domingo, 6 de diciembre de 2015

Música y pensamiento

Radio Clásica, la antigua Radio 2, forma parte indisoluble de mi vida. Recuerdo con verdadera pasión momentos muy especiales que grababa en cassettes, rotulaba con esmero (¡qué magia tenían las cintas!) y pasaban a formar parte de mi archivo. Durante mis años de estudiante no podía permitirme grandes dispendios. "Ô long carême des études", que decía Louis Aragon.

Pero ahí estaba Radio Clásica. Zimmerman, Pavarotti, Ígor Markévich, Ivo Pogorelich, Anne-Sophie Mutter... tantos intérpretes maravillosos. La posibilidad de descubrir nuevos mundos sonoros de la mano de Pepe Iges en Ars Sonora. Los programas inmortales de Cifu, a quien echo tanto de menos. Momentos inolvidables.

Al conocer los costes que suponía mantener abierta Radio Clásica/2, se atribuye a Felipe González la siguiente frase: "resultaría más barato comprar un tocadiscos y una colección de discos a cada oyente que seguir pagando lo que cuesta la emisora". Es posible. La mal llamada "música clasica" no goza del fervor popular. Recuerdo que algunos cálculos durante los años 80/90 hablaban de unos 200.000 oyentes. Al mismo tiempo, en términos discográficos, el mundo de la música clásica no alcanza el 10 por ciento del total de las ventas. Todo. Desde Palestrina hasta Messiaen y más allá.

Hoy en día, la gente puede acceder al conocimiento de tantas formas... ¿significa eso que tenemos una sociedad más culta, que en los cafés se discute apasionadamente como en tiempos entre partidarios de Brahms y fanáticos de Wagner? Nada de eso. El nivel es cada vez más bajo, amenazando con alcanzar magnitudes negativas.

El acceso a todo se traduce en nada. Porque el bombardeo es incesante y resulta imposible fijar la atención entre tanto "guasap", email, noticia de última hora, etc. No hay criterio a la hora de decidir qué es realmente importante y qué cosas tienen una importancia relativa o ninguna importancia.

La forja de un criterio propio es el destino de toda educación, pero al poder en manos de mercaderes no le interesa que los ciudadanos tengan criterio propio. Es mucho mejor drogarlos con basura. La basura es adictiva y vendrán a por más.

Hay un programa en Radio Clásica que me parece especialmente luminoso. Se trata de "Música y pensamiento", dirigido y presentado por Mercedes Menchero. Desde aquí declaro mi amor incondicional por su voz, su cadencia, su saber hacer. ¿Puede uno enamorarse de una voz? A fe mía que sí. En caso de desamor la separación se simplifica sobremanera.

Las relaciones entre Ilustración, pensadores como Kant, reyes como Federico II de Prusia, escritores como Dostoievski y la música, la gran música. Contado con sabrosos detalles y un ritmo ciertamente hipnótico. ¡Bravo! Nombres inmortales, gigantes que aún empequeñecen más las naderías de esta era televisiva, con el insulto por bandera y cien imbéciles por banda.

Por las noches, cuando la casa está en silencio, es tan agradable escuchar estos programas. Doña Mercedes, un trabajo de primera. Mil gracias. El relato de la muerte del hijo pequeño de Dostoievski y su posterior transformación en el "hermano bueno" de los inmortales Karamazov... qué decir. Sin palabras.

Gracias al podcast, podemos oír estas maravillas una y otra vez, e incluso podemos descargarlas en mp3 para nuestro archivo.

El oro está ahí. Solo hay que educar la mirada. A por ello.

http://www.rtve.es/alacarta/audios/musica-y-pensamiento/