Nos despedimos siendo aún muy jóvenes. Aún desconocíamos los océanos que pueden llegar a separar dos vidas humanas, océanos infranqueables. De silencio y algas.
Te preparé dos bocadillos para el viaje y nos limitamos a sonreír. No hubo abrazo final. Esperando una absolución que nunca llegaría.
—Hasta mañana, cariño.
—Hasta mañana, mi amor.