lunes, 16 de julio de 2012

Andrea Fabra, diputada del Partido de los Pobres

¡Qué fácil resulta ser diputado hoy en día! ¿Verdad, señora Fabra? Hace algún tiempo había que saber algo de retórica, utilizar un lenguaje respetuoso con el contrario –al enemigo que huye, puente de plata–, buscar el consenso antes que el enfrentamiento estéril. Se guerreaba con argumentos, empleando la dialéctica. ¡Contra te, Super te! Claro que para eso hace falta un mínimo de cultura y es poco probable que una llamada de papi a los amigos del partido solucione esta carencia estructural.

Destacar por lo que se es o por lo que se hace por los demás antes que por lo que se tiene. Azaña fue un escritor brillante y Fraga publicó más de ochenta libros. Al igual que en la Teogonía, los tiempos parecen ir de mal en peor. De Azaña e Indalecio Prieto hemos pasado a Zapatero, Pepiño y Rubalcaba. De Niceto Alcalá Zamora, Fraga y Areilza hemos llegado a Rajoy, la esfinge sin misterio, Rodrigo Rato y la familia Fabra. Si nos ceñimos a este deambular de personajes públicos, los hijos resultan ser mucho más tontos que los padres y los nietos parecen experimentos genéticos fallidos. Hesíodo tenía definitivamente razón.
Y hoy es usted diputada. Sin más credenciales que sus mechas rubias, un papi de posibles con pinta de Don Corleone levantino en época de rebajas y la sensibilidad social de un burdégano carpetovetónico extraviado en Sierra Morena.
“Que se jodan”, nos dice la “señora” Fabra a todos los españoles que abonamos impuestos y que pagaremos la crisis a escote. Después tarda usted 24 horas en publicar un comunicado afirmando que en realidad se lo dijo a los miembros de la oposición. Como si fuéramos todos tontos. Excusatio non petita... ¡ya lo sabían los romanos! Pero no creo que usted conozca de Roma más centuriones que Gucci, Versace o Berlusconi, a los que probablemente confunda con Buffon, Pirlo o Balotelli. Pero este último es negro –aunque tiene una cresta rubia, para disimular–... tenga cuidado Doña Andrea, ¿se imagina la cara de su padre si le presentara un novio de color NEGRO? ¡Qué disgusto más grande, madre mía del Amor Hermoso! ¡Un negro! ¡Como Machín...!

Pero qué digo un novio, si usted está casada y bien casada, con otro señor muy bien “colocao” y un bronceado impecable. Qué descanso, tía Gertrudis...
Recuerda el tono del exabrupto de la niña bien al “muera la inteligencia" de Millán-Astray. Otro premio Adonais paciendo por la piel de toro.
Conocida es la respuesta de Miguel de Unamuno: “Venceréis, pero no convenceréis”, y se murió para no tener que vivir en la España del gallo negro.
Doña Andrea Fabra, que Dios le dé a usted y a los suyos setenta veces siete de lo que usted, en su infinita arrogancia e inefable torpeza, desea al trabajador español, que somos todos los que no hemos nacido en cuna de oro, es decir, la inmensa mayoría de este santo país y que, entre otras miles de cosas, pagamos su sueldo de di putada para que pueda insultarnos a gusto en horario infantil.

Al menos DE MOMENTO. También existió una Francia antes de 1789.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues yo le agradezco a doña Andrea el que, contraviniendo la proverbial hipocresía de su partido, nos haya ofrecido tan soberbia síntesis del ideario profundo de la derecha española.

(Parafraseando a Lorca: "Deja que lo diga con la cabeza fuera de los embozos. Deja que el pecho se le abra como una granada de amargura.")

Su rebuzno insolidario y atroz lo cuenta todo en tan solo tres palabras. Chapeau.