domingo, 24 de mayo de 2015

El cerdo humano

El cerdo humano mira casi siempre para otro lado. La guerra civil en Siria entra en su cuarto año, ya hay más de 250.000 muertos y más de 10 millones de desplazados y aquí no pasa nada. Un desastre de proporciones gigantescas, aquí mismo, en el cacareado espacio mediterráneo.

Pero tocan Palmira la mágica y entonces protesta hasta el apuntador. ¡Qué barbaridad! ¡Qué salvajes! Con todo lo que vale esa joya, que es muchísimo, no cambiaba yo todas sus piedras por la muerte de un solo niño. A la mierda Palmira: HAY QUE SALVAR A LA GENTE.

Pero el cerdo humano es así. Nada le importa el sufrimiento ajeno. Mañana se irá de vacaciones y aquí paz y después gloria. Sí, aquí, al ladito... en playas del mismo mar para relajar tensiones. ¡Que penita que el crucero de los cojones no pueda desembarcar en Latakia! Vámonos mejor a Croacia o a Menorca.

Según cuentan los textos, el mismísimo Dios decidió en un momento de la historia que su criatura era poco menos que basura moral. Y, al igual que hiciera repetidamente Miguel Ángel en el proceso de crear la Capilla Sixtina y tantos artistas con lo que hay que tener, se deshizo de "su imagen y semejanza" por despreciable. "Lo que no sirve hay que tirarlo", afirmaba el italiano inmortal.

¿Qué significan los avances conseguidos en tantos campos si seguimos mirando para otro lado?


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