miércoles, 21 de diciembre de 2011

Planetas exteriores

Esta mañana fui a ducharme y no salía agua. En mi ingenuidad, pensé que habían cortado el suministro general. Pero no. Se me habían helado las cañerías. A mí solito.

Antiguos ocupantes de la unidad de exploración experimental que me sirve de morada dejaron instrucciones al respecto: "En caso de que se te hielen las cañerías, no abras los grifos. Peligro de EXPLOSIÓN".

Empiezo a pensar que esto de vivir en medio de la nada quizás no sea una GRAN IDEA.

Desde mi invernadero autosuficiente reclamo una expedición de ayuda de la Agencia Espacial Europea. No contestan. A ser posible les pediría que dejaran de enviar simpáticas cucarachas robóticas y opten por astronautas de carne y hueso. "Las" astronautas.

El Sol aparece en el horizonte como un punto diminuto y pálido. La atmósfera es irrespirable. Las condiciones de trabajo son similares a las impuestas por las ETT terrestres a la sombra de la reforma del Tratado de la UE de 2014 que estandarizó los contratos por segundos y fijó las indemnizaciones por despido en 50 euros y un día en Gandía para toda la familia. Hace un frío sepulcral.

Me consuelo pensando en la sideral distancia que me separa del bueno de mi suegro. El espacio profundo tiene sus compensaciones.

Se prepara otra tormenta de metano. Voy a verme Mogambo por enésima vez. A ver si mañana logro afeitarme. Corto la transmisión.

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