¡Por fin! La filosofía, el pensamiento, la capacidad lógica de argumentar, la duda como elemento fundacional de la crítica... fundamentales en un tiempo de tecnócratas, de analfabetos funcionales y de gente que desconoce las raíces de su propia cultura. Los griegos se educaban con Hesíodo y Homero. Y los valores de La Ilíada y La Odisea eran los valores heroicos de esa sociedad.
Contra te, super te!
Mira, estoy tan contento que me lío a hablar yo solo en griego... BE D'AKÉON PARA ZINA POLIFLÓISBOIO ZÁLASSES... ole.
Que yo te vi a ti morena mía
caminando solita por la vereda
te leí unas frases de Epicuro
y dijiste que te den dos duros...
que no, hombre, que por ahí no son los tanguillos, tío Lila. Que no te enteras de ná.
¡Alabado sea Platón!! Me voy a tomar un vodka con limones del Caribe a la salud del Congreso. Empezamos bien. Ole.
Que viva la República de Esp.... que no. Eso todavía no toca. Tranqui, hombre. Por algo se empieza. Ahora los niños van a aprender a pensar. Verán que los griegos dieron el salto del mito al logos, que crearon la democracia y que luego vino la República romana -qué bien suena esa palabra, a jacaranda sevillana en flor-, hablarán de los universales, del nombre de la rosa, de la navaja de Ockham, del despertar del Renacimiento, Lucrecio y De rerum natura los encandilarán, llegarán a la Ilustración, saborearán recónditas palabras en otros idiomas... Alétheia, Ápeiron, Kairós, Weltanschauung, Verbindung, Heimat, Enlightenment, hombres que abolieron la esclavitud, se darán la mano con generaciones, libros sagrados, discutirán con los dioses de tú a tú, sangres que se entremezclan, culturas que vienen del otro lado del mundo, en un viaje eterno como la luz y el aire, comprenderán que somos todos uno y lo mismo, que no hay diferencias que nos separen, que esta es la casa de todos.
Y descubrirán cómo las ciencias se fueron desgajando del tronco madre pero que en sus niveles superiores conservan el aliento filosófico: la necesidad de una visión integradora, una explicación holística que concilie contrarios. Newton, la teoría electromagnética, relatividad, mecánica cuántica, entenderán de dónde vienen los ordenadores. De la búsqueda de un lenguaje perfecto, de la conceptografía, de Frege, de los lógicos y los matemáticos del siglo XIX. Y conocerán a Alan Türing que, con su genio descifró Enigma y acortó la Segunda Guerra Mundial en dos años o más. Y darán el salto al mañana, a la Inteligencia Artificial, al aprendizaje de máquina mediante iteraciones, se perderán en el mar de posibilidades para crear un mundo mejor, más justo. Repetirán los mismos diálogos que han tenido lugar desde que el mundo es mundo: qué debemos hacer, cómo librar del hambre a los miserables, cómo repartir la riqueza de una manera equilibrada y justa. Y se enamorarán entre sí, descubriendo que vuelven a transitar los mismos caminos que ha recorrido el ser humano desde que salió de África hace 70.000 años. Serán otra vez el primer hombre y la primera mujer.
Cuando uno empieza a pensar, todo es posible... no hay empresa inabarcable, ni desmedida. Todo empeño humano se vuelve santo. Y el hombre -no me vais a pillar- y la mujer son la medida de todas las cosas. Que nada que le suceda a otro ser humano me es ajeno.
Hasta la más lejana de las utopías. Un mundo de hermanos. De seres humanos libres para siempre.
Todo comienza con una mirada. Así en el amor como en el pensamiento. Todo comienza cuando alguien dice "no, creo que eso no es así. Tiene que haber otra forma".
¡Aprenderán a amar la tinta de los sabios por encima de la sangre de los mártires!
Mostrando entradas con la etiqueta pensamiento. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta pensamiento. Mostrar todas las entradas
lunes, 3 de febrero de 2020
Filosofía
Etiquetas:
Congreso,
Filosofía,
nueva ley sobre la filosofía,
pensamiento,
Renacimiento,
utopías
martes, 10 de enero de 2017
Bauman
Ahora Bauman. Cada vez más solos, en manos de los agujeros negros sociales y la nada, los pensadores televisivos, la impermanencia.
Nada está hecho para durar. Europa camina hacia la decrepitud, a vivir en nichos solitarios donde ni siquiera la muerte es noticia. Imprescindible ver "La teoría sueca del amor", donde habla el propio Bauman. Entre los extremos que nos ofrece el panorama sueco, que van desde personas que no se hablan con sus hijos y viven enclaustradas en pisos-búnker hasta neo-hippies que hacen cierta gracia pero que también están vacíos, de repente dos rayos de luz: un médico sueco que se casa con una etíope, se marcha a Etiopía a operar y debe diseñar su propio instrumental (la imagen de Dios sobre la tierra), y Zygmunt Bauman opinando sobre los desastres de esta sociedad de individualismo extremo, hedonista, inconmovible ante el dolor ajeno que hemos construido entre todos.
Alguien que vivió en primera persona acontecimientos brutales del siglo XX. Nacido en 1925, la ascensión de Hitler, el pacto de no agresión germano-soviético de agosto de 1939 (nunca suficientemente explicado por los cerebros pensantes comunistas de Occidente), la invasión alemana y la invasión soviética de Polonia, su paso por el Ejército Rojo, su matrimonio con una superviviente del ghetto de Varsovia... su posterior enfrentamiento a episodios de antisemitismo en la Polonia socialista. No. No fueron solo los nazis. Hubo más. Muchos más...
En sus últimos años, Bauman se volvió hiperproductivo. Para compensar quizá las toneladas de estupidez mediática que nos circundan.
Hemos olvidado la pasión por el trabajo bien hecho, decía el pensador centroeuropeo. Y tanto. Todo vale hoy, porque todo dura lo que la llama de una cerilla. Pero nunca vi a Bauman como un pesimista sin esperanza. Habiendo vivido los treinta y los cuarenta en Europa del este, las quejas de los actuales europeos occidentales le habrán parecido caprichos de niñatos malcriados.
Había algo magnético en él. De viejo profesor -de esos que ya no quedan- no excesivamente pagado de sí mismo, irónico. Sabio, muy sabio.
Queda su obra. Y el amor al trabajo bien hecho. Ni la mismísima muerte puede con eso.
Nada está hecho para durar. Europa camina hacia la decrepitud, a vivir en nichos solitarios donde ni siquiera la muerte es noticia. Imprescindible ver "La teoría sueca del amor", donde habla el propio Bauman. Entre los extremos que nos ofrece el panorama sueco, que van desde personas que no se hablan con sus hijos y viven enclaustradas en pisos-búnker hasta neo-hippies que hacen cierta gracia pero que también están vacíos, de repente dos rayos de luz: un médico sueco que se casa con una etíope, se marcha a Etiopía a operar y debe diseñar su propio instrumental (la imagen de Dios sobre la tierra), y Zygmunt Bauman opinando sobre los desastres de esta sociedad de individualismo extremo, hedonista, inconmovible ante el dolor ajeno que hemos construido entre todos.
Alguien que vivió en primera persona acontecimientos brutales del siglo XX. Nacido en 1925, la ascensión de Hitler, el pacto de no agresión germano-soviético de agosto de 1939 (nunca suficientemente explicado por los cerebros pensantes comunistas de Occidente), la invasión alemana y la invasión soviética de Polonia, su paso por el Ejército Rojo, su matrimonio con una superviviente del ghetto de Varsovia... su posterior enfrentamiento a episodios de antisemitismo en la Polonia socialista. No. No fueron solo los nazis. Hubo más. Muchos más...
En sus últimos años, Bauman se volvió hiperproductivo. Para compensar quizá las toneladas de estupidez mediática que nos circundan.
Hemos olvidado la pasión por el trabajo bien hecho, decía el pensador centroeuropeo. Y tanto. Todo vale hoy, porque todo dura lo que la llama de una cerilla. Pero nunca vi a Bauman como un pesimista sin esperanza. Habiendo vivido los treinta y los cuarenta en Europa del este, las quejas de los actuales europeos occidentales le habrán parecido caprichos de niñatos malcriados.
Había algo magnético en él. De viejo profesor -de esos que ya no quedan- no excesivamente pagado de sí mismo, irónico. Sabio, muy sabio.
Queda su obra. Y el amor al trabajo bien hecho. Ni la mismísima muerte puede con eso.
Etiquetas:
Bauman,
Filosofía,
La teoría sueca del amor,
pensamiento
Suscribirse a:
Entradas (Atom)