martes, 3 de febrero de 2015

Oh, rompehielos

Soy un gran consumidor de radio. Me encanta esa atmósfera mítica que te lleva a tardes de infancia, el territorio donde lo posible tiene presencia corpórea.

Por una cuestión de edad y supongo que de prejuicios estúpidos, la música "indie" suele interesarme poco y nada. Pero el otro día oí algo en la radio que me llamó la atención. Como estaba a lo mío no me enteré del nombre del grupo hasta que ayer vi que le hacían una entrevista en televisión.

El entrevistador le espeta a bocajarro: pero tú.... ¿vives de la música? Sensibilidad en bruto. Sin mezcla.

Se trata de Ramón Rodríguez y de su canción Oh, rompehielos. Me gustan las palabras, poesía cotidiana nada pretenciosa y el tratamiento sonoro de las voces, por capas, con un uso muy inteligente del delay. Un vaho polar para expresar ideas cálidas, redondas.

El personaje me cayó bien de entrada. Tal vez porque vive en un pueblo pequeño como yo hice durante tanto tiempo o porque tiene 2 hijas mayores que están triunfando en la música (en sus propias y cariñosísimas palabras, por encima del éxito alcanzado por su padre!) y también yo tengo 2 hijos que me superan ampliamente -qué fracaso para un padre que no sea así-, o porque físicamente se parece tanto a mi primo hermano Sergio a quien quiero mucho y por cosas de la vida no veo ni abrazo desde hace años. Vete tú a saber.

Un rompehielos que lo rompa todo, que limpie mi sangre. Así debe ser. Va por vosotros, que es el mismo canto...



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