Si hay algo que conmueve mi alma es el sincero y desgarrador llanto del pijo. No puedo con ello. Me destruye.
Pude haber ganado más durante la época de bonanza. No robamos todo lo que tendríamos que haber robado. Nos quedamos cortos. Ahora ya no viajo tanto como antes. ¡Hasta he tenido que reducir el personal de servicio! La clase obrera carece de gusto estético. ¡Son pobres! Me he tenido que mudar a un piso más pequeño, en calle Almagro, pero sin office para la chica. Mis hijos han tenido que cambiar de ruta. No puedo enviarlos a un colegio que no ofrezca ruta. ¡Soy pijo, pijo, pijo!
Acudo a reuniones de pijos. Hablamos con una patata en la boca y el resto del mundo no nos entiende. Pijos, pijos, pijos. En plena crisis seguimos viajando al extranjero y las vacaciones no las perdonamos. A Extremo Oriente, a América, un crucero, a hermosos lugares de Europa. Pero no paramos de quejarnos. ¡Hay que ver lo mal que está todo!
Nuestros padres... pobres ignorantes. Pagaron una educación de lujo y esa misma educación nos conectó con el "dinero viejo". Ahora los despreciamos, porque son unos paletos. Vale, ellos hicieron el dinero, pero carecen de gusto, de inspiración estética... Claro, trabajaron 23 horas al día, sin vacaciones, sin respiro, para poner comida en nuestro plato. Y ahora nos cagamos en ellos porque no podríamos llevarles a una reunión con nuestras amistades. ¡Pasaríamos vergüenza con esos infames paletos! ¡Pobres imbéciles que sacrificaron sus míseras vidas para darnos todo lo que nunca tuvieron! Ahora están caducos y nosotros heredaremos sus millones. Porque hereda quien sabe gastar. Ellos no tenían en qué. Solo se relacionaban con otros cenutrios avariciosos. Como ellos. Porque no hablaban idiomas, ni han viajado ni nada. ¡Garrulos insustanciales! ¡Desapareced ya y dejadnos vuestras empresas, vuestros millones y vuestras SICAV!
¿Crees que es simplemente una cuestión de dinero? Te equivocas. Mira a nuestros padres. No saben vivir. Sus casas son de nuevo rico con pretensiones. Muebles ridículos. Espacios patéticos. Iluminación espantosa. No saben decorar. No saben nada de nada. Cumplieron su función: hacer dinero para que lo gastemos nosotros. Nosotros sí sabemos.
Dinero viejo. Gente que sabe estar. Grandes señores.
Soy pijo, pijo, pijo. Y me cago en los pobres, me cago en los pobres de izquierdas. Muertos de hambre. Resentidos. Y en los pobres de derechas, que nos hacen el trabajo sucio. Pobres payasos.
Podemos. Qué gran gilipollez. No. NO PODÉIS... no podéis tener buen gusto, no podéis aspirar a cosas bellas. Sois escoria. Prescindibles.
En nuestros reductos de pijos no entraréis. En nuestras empresas siempre seréis esclavos. Haremos con vosotros y con vuestros hijos lo que nos salga de los cojones, porque nos pertenecéis. Vuestra alma nos pertenece.
¡Me cago en todos los pobres de mierda! Nosotros hemos ido a colegios de pago. Colegios con toda clase de actividades. ¡Hasta con campos de golf! ¡Gente mítica! La crème de la crème. ¿Qué coño tenéis vosotros? Barrios que dan pena, drogatas, gente deshecha. La hez...
Hemos inventado los bancos, las preferentes, las afinsas, todos los timos del mundo. Futuros, fondos, derivados, comisiones. Os vendemos vuestras casas de mierda, con paredes de papel, por cuatro veces lo que valen. Pobres estúpidos.
Nosotros viajamos por el mundo. Tenemos contactos hasta en el último rincón del planeta. Porque somos una hermandad. La hermandad de los pijos sin alma, sin piedad, sin entrañas.
Siempre cobramos poco. Siempre estamos mal pagados. Si nos pagan 50.000 al año es una mierda pinchada en un palo, porque nosotros valemos más. Un millón o cien millones. Valemos más porque somos la élite. La élite del cerebro vacío, porque ningún intelectual puede formar parte del verdadero pijerío. Los intelectuales, los artistas o los científicos siguen siendo esclavos de nuestros caprichos. Dependen de nosotros para comer. Una palabra nuestra y dejan de vender cuadros, dar conciertos o recibir ayudas. Son personal de servicio. Nos entretienen e investigan para que vivamos más y mejor. Si nos apetece que venga un payaso a distraernos, estos corren a nuestro encuentro como perrillos falderos. Como Platero. Fundaciones, cheques, puestos de trabajo. La ilusión de la independencia, pobres infradotados.
Pijos. Somos pijos. Y seguiremos dirigiendo este mísero pedruzco azul, con sus esclavos, sus putas, sus pateras, sus niños tuberculosos y sus infiernos hasta que el sol se apague.
Si viene la revolución, nos vestiremos con gorra de revolucionario y seguiremos teniendo personal de servicio. A menos que las cosas aprendan a moverse solas siempre necesitaremos esclavos. Y cochazo, y mansión y lo que nos salga de los cojones. Porque los revolucionarios nos necesitarán. No saben dirigir, no saben esclavizar. Nosotros hablamos idiomas y conocemos gente hasta en el infierno. Sabemos pasarle el estrés a los demás, a los esclavos.
Nunca moriremos. SIEMPRE ESTAREMOS AHÍ, chupando vuestra sangre infecta. De esclavos indignos e ignorantes.
¡Pijos en pie de guerra! ¡Pijos hasta el fin del mundo!
Pijos por siempre jamás.
sábado, 13 de diciembre de 2014
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