viernes, 21 de octubre de 2016

Valdez - número 0

Fausto Martín es un excelente pintor y dibujante. También es mi amigo. Fue la primera persona que conocí en España, en un colegio público donde había una estufa que no calentaba ni a Dios. Hicimos amistad al instante. Fueron las canciones de los Beatles las que nos permitieron volar en aquella lejana transición, una España aún gris donde no estaba claro de qué lado caería la moneda.
Valdez nos ha vuelto a unir. Alguien todavía joven pero cansado, porque antaño soñó mucho día y noche.
Hoy publicamos el número 0 de Valdez. Las imágenes corren a cargo de Fausto Martín, los textos pertenecen al "ruso", Martín Rasskin.
Va por ustedes.


Vivo para la milonga y mi vida es un carrusel permanente de sombras que trajo el tango. Mujeres rotas por dentro, profundamente solas, heridas en lo más íntimo. Que se visten para matar y se quiebran como si fueran niñas. Que te abrazan como si el último tren ya hubiera partido. Ninguna relación dura más allá de unas semanas. A veces ni eso. Es como intentar amar en un campo de concentración. Tal vez lo llevo conmigo a todas partes.
No sé si soy capaz de amar.
Aléjate de mí... Terminaría haciéndote daño.


© Fausto Martín & Martín Rasskin, 2016

6 comentarios:

Juanjo Solana dijo...

Ya era hora de que retomaras el personaje, a ver si se transforma en costumbre y se traduce en deleites más cotidianos
un abrazo

Anónimo dijo...

No se debería hablar así se las mujeres que han amado o que aún siguen amando, aunque no se les haya amado a ellas y tan solo hayan sido un pasatiempo.
Todo el mundo está capacitado para amar, tan solo hay que vencer los miedos que pasadas relaciones dejaron.

Anónimo dijo...

A veces la vida nos rompe el corazón para que la vieja adecuada lo repare. A veces, el tango más bello llega cuando se para la música. A veces, sólo a veces, el Sol sale a medianoche para descongelarnos el alma. A veces, la esperanza da un bofetón en la cara de la rendición...

Joseba Lopezortega dijo...

Qué hermosa unión. ¡Perseverad!

lee dijo...

Y yo que había entendido justo lo contrario, que había leído la exaltación de la mujer que ama como si cada vez fuese la última, agónica del beso dado, los cuerpos contra el muro de una calle cualquiera, causando el asombro, la envidia de los que pasan, como un último aliento, preludio de un dejar irse, de una gravedad infinita que te arrastra al centro del mundo, que se llama Saudade, de una voz de una niña que pregunta: "y vosotros, vosotros, no tenéis casa?" Es Valdés quien teme...

TabyLeyva dijo...

Hermano mío:
Que placer leerte, estas inspiradísimo un orgullo para nosotros ser amigos de un artista como tú, de veras sin trova, en estos tiempos de tanta estupidez y tontería, disfrutamos mucho tu blog. Gracias por tus palabras, tus cuentos, tu poesía… siempre nos iluminan. Un gran abrazo desde el paraíso