domingo, 14 de octubre de 2012

Un Nobel innoble

El Premio Nobel de la Paz concedido a la Unión Europea llega en un gran momento. Condenar a la población griega -y en el presente y el futuro inmediato a otras pueblos europeos- a penurias sin cuento para que los bancos europeos puedan cobrar sus deudas es una manera de fomentar el odio y reproducir las condiciones que se daban en la propia Alemania de entreguerras.

Según reflejan las encuestas, la ultraderecha griega ya tiene el apoyo del 22 por ciento de la población y, en determinadas localidades, lleva a cabo labores propias de las fuerzas policiales, aderezadas con su peculiar forma de entender el concepto de justicia. Hitler no ganó las elecciones con mayoría absoluta. Logró llegar al poder porque la gente estaba desesperada y había dejado de creer en las instituciones de la República de Weimar.

¿Quién ha permitido la burbuja? ¿Quién autorizó que países como Grecia ingresaran en el euro? ¿Qué mecanismos de control fallaron para llegar a esta situación desesperada? ¿Cuál es el sentido de condenar poblaciones enteras a décadas de pobreza en aras de enderezar las hojas de cálculo del BCE cuando es todo el modelo productivo europeo lo que falla?

La historia enseña que cuando a la población se la somete a un genocidio político-económico (Francia 1789, Rusia 1917, Alemania 1933), los extremismos encuentran el caldo de cultivo adecuado para aprovechar el caos y modificar el statu-quo. Desde su perspectiva, "cuanto peor, mejor". En el proceso, las libertades civiles se suspenden y toda oposición es sistemáticamente aplastada.

¿Premio Nobel de la Paz? ¿En 2012? ¿De qué paz?


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