lunes, 19 de marzo de 2012

Están

Están. Están ahí. A veces no se les ve con claridad, pero están.

En tiempos de bonanza económica suelen dedicarse a administrar sus empresas heredadas o a sacar el hígado por la garganta en los estadios de fútbol. En las urbanizaciones exclusivas de las grandes ciudades o de la Costa del Sol permanecen agazapados quienes los dirigirán. Esperando.

Medran cuando todo va mal. Entonces emergen de las profundidades y se multiplican.

El gran triunfo del Diablo es hacernos creer que no existe, pero eso no es así. El mal puede ser banal como apunta Hannah Arendt y quizá eso lo hace aún más monstruoso, más impredecible.

No le tiembla el pulso si tiene que volarle la cabeza a una niña.

Europa, cuna de Goya, Voltaire y Mahler. Y también de Hitler, Franco y Mussolini.

En Europa conviven seres sublimes y reptiles.

Alma esquizofrénica.

1 comentario:

Joseba dijo...

Me pregunto: ¿qué hostias sería Europa sin judíos? ¿Y sin judíos polacos? Los únicos que sobran son los nazis, yihaidistas incluidos.
En efecto medran con aborrecible oportunismo. Demasiados alientos aparentemente inocentes y desprovistos de mala intención empujan el gatillo con estúpida visceralidad. Son esos que dicen que "los de fuera" están aquí para quitarnos el trabajo. También los inocentes están.
Todo mi asco.
Un abrazo, maestro Rasskin.