la vista fija en la pantalla. Es una escena también de una intensidad emocional inaudita, el momento en que el padre se humaniza y vuelve a sentir, y a través suyo, todos nosotros.

Paradójicamente, es la propia condición animal del protagonista, de boxeador en peleas callejeras en las que vale todo, cuya vida es similar a la de un perro salvaje, incapacitado para sentir cualquier clase de empatía, que se folla todo lo que se le pone por delante y no hay sitio para sentimentalismos, la que le permite luchar por la vida de su hijo y buscar la redención.

Como por desgracia sucede con Víctor Erice (está el cine español y luego está Víctor Erice), Jacques Audiard se prodiga poco. Su obra, la de ambos, es oxígeno.

Hace falta.


lunes, 7 de enero de 2013

Año nuevo

Hay todo un mundo esperando.

Vuelve Carne Cruda

Bien. Más que bien. Vuelve Carne Cruda, el programa radiofónico que entraba a matar el tedio y la mediocridad general diseccionando los desastres de la política neoliberal y que fue desterrado de las ondas por nuestros gobernantes nazis de baja intensidad.

Tanto en Radio Nacional de España como en Radio 3 hemos asistido a cambios a peor que, en ciertos casos, salvan la cara (estoy pensando en Manolo HH). Sin embargo, en otros, como sucede con la dicharachera periodista de patio de vecinas que ocupó el espacio de Asuntos Propios, qué se puede decir. Nada. Ancho es el dial.

Con la nueva denominación de Carne Cruda 2.0, se emitirá los lunes, miércoles y viernes a las 21.45 -dentro del programa Hora 25 de Àngels Barceló- y estará presente en cadenaser.com ( www.carnecruda20.es) los martes y jueves con un programa on-line que se emitirá a las 16.00.

Estamos de enhorabuena. Larga vida a Carne Cruda 2.0!

miércoles, 2 de enero de 2013

Llamar a las cosas por su nombre

Para arrancar el año, un artículo de Juan José Millás (El País) en el que se aclaran ciertos conceptos. La economía financiera constituye una versión sofisticada del timo del tocomocho. Se crea un terreno irreal, con conceptos retorcidos más allá de todo lo conocido. Cuanto más complejo, mejor. Acciones, opciones, futuros, CFDs... El problema es que la economía irreal termina destruyendo la economía real. A la postre, quienes pagan la cuenta son personas muy reales, de carne y hueso.

Nuestras leyes amparan a estos criminales que, como se muestra a las claras en "Margin Call", no dudarán en vender basura a sus propias madres con tal de salir indemnes de este pase de manos llamado economía de libre mercado. Véase el papel del personaje que interpreta magistralmente Jeremy Irons (monumental el momento en que confiesa a sus empleados "yo no he llegado hasta aquí por mi cerebro...").

Otras películas interesantes que explican diversos aspectos de nuestro sistema económico son “Glengarry Glen Ross”, “Inside job”, “Vamos a hacer dinero”, “La doctrina del shock”, “Up in the air” o “The company men”

Conviene recordar que los responsables de todo este desaguisado, aquellos que concedieron préstamos incobrables por encima del valor de los activos hipotecados y vendieron mierda apestosa bajo el nombre de "preferentes" a gente con escasos o ningún conocimiento financiero que confió en su palabra a ciegas, circulan libremente por las calles. Sólo en Islandia se planteó la posibilidad de encarcelar terroristas financieros. Aquí no. Aquí se les rescata con dinero de todos y se les anima para que vayan diseñando la próxima burbuja. Con calma. En sus estúpidas mansiones de nuevo rico.

Sus armas de destrucción masiva están basadas en un conocimiento profundo de la naturaleza humana, por tanto la posibilidad de que se equivoquen es igual a cero.

UN CAÑÓN EN EL CULO, por Juan José Millás (El País, 2 de enero de 2013)

Si lo hemos entendido bien, y no era fácil porque somos un poco bobos, la economía financiera es a la economía real lo que el señor feudal al siervo, lo que el amo al esclavo, lo que la metrópoli a la colonia, lo que el capitalista manchesteriano al obrero sobreexplotado. La economía financiera es el enemigo de clase de la economía real, con la que juega como un cerdo occidental con el cuerpo de un niño en un burdel asiático. Ese cerdo hijo de puta puede hacer, por ejemplo, que tu producción de trigo se aprecie o se deprecie dos años antes de que la hayas sembrado. En efecto, puede comprarte, y sin que tú te enteres de la operación, una cosecha inexistente y vendérsela a un tercero que se la venderá a un cuarto y este a un quinto y puede conseguir, según sus intereses, que a lo largo de ese proceso delirante el precio de ese trigo quimérico se dispare o se hunda sin que tú ganes más si sube, aunque te irás a la mierda si baja. Si baja demasiado, quizá no te compense sembrarlo, pero habrás quedado endeudado sin comerlo ni beberlo para el resto de tu vida, quizá vayas a la cárcel o a la horca por ello, depende de la zona geográfica en la que hayas caído, aunque no hay ninguna segura. De eso trata la economía financiera.

Estamos hablando, para ejemplificar, de la cosecha de un individuo, pero lo que el cerdo hijo de puta compra por lo general es un país entero y a precio de risa, un país con todos sus ciudadanos dentro, digamos que con gente real que se levanta realmente a las seis de mañana y se acuesta de verdad a las doce de la noche. Un país que desde la perspectiva del terrorista financiero no es más que un tablero de juegos reunidos en el que un conjunto de Clicks de Famóbil se mueve de un lado a otro como se mueven las fichas por el juego de la Oca.

La primera operación que efectúa el terrorista financiero sobre su víctima es la del terrorista convencional, el del tiro en la nuca. Es decir, la desprovee del carácter de persona, la cosifica. Una vez convertida en cosa, importa poco si tiene hijos o padres, si se ha levantado con unas décimas de fiebre, si se encuentra en un proceso de divorcio o si no ha dormido porque está preparando unas oposiciones. Nada de eso cuenta para la economía financiera ni para el terrorista económico que acaba de colocar su dedo en el mapa, sobre un país, este, da lo mismo, y dice “compro” o dice “vendo” con la impunidad con la que el que juega al Monopoly compra o vende propiedades inmobiliarias de mentira.

Cuando el terrorista financiero compra o vende, convierte en irreal el trabajo genuino de miles o millones de personas que antes de ir al tajo han dejado en una guardería estatal, donde todavía las haya, a sus hijos, productos de consumo también, los hijos, de ese ejército de cabrones protegidos por los gobiernos de medio mundo, pero sobreprotegidos desde luego por esa cosa que venimos llamando Europa o Unión Europea o, en términos más simples, Alemania, a cuyas arcas se desvían hoy, ahora, en el momento mismo en el que usted lee estas líneas, miles de millones de euros que estaban en las nuestras.

Y se desvían no en un movimiento racional ni justo ni legítimo, se desvían en un movimiento especulativo alentado por Merkel con la complicidad de todos los gobiernos de la llamada zona euro. Usted y yo, con nuestras décimas de fiebre, con nuestros hijos sin guardería o sin trabajo, con nuestro padre enfermo y sin ayudas para la dependencia, con nuestros sufrimientos morales o nuestros gozos sentimentales, usted y yo ya hemos sido cosificados por Draghi, por Lagarde, por Merkel, ya no poseemos las cualidades humanas que nos hacen dignos de la empatía de nuestros congéneres. Ya somos mera mercancía a la que se puede expulsar de la residencia de ancianos, del hospital, de la escuela pública, hemos devenido en algo despreciable, como ese pobre tipo al que el terrorista por antonomasia está a punto de dar un tiro en la nuca en nombre de Dios o de la patria.

A usted y a mí nos están colocando en los bajos del tren una bomba diaria llamada prima de riesgo, por ejemplo, o intereses a siete años, en el nombre de la economía financiera. Vamos a reventón diario, a masacre diaria y hay autores materiales de esa colocación y responsables intelectuales de esas acciones terroristas que quedan impunes entre otras cosas porque los terroristas se presentan a las elecciones y hasta las ganan y porque hay detrás de ellos importantes grupos mediáticos que dan legitimidad a los movimientos especulativos de los que somos víctimas.

La economía financiera, si vamos entendiéndolo, significa que el que te compró aquella cosecha inexistente era un cabrón con los papeles en regla. ¿Tenías tú libertad para no vendérsela? De ninguna manera. Se la habría comprado a tu vecino o al vecino de tu vecino. La actividad principal de la economía financiera consiste en alterar el precio de las cosas, delito prohibido cuando se da a pequeña escala, pero alentado por las autoridades cuando sus magnitudes se salen de los gráficos.

Aquí están alterando el precio de nuestras vidas cada día sin que nadie le ponga remedio, es más, enviando a las fuerzas del orden contra quienes tratan de hacerlo. Y vive Dios que las fuerzas del orden se emplean a fondo en la protección de ese hijo de puta que le vendió a usted, por medio de una estafa autorizada, un producto financiero, es decir, un objeto irreal en el que usted invirtió a lo mejor los ahorros reales de toda su vida. Le vendió humo el muy cerdo amparado por las leyes del Estado que son ya las leyes de la economía financiera, puesto que están a su servicio.

En la economía real, para que una lechuga nazca hay que sembrarla y cuidarla y darle el tiempo preciso para que se desarrolle. Luego hay que recolectarla, claro, y envasarla y distribuirla y facturarla a 30, 60 o 90 días. Una cantidad enorme de tiempo y de energías para obtener unos céntimos, que dividirás con el Estado, a través de los impuestos, para costear los servicios comunes que ahora nos están reduciendo porque la economía financiera ha dado un traspié y hay que sacarla del bache. La economía financiera no se conforma con la plusvalía del capitalismo clásico, necesita también de nuestra sangre y en ello está, por eso juega con nuestra sanidad pública y con nuestra enseñanza y con nuestra justicia al modo en que un terrorista enfermo, valga la redundancia, juega metiendo el cañón de su pistola por el culo de su secuestrado.

Llevan ya cuatro años metiéndonos por el culo ese cañón. Y con la complicidad de los nuestros.