sábado, 18 de junio de 2011

Groucho y las autobiografías

La autobiografía es un género que está en boga hoy en día. He aquí lo que Groucho Marx opinaba de ellas cuando le tocó escribir la suya.

«Resulta casi imposible escribir una autobiografía sincera. Quizá Proust, Gide y unos pocos más consiguieron hacerlo, pero la mayor parte de las autobiografías ponen buen cuidado en ocultar al autor ante el público. En casi todos los casos, lo que el público acaba comprando es un discreto volumen con los hechos hábilmente encubiertos, lleno de bazofia y de ambigüedad.

Exceptuando el caso de los escritores profesionales, la mayoría de estas confesiones insinceras ni siquiera han sido escritas por la persona cuyo nombre figura en la cubierta del libro. Letras mayúsculas proclamarán que se trata de La autobiografía de Charles W. Moonstruck, mientras que unas letras tan minúsculas como la cabeza de un alfiler susurran: «Tal como se la contó a Joe Flamingo.» Joe Flamingo, el auténtico escritor, es el ganapán que ha desperdiciado dos años de su vida por una remuneración miserable para redactar y embellecer las escasas y vacilantes palabras de Charles W. Moonstruck. Cuando el libro aparece finalmente impreso, Moonstruck recorre toda la ciudad preguntando a sus amigos (a los pocos que tiene): «¿Has leído mi libro…? ¿Sabes? Nunca había escrito anteriormente… ¡No tenía idea de que escribir fuera tan sencillo…! He de escribir otro libro muy pronto.»

Olvida que no ha escrito una sola palabra de esa epopeya tan poco singular, si exceptuamos el hecho de que contó a su «fantasma» dónde nació y cuándo (incluso mintiendo un poco acerca de este punto). Su doble literario tuvo que improvisar y crear por sí mismo las trescientas páginas inmortales.

El hecho que se mantiene en pie es que la mayor parte de las autobiografías no mantienen en pie la mayor parte de los hechos. El noventa por ciento de ellas es ficción en un noventa por ciento. Si se escribiera la auténtica verdad sobre la mayoría de los hombres públicos, no habría cárceles suficientes para ellos. Mentir se ha convertido en una de las mayores y más lucrativas industrias.

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