lunes, 13 de junio de 2011

Amanece

Segunda-feira. Tras Santo António amanece lentamente. Aún se oyen a lo lejos los gritos de los borrachos de vuelta a casa. La ciudad dejó de oler a sardinhas asadas. Las ruas se vistieron de fiesta. La pesca de este año trajo sardinas pequeñas, así que el que se comió un gran sardinón no pão, ya sabe.

Hay edades para todo. Los tumultos nunca han sido santo de mi devoción, ahora menos. Mi perro está ciego. Juntos recorrimos soledades inmensas. Los dos.

Junio, casi verano. 7:38 de la mañana. El cielo se ha puesto gris, pero en la costa las nubes viajan rápido. Adónde irán. Hace frío en Lisboa. Suenan las sirenas de los cacilheiros, que nacieron para estar atados al Tejo, amando el río hasta hacerse sangre. Nunca pondrán proa a alta mar.

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