domingo, 20 de diciembre de 2015

Votar

¿Hay que votar? Para alguien como el que suscribe, que nació allende los mares, la posibilidad de votar cada cuatro años tiene un significado especial. En la historia de mi país los periodos de democracia constituyen una anomalía y la tentación autoritaria siempre está ahí. Grandes ventajas de pertenecer a la periferia extrema: el proyecto de país te lo diseñan desde otra parte. Décadas y más décadas "infames".

Imagino que para quienes vivieron el franquismo y sus simulacros de votación, la democracia sigue siendo un valor a defender.

En cualquier caso, confieso que es la primera vez en mi vida que me planteo no votar. Los dos partidos tradicionales, PP y PSOE, no hay por donde cogerlos (sic). La derecha no tiene entrañas. Si hay que quitarle la respiración asistida a un anciano porque el aparatito gasta mucha electricidad se desenchufa y santas pascuas. El caso es que cuadren las cuentas. Total, a ellos qué les importa. En casa les espera el servicio.

El PSOE. Después de la que liaron hace cuatro años... Ahora nos van a salvar. Dalo por hecho.

Los partidos "nuevos". Ciudadanos y sus chicas de diseño. La marca blanca del PP.

Podemos y el personaje que pusieron por unas horas al frente de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Madrid. Apuesto a que tienen más en la chistera.

Izquierda Unida. El viejo partido que no supo leer el clamor de la calle el 15M. De gente recia, como abrazo de minero. Gente que no sabe lo que son los campos de golf ni los viajes de placer. Que se levanta cuando aún no han puesto las calles. Que aguanta lo insoportable. Que vive en barrios humildes y que cuando hace falta son los primeros en echar una mano. Gente digna.

La izquierda de toda la vida, confusa y confundida, atónita ante el éxito de Podemos.

Hay que estar con los perdedores. Hay que votar con el corazón, porque con la cabeza se prescinde de lo que sobra. De la grasa, de los débiles. De los que no producen más que gastos. Porque no sirven, no pagan impuestos. La cabeza es así. Te aparta de las cosas y de las personas. La cabeza calcula y no descansa nunca. Esto me conviene, esto no. Tanto tienes, tanto vales.

El partido de Rosa Díez de cuyo nombre no me acuerdo (el partido YO SOY ESA supongo que se llamaba, porque ya no se va a llamar más).

En fin.

Pero podría ser peor. Al menos nadie baila cumbias como Macri. Un importante avance para la Humanidad.

Y nuestros políticos no son Donald Trump o Marine Le Pen. De momento.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Nuevas tecnologías


domingo, 6 de diciembre de 2015

Música y pensamiento

Radio Clásica, la antigua Radio 2, forma parte indisoluble de mi vida. Recuerdo con verdadera pasión momentos muy especiales que grababa en cassettes, rotulaba con esmero (¡qué magia tenían las cintas!) y pasaban a formar parte de mi archivo. Durante mis años de estudiante no podía permitirme grandes dispendios. "Ô long carême des études", que decía Louis Aragon.

Pero ahí estaba Radio Clásica. Zimmerman, Pavarotti, Ígor Markévich, Ivo Pogorelich, Anne-Sophie Mutter... tantos intérpretes maravillosos. La posibilidad de descubrir nuevos mundos sonoros de la mano de Pepe Iges en Ars Sonora. Los programas inmortales de Cifu, a quien echo tanto de menos. Momentos inolvidables.

Al conocer los costes que suponía mantener abierta Radio Clásica/2, se atribuye a Felipe González la siguiente frase: "resultaría más barato comprar un tocadiscos y una colección de discos a cada oyente que seguir pagando lo que cuesta la emisora". Es posible. La mal llamada "música clasica" no goza del fervor popular. Recuerdo que algunos cálculos durante los años 80/90 hablaban de unos 200.000 oyentes. Al mismo tiempo, en términos discográficos, el mundo de la música clásica no alcanza el 10 por ciento del total de las ventas. Todo. Desde Palestrina hasta Messiaen y más allá.

Hoy en día, la gente puede acceder al conocimiento de tantas formas... ¿significa eso que tenemos una sociedad más culta, que en los cafés se discute apasionadamente como en tiempos entre partidarios de Brahms y fanáticos de Wagner? Nada de eso. El nivel es cada vez más bajo, amenazando con alcanzar magnitudes negativas.

El acceso a todo se traduce en nada. Porque el bombardeo es incesante y resulta imposible fijar la atención entre tanto "guasap", email, noticia de última hora, etc. No hay criterio a la hora de decidir qué es realmente importante y qué cosas tienen una importancia relativa o ninguna importancia.

La forja de un criterio propio es el destino de toda educación, pero al poder en manos de mercaderes no le interesa que los ciudadanos tengan criterio propio. Es mucho mejor drogarlos con basura. La basura es adictiva y vendrán a por más.

Hay un programa en Radio Clásica que me parece especialmente luminoso. Se trata de "Música y pensamiento", dirigido y presentado por Mercedes Menchero. Desde aquí declaro mi amor incondicional por su voz, su cadencia, su saber hacer. ¿Puede uno enamorarse de una voz? A fe mía que sí. En caso de desamor la separación se simplifica sobremanera.

Las relaciones entre Ilustración, pensadores como Kant, reyes como Federico II de Prusia, escritores como Dostoievski y la música, la gran música. Contado con sabrosos detalles y un ritmo ciertamente hipnótico. ¡Bravo! Nombres inmortales, gigantes que aún empequeñecen más las naderías de esta era televisiva, con el insulto por bandera y cien imbéciles por banda.

Por las noches, cuando la casa está en silencio, es tan agradable escuchar estos programas. Doña Mercedes, un trabajo de primera. Mil gracias. El relato de la muerte del hijo pequeño de Dostoievski y su posterior transformación en el "hermano bueno" de los inmortales Karamazov... qué decir. Sin palabras.

Gracias al podcast, podemos oír estas maravillas una y otra vez, e incluso podemos descargarlas en mp3 para nuestro archivo.

El oro está ahí. Solo hay que educar la mirada. A por ello.

http://www.rtve.es/alacarta/audios/musica-y-pensamiento/

viernes, 4 de diciembre de 2015

Marcela y Raúl

Hoy se casan Raúl y Marcela. Mi querido hermano Raúl. Una persona especial, única, capaz de crear vida donde otros siegan y plantan piedras. Alguien digno de llamarse ser humano. Por si fuera poco, un músico electroacústico de primera clase, cuya obra está destinada a perdurar.

Me envían fotos desde un Buenos Aires en puertas del verano. Se los ve muy felices. A Marcela le gusta el tango, a mí también. No necesita más credenciales.

Volver a creer. Después de haber visto los hilos, toda la maquinaria. Ahí es nada.

Marcela, Raúl, queridísimos, toda la felicidad del mundo. Los mejores vientos para esta singladura. Un abrazo infinito de fogatas y guitarras junto al mar.