En estas fechas se cumplen cinco años del inicio de esta aventura, este extraño cuaderno de navegaciones. Cinco años de marejada constante, como una cuchillada a traición. Un mal sueño, un circo en el que los payasos han sido gaseados: solo perviven las fieras salvajes. Tanto loco que anda suelto.
Desde entonces, el mundo ha seguido andando, con sus vivos y sus muertos, en un baile diabólico e incesante. Personas que se quieren, que se encuentran, que se aman y se odian, que se pierden una tarde de abril. Definitivamente.
Para siempre es mucho tiempo y abril es el mes de los poetas de Portugal.
Me gustaría agradecer a todos y a cada uno de los lectores de este blog que me han acompañado durante este tiempo, en el que he vivido intensas experiencias de contacto humano en la lejanía, kilómetros de ausencias.
Estoy tomando un café en un bar a la hora del telediario. Inexplicablemente, en el infinito espacio dedicado al metafútbol (no al deporte) hablan de Szymborska y recitan un poema suyo: "Podía ocurrir. Tenía que ocurrir. Ocurrió antes. Después. Más cerca. Más lejos. Ocurrió; no a ti..." Como autómata, escribo una nota, "La fábrica de muerte". Realizo la transcripción del poema de memoria, agregando cosas de mi cosecha. Antes de transcurrida una hora, recibo comentarios de personas desconocidas que han experimentado una emoción similar y han localizado el poema original, "Si acaso". Se inicia un intercambio de náufragos que desconocían que hubiera otros supervivientes en la otra cara de la isla. Desde ciudades separadas por mares y carreteras polvorientas. Nos une la emoción compartida, el único estado en el que el ser humano trasciende su dimensión animal, que en tantas ocasiones supera con creces el concepto de "lo animal".
Mucho más reales que la mezquina realidad. La amabilidad de los extraños, siempre inesperada. ¿Qué es el contacto humano? Las afinidades cada vez menos electivas. El reino mancillado del espíritu, de las cosas importantes de la vida, pisoteado por marchantes acéfalos con un ladrillo donde solía estar el corazón.
Así, de puntillas, los lectores han encendido luces para que este viejo marino no se extravíe definitivamente. Faros desesperados, luces tenues, crepitando en medio de la tormenta. Una sola palabra basta para avivar una fogata roja. La palabra precisa. Manos cálidas y puerto seguro.
Junto al mar en otoño, tal vez.
Por todo ello, gracias de corazón.
Comparto algunos momentos que tuvieron un significado especial. Va por ustedes...
El muerto que sueña
Canción de las viejas lunas
Un soplo la vida
La frontera es el mar
Abrazado a la eternidad
Mi viejo perro Fidel
Lejos
La misma lluvia
31 de julio
Esplendor en la hierba
París, agosto del 44
El mudo
Suite Iberia
Breve canción desesperada
La casa
Cincuenta años no es nada
Cuando regrese
A propósito de Llewyn Davis (Inside Llewyn Davis)
VALDEZ. Uno
VALDEZ. Dos
VALDEZ. Tres
VALDEZ. Cuatro
VALDEZ. Cinco
VALDEZ. Seis
VALDEZ. Siete
VALDEZ. Ocho
domingo, 20 de abril de 2014
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1 comentario:
Muchas felicidades, Martin. Recuerdo bien varios de los textos que has compartido y te los agradezco muchísimo.
Un fuerte abrazo. Zorionak.
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