"Creo que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que los ejércitos permanentes. Si el pueblo estadounidense permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florecerán en torno a los bancos privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, seguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron".
Estas palabras, que suenan pasmosamente actuales, fueron pronunciadas por Thomas Jefferson, uno de los padres de los Estados Unidos, en las postrimerías del siglo XVIII. Desde entonces, la libertad y el bienestar de las personas han dependido de los movimientos de la banca. Esa misma banca que paga sueldos millonarios a sus ejecutivos y mendiga ayuda pública cuando no le cuadran las cuentas.
Si después de lo que ha pasado en los últimos años y superada esta crisis volvemos al mismo statu quo de los años previos es que realmente no tenemos remedio y nos merecemos cualquier cosa. La misma regla de tres por la que la guionista de cosas como "Mentiras y gordas" puede alcanzar la jefatura del Ministerio de Cultura de España. El espíritu de los tiempos. Patético.
martes, 28 de diciembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario