martes, 31 de octubre de 2017

Al vesre

Pero este tipo siempre hace todo al revés... primero convive y después se enamora.

¿Acabas de conocerla y ya te vas a hacer cargo de su hipoteca?

Yuyo verde

Esta mañana gris suena a Yuyo verde, un tangazo de Domingo Federico y Homero Expósito. La orquesta es LA ORQUESTA y dirige el TROESMA, Osvaldo Pugliese. Canta Alberto Morán.

Este tango me lo hizo escuchar por primera vez mi querido tío Santiago en Buenos Aires. Por azares del destino estaba en uno de los tres discos que salvamos del naufragio, así que me sé los arreglos de memoria.

El yuyo verde del perdón. Hay gente que no sabe lo que es eso.

Colonias

El ex dirigente del Partido Comunista de España Paco Frutos habla de la "situación colonial" de Cataluña y los enormes aciertos tácticos de Podemos.

Entrevista a Paco Frutos.

Gallia est omnis divisa in partes tres

¿Asilo en Bélgica? ¿Pero esto qué coño es? ¿Esteso y Pajares?

lunes, 30 de octubre de 2017

Rajoy

Rajoy no es tonto, ningún tonto. Tiene al PSOE donde quería, cerrando filas detrás del Rey y la Constitución. Tras sus coqueteos con Podemos, Sánchez ha tenido que hacer de tripas corazón.

Podemos, to be or not to be. Todo este lío de Cataluña los ha puesto en evidencia. ¿Qué son? ¿Cuál es su proyecto para España? Ni ellos mismos lo saben. Eso sí, tienen un Gran Líder que maneja el partido con mano de hierro. A estas alturas. Qué soplapollez.

Son el producto de la desesperación que provocó la crisis. Las crisis descontroladas generan respuestas descontroladas, a un extremo y al otro del arco ideológico.

Como ya advertía Félix de Azúa, un partido de profesores universitarios... en un lugar en el que los controles de calidad brillan por su ausencia y cualquiera puede decir cualquier cosa y recibir su cheque a fin de mes. Cheque que se paga con los impuestos de los que trabajan de sol a sol.

Los errores del bloque constitucionalista vienen de largo. Un apoyo tan importante como el que tiene en estos momentos la opción soberanista en Cataluña no se logra de la noche a la mañana. Se tendría que haber intervenido mucho antes. ¿Cómo? Doctores tiene la Iglesia.

Hay mil fórmulas. La democracia, que costó sangre en este santo país -que vivió nada menos que una guerra civil y cuarenta años de franquismo-, no puede permitir y financiar opciones que la intenten destruir, que intenten socavar sus cimientos. Es un contrasentido. Es como si Alemania financiase mediante el erario público a partidos neonazis.

¿Qué es si no toda esta mandanga de la supuesta superioridad del catalán sobre el murciano, el extremeño o el castellano-manchego? Nos faltan las leyes raciales de Nüremberg prohibiendo los matrimonios mixtos o campos de concentración en Vic o en Gurb para Untermenschen con una octava parte de sangre procedente de más allá del Ebro.

Este tipo de enfermedades mentales siempre brotan en regiones ricas. Qué casualidad. El norte de Italia mirando por encima del hombro al sur, Baviera plantando cara al este, Québec contra el resto de Canadá. Sin embargo, a la hora de poner sus economías en marcha siempre necesitan el capital humano que aportan las regiones más pobres.

Ahora la gente con sentido común tiene la oportunidad de manifestarse en las urnas el 21 de diciembre. Gente como Isabel Coixet, para nada sospechosa de inclinaciones totalitarias, que ha vivido un verdadero calvario.

El daño ya está hecho. Han creado un odio innecesario, ciego y estúpido. Familias, amigos de toda la vida han dejado de hablarse. ¡Bravo! Como hay pocos problemas que resolver...

Ahora toca reconstruir lo que estos irresponsables han generado. Con toda la autoridad del estado de derecho, porque lo que tenemos y hemos logrado entre todos los españoles ha costado muchísimo.

Una magnitud por definición incalculable.

domingo, 29 de octubre de 2017

Lo irracional en nosotros

Afirma el filósofo francés Henri Bergson que el homo sapiens es una criatura dotada de razón que, simultáneamente, aferra su existencia a cosas irracionales.

¿De dónde surge esa sed de irracionalidad?

En efecto, en nosotros conviven el pensamiento racional y el pensamiento mágico. Siempre me ha llamado poderosamente la atención el elevado número de científicos que tienen profundas convicciones de caracter religioso. El caso de los médicos, que alternan a diario con la vida y la muerte. Los efectos de la entropía y la "milagrosa" auto-organización de la que están dotados los sistemas biológicos.

En la antropología clásica encontramos ejemplos realmente fascinantes de esquemas de concepción del mundo muy fecundos en términos de creación artística. Las tensiones entre memoria mecánica y memoria creativa o el paradigmático caso de los Nuer (analizado en el fabuloso tratado de Evans-Pritchard), que carecen de una expresión equivalente a "tiempo".

En su magnífica película "Match Point", Woody Allen reflexiona sobre el peso de la suerte en la existencia humana. Todos los que amamos el tenis -deporte de dioses-, sabemos lo que significa que la bola pegue en la cinta. Sabemos que hay un instante en que la bola pareciera dudar, pareciera tener vida propia. Y cuando cae del lado del rival le pedimos disculpas, ya que entendemos que ha sido la mano de lo imponderable la que ha inclinado la balanza, no nuestros méritos. En términos racionales sabemos que existe una explicación física, vectores que interactúan, fuerzas que ya definió Newton con precisión de orfebre. Pero en nuestro fuero interno tendemos a creer que hay un elemento mágico que subyace.

Hasta en economía clásica se habla de "la mano invisible" que regula los mercados. Y el pensamiento religioso es caso aparte.

En la historia de la evolución del pensamiento uno de los hitos trascendentales es sin duda el paso del mito al logos, el momento en que comenzamos a dejar de atribuir a la acción de fuerzas mágicas y dioses caprichosos -humanos, demasiado humanos en sus pasiones- el devenir de la historia y el comportamiento de los fenómenos físicos.

Ese milagro, palabra que utilizamos para definir lo inefable, ocurrió en la antigua Grecia y marca el inicio del pensamiento científico y filosófico moderno. Solo 2.500 años nos separan de ese salto adelante único, de esa explosión cámbrica del genio humano.

¿Y en la vida cotidiana? Personas que parecieran atraer la mala suerte como un imán negro, "yetas" como se dice en la Argentina o "cenizos" como se los denomina en España (Catalonia included) y otros que parecen ganar en el casino todos los días. Aunque ni siquiera vayan.

En el caso de mi país natal, existe cierta obsesión con las personas que atraen "la mala", aquellos que resultan ser un pozo negro sin fondo. Carne de diván sine die, no hay terapia que los saque adelante. Verdadero filón para psicólogos, psiquiatras y curanderos. Tan cenizos son que pasan por la vida como Mister Magoo.

García Márquez hablaba de las situaciones "pavosas"..., por ejemplo, le espantaban las tunas universitarias (a quién no...), las flores de plástico, los pavos reales, los mantones de Manila.

Los nuevos ricos y esa tendencia natural al mal gusto y al horror vacui. A llenar la casa de objetos pavosos. Si quieres conservar un amor no te acerques a la casa de un  nuevo rico.

La mente se rebela ante la idea del peso trascendental que puede tener la mera suerte en nuestro destino. Tampoco entiende que un día vayamos a dejar de existir, así que hemos creado las religiones para calmar la sed de inmortalidad.

Algunos así duermen un poco más tranquilos. Otros bailan tango para dar de beber al dolor de estar vivo.

Y luego están los nacionalistas. Cumbre insuperable del pensamiento irracional. Una máquina perfecta de romper las pelotas. El móvil perpetuo.

sábado, 28 de octubre de 2017

Oración del solitario

Cuando tú vuelvas, si es que vuelves, no te vayas enseguida. Yo quiero acabarme contigo y quiero morirme en tus brazos.

viernes, 27 de octubre de 2017

Cuando se trata de usted

Malena Mulaya es una voz poderosa de la Banda Oriental. Cálida y profunda, Mulaya renueva la música de la cuenca del Plata y suena a mano tendida, a encantamiento ritual, a mate compartido mirando el mar. También sabe a conversación infinita, sin reloj, aun de lejos.

La semana que viene actúa en Madrid. Al piano, mi compadre el salteño Fernando Pérez Herrera.

Funes el memorioso

Un maravilloso cuento de Jorge Luis Borges publicado en Ficciones,1944. Una metáfora del insomnio, compañero fiel. Brillante. Inmortal.

Lo recuerdo (yo no tengo derecho a pronunciar ese verbo sagrado, sólo un hombre en la tierra tuvo derecho y ese hombre ha muerto) con una oscura pasionaria en la mano, viéndola como nadie la ha visto, aunque la mirara desde el crepúsculo del día hasta el de la noche, toda una vida entera. Lo recuerdo, la cara taciturna y aindiada y singularmente remota, detrás del cigarrillo. Recuerdo (creo) sus manos afiladas de trenzado. Recuerdo cerca de esas manos un mate, con las armas de la Banda Oriental; recuerdo en la ventana de la casa una estera amarilla, con un vago paisaje lacustre. Recuerdo claramente su voz; la voz pausada, resentida y nasal del orillero antiguo, sin los silbidos italianos de ahora. Más de tres veces no lo vi; la última, en 1887... Me parece muy feliz el proyecto de que todos aquellos que lo trataron escriban sobre él; mi testimonio será acaso el más breve y sin duda el más pobre, pero no el menos imparcial del volumen que editarán ustedes. Mi deplorable condición de argentino me impedirá incurrir en el ditirambo -género obligatorio en el Uruguay, cuando el tema es un uruguayo. Literato, cajetilla, porteño; Funes no dijo esas injuriosas palabras, pero de un modo suficiente me consta que yo representaba para él esas desventuras. Pedro Leandro Ipuche ha escrito que Funes era un precursor de los superhombres, "un Zarathustra cimarrón y vernáculo "; no lo discuto, pero no hay que olvidar que era también un compadrito de Fray Bentos, con ciertas incurables limitaciones.

Mi primer recuerdo de Funes es muy perspicuo. Lo veo en un atardecer de marzo o febrero del año 84. Mi padre, ese año, me había llevado a veranear a Fray Bentos. Yo volvía con mi primo Bernardo Haedo de la estancia de San Francisco. Volvíamos cantando, a caballo, y ésa no era la única circunstancia de mi felicidad. Después de un día bochornoso, una enorme tormenta color pizarra había escondido el cielo. La alentaba el viento del Sur, ya se enloquecían los árboles; yo tenía el temor (la esperanza) de que nos sorprendiera en un descampado el agua elemental. Corrimos una especie de carrera con la tormenta. Entramos en un callejón que se ahondaba entre dos veredas altísimas de ladrillo. Había oscurecido de golpe; oí rápidos y casi secretos pasos en lo alto; alcé los ojos y vi un muchacho que corría por la estrecha y rota vereda como por una estrecha y rota pared. Recuerdo la bombacha, las alpargatas, recuerdo el cigarrillo en el duro rostro, contra el nubarrón ya sin límites. Bernardo le gritó imprevisiblemente: "¿Qué horas son, Ireneo?"". Sin consultar el cielo, sin detenerse, el otro respondió: 'Faltan cuatro minutos para las ocho, joven Bernardo Juan Francisco". La voz era aguda, burlona. Yo soy tan distraído que el diálogo que acabo de referir no me hubiera llamado la atención si no lo hubiera recalcado mi primo, a quien estimulaban (creo) cierto orgullo local, y el deseo de mostrarse indiferente a la réplica tripartita del otro.

Me dijo que el muchacho del callejón era un tal Ireneo Funes, mentado por algunas rarezas como la de no darse con nadie y la de saber siempre la hora, como un reloj. Agregó que era hijo de una planchadora del pueblo, María Clementina Funes, y que algunos decían que su padre era un médico del saladero, un inglés O'Connor, y otros un domador o rastreador del departamento del Salto.

Vivía con su madre, a la vuelta de la quinta de los Laureles. Los años 85 y 86 veraneamos en la ciudad de Montevideo. El 87 volví a Fray Bentos. Pregunté, como es natural, por todos los conocidos y, finalmente, por el "cronométrico Funes". Me 2 contestaron que lo había volteado un redomón en la estancia de San Francisco, y que había quedado tullido, sin esperanza. Recuerdo la impresión de incómoda magia que la noticia me produjo: la única vez que yo lo vi, veníamos a caballo de San Francisco y él andaba en un lugar alto; el hecho, en boca de mi primo Bernardo, tenía mucho de sueño elaborado con elementos anteriores. Me dijeron que no se movía del catre, puestos los ojos en la higuera del fondo o en una telaraña. En los atardeceres, permitía que lo sacaran a la ventana. Llevaba la soberbia hasta el punto de simular que era benéfico el golpe que lo había fulminado... Dos veces lo vi atrás de la reja, que burdamente recalcaba su condición de eterno prisionero: una, inmóvil, con los ojos cerrados; otra, inmóvil también, absorto en la contemplación de un oloroso gajo de santonina. No sin alguna vanagloria yo había iniciado en aquel tiempo el estudio metódico del latín. Mi valija incluía el De viris illustribus de Lhomond, el Thesaurus de Quicherat, los Comentarios de Julio César y un volumen impar de la Naturalis historia de Plinio, que excedía (y sigue excediendo) mis módicas virtudes de latinista. Todo se propala en un pueblo chico; Ireneo, en su rancho de las orillas, no tardó en enterarse del arribo de esos libros anómalos. Me dirigió una carta florida y ceremoniosa, en la que recordaba nuestro encuentro, desdichadamente fugaz, "del día 7 de febrero del año 84", ponderaba los gloriosos servicios que don Gregorio Haedo, mi tío, finado ese mismo año, "había prestado a las dos patrias en la valerosa jornada de Ituzaingó ", y me solicitaba el préstamo de cualquiera de los volúmenes, acompañado de un diccionario "para la buena inteligencia del texto original, porque todavía ignoro el latín". Prometía devolverlos en buen estado, casi inmediatamente. La letra era perfecta, muy perfilada; la ortografía, del tipo que Andrés Bello preconizó: i por y, f por g. Al principio, temí naturalmente una broma. Mis primos me aseguraron que no, que eran cosas de Ireneo. No supe si atribuir a descaro, a ignorancia o a estupidez la idea de que el arduo latín no requería más instrumento que un diccionario; para desengañarlo con plenitud le mandé el Gradus ad Parnassum de Quicherat y la obra de Plinio.

El 14 de febrero me telegrafiaron de Buenos Aires que volviera inmediatamente, porque mi padre no estaba "nada bien". Dios me perdone; el prestigio de ser el destinatario de un telegrama urgente, el deseo de comunicar a todo Fray Bentos la contradicción entre la forma negativa de la noticia y el perentorio adverbio, la tentación de dramatizar mi dolor, fingiendo un viril estoicismo, tal vez me distrajeron de toda posibilidad de dolor. Al hacer la valija, noté que me faltaban el Gradus y el primer tomo de la Naturalis historia. El "Saturno" zarpaba al día siguiente, por la mañana; esa noche, después de cenar, me encaminé a casa de Funes. Me asombró que la noche fuera no menos pesada que el día. En el decente rancho, la madre de Funes me recibió. Me dijo que Ireneo estaba en la pieza del fondo y que no me extrañara encontrarla a oscuras, porque ireneo sabía pasarse las horas muertas sin encender la vela. Atravesé el patio de baldosa, el corredorcito; llegué al segundo patio. Había una parra; la oscuridad pudo parecerme total. Oí de pronto la alta y burlona voz de Ireneo. Esa voz hablaba en latín; esa voz (que venía de la tiniebla) articulaba con moroso deleite un discurso o plegaria o incantación. Resonaron las sílabas romanas en el patio de tierra; mi temor las creía indescifrables, interminables; después, en el enorme diálogo de esa noche, supe que formaban el primer párrafo del capítulo xxiv del libro vii de la Naturalis historia. La materia de ese capítulo es la memoria; las palabras últimas fueron ut nihil non iisdern verbis redderetur audíturn.

Sin el menor cambio de voz, Ireneo me dijo que pasara. Estaba en el catre, fumando. Me parece que no le vi la cara hasta el alba; creo rememorar el ascua 3 momentánea del cigarrillo. La pieza olía vagamente a humedad. Me senté; repetí la historia del telegrama y de la enfermedad de mi padre. Arribo, ahora, al más difícil punto de mi relato. Éste (bueno es que ya lo sepa el lector) no tiene otro argumento que ese diálogo de hace ya medio siglo. No trataré de reproducir sus palabras, irrecuperables ahora. Prefiero resumir con veracidad las muchas cosas que me dijo Ireneo. El estilo indirecto es remoto y débil; yo sé que sacrifico la eficacia de mi relato; que mis lectores se imaginen los entrecortados períodos que me abrumaron esa noche.

Ireneo empezó por enumerar, en latín y español, los casos de memoria prodigiosa registrados por la Naturalis historia: Ciro, rey de los persas, que sabía llamar por su nombre a todos los soldados de sus ejércitos; Mitrídates Eupator, que administraba la justicia en los veintidós idiomas de su imperio; Simónides, inventor de la mnemotecnia; Metrodoro, que profesaba el arte de repetir con fidelidad lo escuchado una sola vez. Con evidente buena fe se maravilló de que tales casos maravillaran. Me dijo que antes de esa tarde lluviosa en que lo volteó el azulejo, él había sido lo que son todos los cristianos: un ciego, un sordo, un abombado, un desmemoriado. (Traté de recordarle su percepción exacta del tiempo, su memoria de nombres propios; no me hizo caso.) Diecinueve años había vivido como quien sueña: miraba sin ver, oía sin oír, se olvidaba de todo, de casi todo. Al caer, perdió el conocimiento; cuando lo recobró, el presente era casi intolerable de tan rico y tan nítido, y también las memorias más antiguas y más triviales. Poco después averiguó que estaba tullido. El hecho apenas le interesó. Razonó (sintió) que la inmovilidad era un precio mínimo. Ahora su percepción y su memoria eran infalibles.

Nosotros, de un vistazo, percibimos tres copas en una mesa; Funes, todos los vástagos y racimos y frutos que comprende una parra. Sabía las formas de las nubes australes del amanecer del 30 de abril de 1882 y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de un libro en pasta española que sólo había mirado una vez y con las líneas de la espuma que un remo levantó en el Río Negro la víspera de la acción del Quebracho. Esos recuerdos no eran simples; cada imagen visual estaba ligada a sensaciones musculares, térmicas, etcétera. Podía reconstruir todos los sueños, todos los entre sueños.

Dos o tres veces había reconstruido un día entero; no había dudado nunca, pero cada reconstrucción había requerido un día entero. Me dijo: "Más recuerdos tengo yo solo que los que habrán tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo". Y también: "Mis sueños son como la vigilia de ustedes". Y también, hacia el alba: "Mi memoria, señor, es como vaciadero de basuras". Una circunferencia en un pizarrón, un triángulo rectángulo, un rombo, son formas que podemos intuir plenamente; lo mismo le pasaba a Ireneo con las aborrascadas crines de un potro, con una punta de ganado en una cuchilla, con el fuego cambiante y con la innumerable ceniza, con las muchas caras de un muerto en un largo velorio. No sé cuántas estrellas veía en el cielo. Esas cosas me dijo; ni entonces ni después las he puesto en duda. En aquel tiempo no había cinematógrafos ni fonógrafos; es, sin embargo, inverosímil y hasta increíble que nadie hiciera un experimento con Funes. Lo cierto es que vivimos postergando todo lo postergable; tal vez todos sabemos profundamente que somos inmortales y que tarde o temprano, todo hombre hará todas las cosas y sabrá todo. La voz de Funes, desde la oscuridad, seguía hablando. Me dijo que hacia 1886 había discurrido un sistema original de numeración y que en muy pocos días había rebasado el veinticuatro mil. No lo había escrito, porque lo pensado una sola vez ya no podía borrársele.

Su primer estímulo, creo, fue el desagrado de que los treinta y tres orientales requirieran dos signos y tres palabras, en lugar de una sola palabra y un solo signo. Aplicó luego ese disparatado principio a los otros números. En lugar de siete mil trece, decía (por ejemplo) Máximo Pérez; en lugar de siete mil catorce, El Ferrocarril; otros números eran Luis Melián Lafinur, Olimar, azufre, los bastos, la ballena, el gas, la caldera, Napoléon, Agustín de Vedía. En lugar de quinientos, decía nueve. Cada palabra tenía un signo particular, una especie de marca; las últimas eran muy complicadas... Yo traté de explicarle que esa rapsodia de voces inconexas era precisamente lo contrario de un sistema de numeración. Le dije que decir 365 era decir tres centenas, seis decenas, cinco unidades: análisis que no existe en los "números" El Negro Timoteo o manta de carne. Funes no me entendió o no quiso entenderme. Locke, en el siglo xvii, postuló (y reprobó) un idioma imposible en el que cada cosa individual, cada piedra, cada pájaro y cada rama tuviera un nombre propio; Funes proyectó alguna vez un idioma análogo, pero lo desechó por parecerle demasiado general, demasiado ambiguo. En efecto, Funes no sólo recordaba cada hoja de cada árbol de cada monte, sino cada una de las veces que la había percibido o imaginado. Resolvió reducir cada una de sus jornadas pretéritas a unos setenta mil recuerdos, que definiría luego por cifras. Lo disuadieron dos consideraciones: la conciencia de que la tarea era interminable, la conciencia de que era inútil. Pensó que en la hora de la muerte no habría acabado aún de clasificar todos los recuerdos de la niñez.

Los dos proyectos que he indicado (un vocabulario infinito para la serie natural de los números, un inútil catálogo mental de todas las imágenes del recuerdo) son insensatos, pero revelan cierta balbuciente grandeza. Nos dejan vislumbrar o inferír el vertiginoso mundo de Funes. Éste, no lo olvidemos, era casi incapaz de ideas generales, platónicas. No sólo le costaba comprender que el símbolo genérico perro abarcara tantos individuos dispares de diversos tamaños y diversa forma; le molestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente). Su propia cara en el espejo, sus propias manos, lo sorprendían cada vez. Refiere Swift que el emperador de Lilliput discernía el movimiento del minutero; Funes discernía continuamente los tranquilos avances de la corrupción, de las caries, de la fatiga. Notaba los progresos de la muerte, de la humedad. Era el solitario y lúcido espectador de un mundo multiforme, instantáneo y casi intolerablemente preciso. Babilonia, Londres y Nueva York han abrumado con feroz esplendor la imaginación de los hombres; nadie, en sus torres populosas o en sus avenidas urgentes, ha sentido el calor y la presión de una realidad tan infatigable como la que día y noche convergía sobre el infeliz Ireneo, en su pobre arrabal sudamericano. Le era muy difícil dormir. Dormir es distraerse del mundo; Funes, de espaldas en el catre, en la sombra, se figuraba cada grieta y cada moldura de las casas precisas que lo rodeaban. (Repito que el menos importante de sus recuerdos era más minucioso y más vivo que nuestra percepción de un goce físico o de un tormento físico.) Hacia el Este, en un trecho no amanzanado, había casas nuevas, desconocidas. Funes las imaginaba negras, compactas, hechas de tiniebla homogénea; en esa dirección volvía la cara para dormir. También solía imaginarse en el fondo del río, mecido y anulado por la corriente. Había aprendido sin esfuerzo el inglés, el francés, el portugués, el latín. Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos. La recelosa claridad de la madrugada entró por el patio de tierra.

Entonces vi la cara de la voz que toda la noche había hablado. Ireneo tenía diecinueve años; había nacido en 1868; me pareció monumental como el bronce, más antiguo que Egipto, anterior a las profecías y a las pirámides. Pensé que cada una de mis palabras (que cada uno de mis gestos) perduraría en su implacable memoria; me entorpeció el temor de multiplicar ademanes inútiles. Ireneo Funes murió en 1889, de una congestión pulmonar.

1942

Rosa de octubre


jueves, 26 de octubre de 2017

Habla el poeta

Devuélveme entonces ese tiempo en el que yo estaba aún en formación, cuando nacía siempre un manantial de cantos que salían en tumulto; cuando la niebla me velaba el mundo y los brotes prometían milagros; cuando cortaba las mil flores que llenaban todos los valles de riqueza. No tenía nada y, sin embargo, nada me faltaba: el anhelo de verdad y el placer por la alucinación. Devuélveme el empuje desatado, la profunda y dolorosa alegría, la fuerza del odio y el poder del amor, ¡devuélveme mi juventud!

lunes, 23 de octubre de 2017

La canzone dell'amore perduto

Anoche soñé con Firenze. Íbamos caminando de la mano por sus calles. Es extraño, tu ciudad y ahora los dos juntos.

La meglio gioventù. El lugar donde se encuentran los hermanos cuando se produjo la inundación. Se mezclaba con otra escena, cuando Matteo detiene el coche porque no puede más y se funde en un abrazo desesperado con Nicola. Matteo no soportaba la vida. No puede con la vida. Se ahogaba en un vaso de agua, sí, pero se ahogaba. Tardé en comprender. Ahora que es tarde lo sé.

Quise decirte tantas cosas sobre esa película que nunca alcancé a abrir la boca. Solo se me escapaba un llanto ahogado, como en esa escena en que Anthony Hopkins y Emma Thompson resumen la imposibilidad de estar juntos. Se quieren tanto que nunca podrán ser uno. El libro, sus manos, el desdibujado papel pintado de una triste habitación de servidumbre.

En el sueño volvíamos a los mismos lugares, la Enoteca, Carraia y el agua sólida que captaron tus ojos, el Bardini, los cafés... volvían a hacernos las mismas fotos. Santo Spirito. Hasta el gato que acariciaste con tu madre venía a saludarnos. Subíamos al mirador. Otra vez tocaba la misma banda callejera de jazz. Los mismos colores y la misma luz bañando tu rostro.

Amor, quedémonos aquí. La vida se nos va.

Nunca vimos juntos La Dolce Vita. La escena final, la niña que le pregunta mediante gestos en la playa -no era Spiaggia Lunga, de eso estoy seguro- a Marcello Mastroianni si está escribiendo, si sigue creyendo en el arte, si aún le queda algo del alma intacta. Si hay todavía algo del niño que fue dormitando en algún rincón de su piel cansada. De tanto soñar noche y día.

Luego el gigante de Patrolino y la lluvia solo para nosotros. Qué dineral habrá costado esa escenografía, otro de tus innumerables talentos. Lo dispusiste todo a la perfección. Los guardas, la pareja que nos cruzamos a la vuelta, la flor que robé. Extras. Atrezzo. Nunca más volverá a cerrarse para dos.

Habría sido maravilloso desaparecer en ese parque para siempre, quién sabe adónde llevarán los ocultos senderos. Quizá si hubiéramos calzado zapatos del hombre sin edad. Tal vez. Al principio, al templete, a la primera mirada. El pulso de mi sangre. Noi.

Las piedras de la calle. Las fotos hacia arriba, desenfocadas como te gustan a vos, colores forzados, Kodak, Agfa, Fuji. Alguien recorrerá los mismos caminos, la espada en la piedra. Los silencios infinitos, a veces disfrazados de palabras. Alguien descubrirá al niño con el globo rojo en la pared de Siena, justo antes de irse.

Con esas escaleras mecánicas mudas, como el olvido. Trabajando incansables. Subiendo y bajando en plena madrugada, mendicantes. Se encenderán solas, buscándonos, buscándote. Cómo es posible... si nunca volveremos a estar juntos allí.

Hasta Gabriele y su hija venían a nuestro encuentro. La mesa estaba presta. Otra vez el mercado, las cervezas más caras del mundo. La casa llena de amigos. Distintos de nosotros hasta la saciedad, pero nuestra familia.

¡Amor, la flor se ha vuelto a abrir
y hay gusto a soledad, quedémonos aquí!

Ron de noche, las arepas del día 17, Montilla, la voz quebrada de Battiato cuando le canta al amigo recién muerto, las palabras, las manos, el tango, madrugadas de aeropuerto, pterodáctilos, hipopótamos con hipo, mamuts, caracoles encendidos, música italiana, venezolana, zambas, milongas, la tarde bajo el emparrado de primavera, el techo mejor colocado del mundo, el collar de ámbar más feo de la historia, la inundación, risas desde el principio de los tiempos, canciones absurdas, la Tigresa de Oriente, un conejo descomunal, Herbie, la isla presidencial, las hamacas y la forma correcta de acostarse en ellas. En el sueño te lavaba el pelo. Una y otra vez.

Cientos, miles de atentados contra la integridad del día.

Atravesamos la piscina con la vela encendida tantas veces. Fuimos Domenico y Andréi.

Y la luna en Siena. Sí, la luna en Siena otra vez. Siempre es luna llena, todos los días, no solo los 10 de mayo. Todos.

Los ojos de ambos. Pero qué ojos... ¡anda! ¡y tú también...!

En el sueño Firenze era el mundo. Hijos revolviendo la casa, sonrisas, una ventana al mar y un tango de Pugliese sonando melodioso, hiriendo el aire de mediodía.

Los grandes amores mueren jóvenes. Y llegan a historias.

No se quedan ahí.

Noche

21:42

Noche fresca. Pablo se ha ido a dormir después de un día agotador. Bach casi perfecto, Mozart a punto.

La casa en orden. Han aparecido algunos pájaros extraños en el horizonte. La luna invita a soñar.

Mi madre me ha enviado un mensaje emocionante hasta las lágrimas.

Continúo navegando. Rumbo norte, cuarta al noroeste.

domingo, 22 de octubre de 2017

Escalera al cielo



Ataque de amor

Ataque de amor en la sobremesa. Este tango es para vos, la pebeta de mi vida. Una pebeta linda como un sol. ¿Que a quién me refiero...? ¡A mi mamá, naturalmente!

Este tango, grabado por gentileza de teléfonos Samsung, es para vos, mamá. Con todo el cariño.

►♫ Mariposita

Javier Marías

Siete de la mañana. Me desayuno con esta frase de Javier Marías: "Los amores pasados siempre ofenden a los amantes nuevos, por muy muertos que estén aquellos".

sábado, 21 de octubre de 2017

Mate en dos jugadas

¿Qué opciones tiene Puigdemont en esta partida de ajedrez?

1. Declara la República Catalana y en 10 milésimas de segundo la flamante criatura es intervenida vía 155, con el apoyo unánime de todas las fuerzas importantes de este país.

2. Se retira y desaparece de la vida política para siempre.

¿Qué hace un buen jugador de ajedrez -incluso un jugador mediocre- cuando  la derrota está cantada?

Si hubiera leído el magnífico libro de mi hermano, el doctor Diego Rasskin-Gutman, titulado "Metáforas de ajedrez", todo esto podría haberse evitado. Pero pedirle semejantes filigranas a un político me temo...

Resulta curioso que un partido marcadamente conservador como los herederos de Convergencia se hayan visto arrastrados en esta marea de insensatez colectiva. Parece ser que nadie ha abierto un libro de historia para comprobar que los nacionalismos destruyeron la vieja Europa y generaron un nivel de sufrimiento humano atroz. El nacionalismo es el inicio de todos los males. Engendró a Hitler, nada menos.

La precipitada  huida de 1.000 empresas de calado de Cataluña muestra a las claras cómo se juegan las partidasde ajedrez en el siglo XXI. ¿Cuál es el proyecto de país de los Iluminati? ¿Vuelta a la economía de trueque? ¿La dieta paleolítica?

viernes, 20 de octubre de 2017

Muti

Abro la prensa argentina al azar. Leo una noticia sobre el batería del Indio Solari, que la está pasando mal.

El periodista que firma se llama Martín Muti. Solo hay una persona en el mundo que entiende lo que esto significa. Y no lo leerá.

Caminante

Ayer, durante mi paseo de la tarde, te encontré a la vera del camino. Una rosa tardía. Como la que conmovió a Antoine.

Pablo y yo cenamos juntos. Charla estupenda, profunda. Las cosas vividas durante el último año nos han unido más. Soy muy afortunado.


miércoles, 18 de octubre de 2017

Miguel

Verte me ha alegrado la noche. Miguel, carajo!


Pulmón

Acabo de hablar con un amigo del que no sabía nada desde hace un año o algo más. Como viaja permanentemente a sitios remotos no me preocupé demasiado. Además odia Facebook, el correo electrónico y todos estas maravillas de la era moderna que nos tienen entre esclavizados e idiotizados.

Se pasó el año en un hospital en Berlín. Cáncer de pulmón. Apenas fumaba.

Hace un suspiro yo tenía el pelo rubio, cortado a tazón y corría detrás de los globos rojos.

Mientras me afeito intento descubrir qué fue de aquel niño tan guapo. Si alguien lo ve, que silbe.

martes, 17 de octubre de 2017

Pitoniso

Detrás de la mentira de intentar cubrir un dolor con otro late un corazón. Camina solo por la ciudad mientras los demás duermen.

O Tejo siempre estará ahí.

Hoy llovió. Empieza a hacer frío.

Existen edades para todo. Creo que estoy en la edad de aceptar que la soledad es mi estado natural. No resisto una decepción más. Not anymore.

Octubre en el hemisferio boreal.


El odio como bandera

Tristes, tristes guerras si no es amor la empresa.

Asistir al cúmulo de despropósitos que está generando el enfrentamiento entre las fuerzas independentistas de Cataluña y el resto de España resulta desgarrador.

No. Así no. Por ese camino no se llega a ningún sitio. Se va al desastre, a generar odios que pueden tardar décadas en desaparecer.

Es la lógica fascista, sin matices.

Hablan de Kosovo, como si la situación que se dio en Kosovo tuviera algo que ver con el estado español de las autonomías. Cero.

Aún hay margen para reconducir las cosas. Una vela encendida cerca de la almohada.

Después entramos en el territorio ignoto situado al otro lado del espejo. La nada negra del odio.

Y el odio tizna cuando estalla.

lunes, 16 de octubre de 2017

El 155

¿Alguien se ha parado a pensar adónde nos lleva el 155?



domingo, 15 de octubre de 2017

Torero

Primeras declaraciones del torero al salir del hospital:

"A los que me habéis deseado la muerte, gracias, eso solo me hace más fuerte".

Torero nietzscheano.

Sesgos

A vueltas con el sesgo del observador, la prensa no trabaja con buenas noticias. Solo le interesa lo excepcional. Y lo excepcional no suele ser algo bueno.

Antes al contrario.

Deseo

Estarás a solas con los dioses y las noches arderán en llamas.

Hans Rosling en TED

He aquí una charla de Hans Rosling en TED que ya se ha convertido en un clásico, con más de 12 millones de visitas. Los neo-optimistas... Es obvio que en determinados rubros hemos avanzado de forma sustancial en los últimos 100 años.

¿Cambiando nuestra perspectiva sobre la situación real del mundo influimos de alguna manera en su futuro desarrollo? Es decir, ¿el sesgo de partida modifica las perspectivas? Una suerte de principio de indeterminación de Heisenberg aplicado a las ciencias sociales...

Las pretendidas contradicciones internas del capitalismo que analizara Marx no han destruido el sistema. Al contrario, parecen haberlo fortalecido. En términos evolutivos, el sistema capitalista es un milagro de la adaptación. Se reinventa permanentemente. Y triunfa.

Es muy interesante cómo funciona la psicología de la inversión. Con la aceleración de los tiempos bastan unos meses para olvidar por completo lo que sucedió en los mercados. Casos como el bitcoin son de manual. Algo que pasa de valer unos céntimos a más de 4.000 dólares en tiempo récord... cientos de criptomonedas que están sugiendo como la espuma. Hmmmm.... a qué huele todo esto.

Las conferencias TED suelen ser un lujo. Esta no es una excepción. Qué posibilidades más fascinantes abre la tecnología para fomentar la formación. En 1999 fundé Artenet, una red de intercambio de conocimiento audiovisual que tuvo sedes en varias ciudades españolas y de América Latina. En aquella época recuerdo que teníamos serios problemas con los algoritmos de compresión de vídeo, que funcionaban a pedales. Hoy podemos utilizar el parque de teléfonos móviles, cuyo uso está extendido incluso en las partes más desfavorecidas del mundo, para contribuir a un mundo nuevo. Las sedes físicas cada día tienen menos sentido. Hágase la luz. Esa frase no es mía, ¿no...?





sábado, 14 de octubre de 2017

Sol de invierno

Todavía quedan rastros de humedad. Las almohadas comenzaron a arder y por poco se quema la habitación. La facilidad con que reímos al unísono no anuncia finales. Brazos que llueven besos, labios de extraño animal, un solo cuerpo.

Nos miramos al fondo de los ojos, donde solía flotar el alma. Contemplaste mi corazón arisco y yo alcancé a beber tus silencios.

Desde ese lugar, que no volveremos a recorrer juntos, sin soles en la espalda, vi cómo te acomodabas el pelo.

Me tengo que ir. Se hace tarde.

Ella sabe que no hay camino de regreso. Antes de mí no tengo celos, amor. No volveré a verte.

Dibujé una escultura de humo con el cigarro mientras oí cómo cerrabas la puerta. Un cuchillo.

Matándome lentamente.

viernes, 13 de octubre de 2017

Exordio

Cuando muera solo las putas y los perros de la calle me echarán de menos. No puede decirse que haya tenido una vida ejemplar. Perdí la línea de costa hace tanto que ya ni me acuerdo de sus contornos.

Los comienzos fueron bastante prometedores.

Siempre lo son.

jueves, 12 de octubre de 2017

Peines

La experiencia es un peine que te regalan cuando te quedas calvo.

miércoles, 11 de octubre de 2017

¡Idiotez o muerte!

Al maravilloso e irreverente semanario francés Charlie Hebdo se lo puede tachar de cualquier cosa menos de filofascista.

El editorial que dedica a la payasada de Puigdemont no tiene desperdicio. ¿Por qué no crear un estado independiente por cada variedad de queso o de vino que hay en Europa? Más estados que antes de la reunificación de Alemania.

Ya es hora de que la izquierda empiece a defender valores universales y solidarios. En las actitudes de algunos elementos hay más de Liga Norte italiana, mirando por encima del hombro a otras regiones del país más desfavorecidas, que de valores de hermandad.

Y Puigdemont, ese estadista... ¿no tiene la vergüenza torera mínima como para marcharse a su casa después de poner el país patas arriba y terminar reculando en el último instante? Vamos, un Espartaco.

Idiotez o muerte

En la edición original (en francés) >>> LA CONNERIE OU LA MORT?! (0,5 eurillos del vellón, que son franceses...)





Bukowski

If you're going to try, go all the way. Otherwise, don't even start. This could mean losing girlfriends, wives, relatives and maybe even your mind. It could mean not eating for three or four days. It could mean freezing on a park bench. It could mean jail. It could mean derision. It could mean mockery--isolation. Isolation is the gift. All the others are a test of your endurance, of how much you really want to do it. And, you'll do it, despite rejection and the worst odds. And it will be better than anything else you can imagine. If you're going to try, go all the way. There is no other feeling like that. You will be alone with the gods, and the nights will flame with fire. You will ride life straight to perfect laughter. It's the only good fight there is.

Octubre

Anoche subí a un metro triste y la última estación no fue el mar. Tenía que ser la línea 5, no podía ser otra. Verano de 1978. Solo, recorriendo todas las estaciones con la absurda esperanza de volver a casa. Esa línea es la más solitaria y gélida del mundo.

Amanece en el campo. Voy a intentar paladear lo que queda del día.

Paciencia y barajar.

martes, 10 de octubre de 2017

Exclusiva

Fuentes bien informadas anuncian que Zapatero prevé la posibilidad de crisis en Cataluña.

Rambam


Thelonious Monk

Si hay un artista que representa el compromiso con el riesgo y la libertad a la hora de improvisar y crear nuevos caminos en el jazz es Thelonious Monk. Round Midnight, un tema al que le tengo un cariño especial.

Para poder llegar a mitad de mes, los músicos de jazz se sometían a jornadas extenuantes, tocando 2, 3 y 4 veces por noche. El consumo de drogas y alcohol estaba generalizado. Sobrevivir a la belleza no es tarea fácil.

Mañana de octubre. Ha amanecido, una vez más, con los cielos despejados. A ver si esta tarde impera la cordura.

Mis maravillosos padres (me pregunto, ¿qué he hecho yo para merecer semejantes padres? ¿Qué se tomó la cigüeña que me depositó en Buenos Aires mientras los Beatles ponían el mundo patas arriba?). Sí, los dos, dan esta tarde una conferencia sobre Maimónides (Rambam). Están todos invitados!

Espacio Ronda, Ronda de Segovia 50, Madrid, martes 10 de octubre a las 20:00 hs.

viernes, 6 de octubre de 2017

Ellos y nosotros

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, conflicto atroz que se prolongó en la Segunda, los obreros de toda Europa lanzaron la consigna "que se maten entre ellos". El poder se las ingenia para que los que mueran sean los de siempre. A las trincheras no van los vástagos de la Duquesa de Alba.

ELLOS son los mismos que ahora huyen raudamente de Cataluña. Los bancos, las grandes empresas. El dinero solo se ama a sí mismo. Da igual dónde tenga su sede. Al gran capital solo le importan sus propios intereses y, a la primera de cambio, huyen como las ratas que son. Los problemas de la gente les importan poco y nada.

Bancos de Madrid o bancos de Barcelona. Da igual. Falsean cuentas como el Banco Popular, del OPUS, los adalides de la VIRTUD CRISTIANA! Venden preferentes a ancianos desahuciados. Establecen "cláusulas suelo" para chupar la sangre hasta no dejar nada.

No es un problema de fronteras, hermanos catalanes. Es un problema entre los que manejan la pasta y el poder y nosotros, la gran masa de trabajadores.

A ver si las apresuradas huidas de las estrellas del Ibex catalanas os abren los ojos de una vez.

Y hay algo que habéis aportado en todo este lío que suena a música de Mozart, al concierto para piano y orquesta número 21. "República Catalana". Qué bien suena eso de REPÚBLICA, coño.

Miguel

A ver si leemos a Miguelito Hernández, que aquí nadie es más que nadie.

Vientos del pueblo

Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.

¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.

Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.

Burbujas

Hasta Freixenet se va de Cataluña. Esto es el fin. Recomiendo vivamente su instalación en Mugardos, único municipio con tradición comunista de Galicia. Pulpo a granel con cava. Hay que cambiar la denominación utilizando el galego que es más eufónico. Ya hay trabajo para los académicos.

Mi propuesta: Caldinho de vide.

¿Dejamos de hacer el memo ahora mismo o dentro de unas semanas cuando el mundo se haya reído suficientemente de nosotros?

Hermanos

De todas las posibles peleas, entre hermanos, a muerte. Mark Twain decía "nadie conoce a nadie hasta que te toca compartir una herencia". No entiendo por qué se estudia a Nietzsche, que estaba como una regadera, y no a Twain. Puede que la clave esté ahí. En filosofía solo se estudia a los locos. Si el que escribe está cuerdo se considera que dice obviedades que cualquiera puede comprender.

España todavía vive los ecos de un conflicto civil que aterrorizó al mundo y funcionó como campo de pruebas de un conflicto mucho mayor. Aquí se bombardeó población civil por primera vez. ¿Quiénes? ¡Los alemanes de la Legión Cóndor! Quién si no... Gente sensible.

¿Qué es todo esto? ¿Nos hemos vuelto todos locos? Un gobierno catalán de iluminados excluyentes y un gobierno central que actúa como si Franco siguiera viendo películas en El Pardo.

Como siempre que dos se pelean, los Jean Jaurès son los primeros en caer. Se silencian las voces moderadas y mínimamente razonables. No existe un discurso integrador.

Tremendo lo que escribió Isabel Coixet, una de las creadoras más importantes de este país. En un conflicto absurdo los neutrales no tienen razón de ser. Hay que exterminarlos. Conmigo o contra mí. Retrocedemos a la edad de bronce.

Un partido como Convergencia (y su heredero natural) cuyo máximo dirigente resultó ser el jefe de La Familia...

El PP, con una esfinge como comandante supremo. No se sabe si sube, si baja, si está vivo o no nació.

El PSOE, intentando aprovechar el río revuelto a ver si saca algo. ¡En lugar de anteponer los intereses comunes de la nación! Pensar que los voté alguna vez...

Y nuestro rey. Qué decir de nuestro rey. Todas las comparaciones son odiosas, pero... un mensaje para echar más gasolina, justo ahora.

España es un país como no hay otro. Único. Un país en el que vale la pena vivir. Con la mejor gente del mundo. Aquí nadie es de derechas o de izquierdas. Somos un compuesto muy inestable entre Alonso Quijano y Sancho. No sabemos cuándo estamos cuerdos o cuándo nos colgamos de un pino. Según sople el viento.

Y a los diez minutos de decir barbaridares estamos tomando cañas juntos. Y nadie suele irse sin pagar. Salvo que sea... es una bromita. Calma. Los castellanos somos bestias pardas y vosotros no metéis la mano en el bolsillo ni en invierno. Clichés. Todo el mundo sabe que eso no es así. O no. Qué sabe nadie. Raphael, nuestra contribución más profunda a la historia del pensamiento universal. Una sesuda reformulación de la duda socrática en clave carpetovetónica.

¿Cómo es posible que cíclicamente regresen estas tempestades de odio entre hermanos?

Y llegados a este punto de estupidez máxima, ¿cómo desactivamos la bomba que han creado estos incompetentes totales a los que pagamos un sueldo por crear problemas donde no los hay? ¿Qué cortamos? ¿El cable rojo o el azul?

Cataluña ha llegado a ser lo que es con el esfuerzo de miles y miles de emigrantes de otras partes más miserables de España. No pueden olvidarlo. Ahora sus hijos se han vuelto "catalanes de toda la vida". La lógica del converso.

Como ocurre en Suiza o en Alemania, aquí hay sitio para las peculiaridades de cualquier región con sentimientos nacionales en el marco de un estado federal.

Hagamos las cosas bien. Sentémonos a hablar y dejemos la dialéctica de las hostias a un lado.

Juntos somos grandes. Por separado, valemos mucho menos.

Pertenecemos a la nación que ha alumbrado a Rafa Nadal. Alguien que remonta partidos perdiendo 5 juegos a 0 estando 2 sets abajo. A ver si somos dignos compatriotas del manacorí de una vez por todas.

Todos y Todas. Stop a la estupidez.