Una cosa es escribir bien, pero para escribir ASÍ de bien hay que ser un fuera de serie.
Cómo olvidarte en esta queja,
cafetín de Buenos Aires,
si sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja...
En tu mezcla milagrosa
de sabihondos y suicidas,
yo aprendí filosofía... dados... timba...
y la poesía cruel
de no pensar más en mí.
Escuchen la versión de Cafetín de Buenos Aires que hace el gran Roberto Goyeneche. Saboreen lentamente este tangazo y llórenlo todo. El "vídeo clip" evitará que se suiciden, ya que fomenta la risoterapia.
Discépolo, 1948. Con música de Mariano Mores. 1948, cuando la basura aún no había invadido las radios. Se guardaba en casa, debajo de la pila de la cocina.
Pero es que no contento con eso, Discépolo sigue...
Me diste en oro un puñado de amigos,
que son los mismos que alientan mis horas:
(José, el de la quimera...
Marcial, que aún cree y espera...
y el flaco Abel que se nos fue
pero aún me guía....).
Sobre tus mesas que nunca preguntan
lloré una tarde el primer desengaño,
nací a las penas,
bebí mis años
y me entregué sin luchar.
Ya no se trata de un simple fuera de serie, es un grandísimo.... Eso mismo.
viernes, 30 de octubre de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario