martes, 11 de enero de 2011

Con una escopetita verde


Se apagó la vida de un ídolo de mi niñez. María Elena Walsh hacía canciones para niños de una extraña belleza, adaptando ritmos folklóricos y buscando sonoridades nuevas. En lugar de considerarlos infradotados, como suelen hacer la mayor parte de las canciones infantiles, trataba a los pequeños como seres poseedores de inteligencia y sensibilidad, creando un paisaje poblado de personajes entrañables. Asimismo, ha hecho una obra "para adultos" más que considerable. Ocurre como en el caso de Saint-Exupéry: no se sabe dónde está la frontera de lo "infantil" y lo "adulto", tal vez porque lo genuinamente infantil es totalmente adulto. La Walsh era una artista de pies a cabeza.

Aún me pregunto qué extraña coincidencia me ha devuelto un ejemplar de "Mi planta de naranja lima" en su versión portuguesa, un libro que tembién perdí en la partida y que he reencontrado en Lisboa en la librería mais pequena do mundo. Las mareas son así. Nunca sabes qué te van a traer.

Y ahora esto.

El árbol de guitarritas de Portugal. Todo el mundo sabe que en Portugal hay un árbol que da guitarras. Yo lo he visto. Espera un poco que vine el doctor manejando un cuatrimotor. Y ¿saben lo que pasó? Cazó viva una naranja. ¡Qué coraje, qué valor! Tanto tiempo tardó en cruzar el mar que al fin se volvió a arrugar. Y por eso regresó... vieja como se marchó. A buscar a su tortugo que la espera en Pehuajó. Vamos a ver cómo es el mundo del revés. Cuentopos de Gulubú. ¡Me encantaba el dibujo de Don Fresquete!

María Elena Walsh es la más grande autora de canciones para niños que he conocido. En España, una tal Rosa León destrozó sus creaciones. Otro ser que se dedica desde hace años a los niños en la piel de toro es Teresa Rabal. Sobran los comentarios.

Mi tío Santiago coincidió con ella en un boliche de Buenos Aires y logró que nos autografiara "Canciones para Mirar". Debía ser 1971 y vivíamos en la calle José León Cabezón. Qué tranquila parecía en el verano austral de 2009 y, sin embargo, allí tuvo lugar el más temido de los infiernos para gente muy querida. En alguna pared del barrio habrán quedado impresas las huellas de los asesinos. El mal tizna.

En 1971, Perón aún estaba en España; para variar, había un gobierno militar. Nos habíamos mudado de Villa Bosch a la capital. Yo tenía 6 años y mi hermano 4. Hice primer grado en la Escuela de Experiencia Extendida "Coronel Mayor Ignacio Álvarez Thomas", situada en la calle Terrada y Nueva York de la Capital Federal de la Nación Argentina. Dirigida con mano férrea y guante de seda por el profesor Héctor Sacco (cuya firma era muy difícil de falsificar).

"Canciones para mirar" siempre fue un preciado trofeo. El disco es uno de los tres que se salvaron de la quema e hicieron el viaje con nosotros de Buenos Aires a Madrid, junto con un longplay de Gardel y "La guitarra virtuosa". En 1978 escuché esos tres discos docenas de veces y me aprendí los arreglos de memoria.

Supongo que con su muerte me he hecho definitivamente mayor. No concibo destino más grande que hacer reír o soñar a un niño. Convertirse de una vez por todas en el guardián entre el centeno. Alguien que te dice al oído que no hay límites, que cualquier empeño es santo, posible y necesario. Había una vez una vaca, en la quebrada de Humahuaca... María Elena Walsh lo logró con creces. Descansa en paz, mi amor de infancia! (confío en que, si me está leyendo, el Hada Patricia no se me ponga celosa...). Bueno, yo era fiel a mi manera.

2 comentarios:

Manu dijo...

Martin, curiosamente yo hice 1er grado en el Alvarez Thomas en 1972. Descubrí tu blog buscado a nuestro querido y temido Héctor Sacco en recuerdo de lo que vivimos en esos tiempos tan extraños y duros. Estaba en 5º cuando el dictador fallecido dio el golpe de estado. A mi mente viene la búsqueda de balas em la casa que había en la calle Nueva York casi frente a la puerta del colegio... Y la señal de "escuela" llena de agujeros

Manu dijo...

Martin, curiosamente yo hice 1er grado en el Alvarez Thomas en 1972. Descubrí tu blog buscado a nuestro querido y temido Héctor Sacco en recuerdo de lo que vivimos en esos tiempos tan extraños y duros. Estaba en 5º cuando el dictador fallecido dio el golpe de estado. A mi mente viene la búsqueda de balas em la casa que había en la calle Nueva York casi frente a la puerta del colegio... Y la señal de "escuela" llena de agujeros