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lunes, 13 de diciembre de 2021

La culpa

Nos educan para vivir en la culpa. Para sentirnos culpables de no esforzarnos lo suficiente, de no amar suficiente, de no llegar nunca a una supuesta perfección que solo es atribuible -por definición- a la idea de Dios.

Un ser infinitamente perfecto ha de contar entre sus virtudes con el atributo esencial de la existencia, ergo, si todo ser pensante es capaz de imaginar un Ser infinitamente perfecto Dios por fuerza existe.

Esto se llamó "argumento ontológico" de San Anselmo y trajo de cabeza a legiones de teólogos y pensadores durante 1.000 años.

Los padres separados cargamos con el estigma de la culpa. Se supone que vamos a contracorriente de los "biempensantes" que son capaces de aguantar mecha en situaciones de desamor por un "bien mayor".

Es un estado de cosas similar al de aquellos cuya opción sexual no es mayoritaria. Han de sentir culpa: Iglesia, presión social, cuestionamiento incluso en el seno familiar.

Y esa culpa tiñe el alma. Es un proceso lento, de gota que horada la piedra: la sensación inequívoca de no pertenecer.

No y un millón de veces no. Esos valores son pequeñoburgueses y de mentes estrechas. Y terminan siendo ruines.

¿Acaso la madre de mis hijos y yo mismo hemos de sentir culpa porque tras 17 años y medio de convivencia ambos quisimos experimentar otras cosas? Que no.

Lo que vi estos días en Francia fue dos personas de una pieza. Con SUS propias escalas de valores y su círculo de afectos compuesto de decenas de personas de toda suerte y condición. De las cuatro esquinas del mundo. 

Es decir, la propia situación de separación de los padres los hizo más fuertes, más independientes y más solidarios. Con una superior capacidad para comprender el dolor y, lo que es aún más importante: para perdonar las debilidades humanas.

¿Es la situación ideal una separación con hijos? Claro que no. Pero NADA es ideal. La vida es un guión ridículo y siempre acaba mal. Imaginado por un imbécil sin demasiado sentido del humor. Te acabas muriendo. Tus sueños son del tamaño del Sistema Solar y has de vivir en la necesidad material de la mentalidad de un vendedor de coches usados. Existiendo Brahms hay momentos del día en que suena Rosalía.

Pero lo que importa no son las cartas que te reparte la vida sino qué haces con esas cartas, hasta dónde eres capaz de llegar. Si puedes ver realidades que aún no existen, que son mucho más frágiles que una sola palabra.

Mis dos hijos viven solos desde los 18 años. Compartiendo habitación en casas minúsculas, pero repletas de lo esencial para convertirte en un ser humano de valor: libertad, respeto y afecto.

Soy hijo de mis propios hijos. Su madre y yo -distintos hasta la saciedad- a través del cariño hacia ellos hemos creado dos transatlánticos: son demasiado grandes y tienen excesivo calado para regresar a la dársena que los vio nacer.

La culpa, como el miedo, atenaza y paraliza. Desde el colegio... SI TE GUSTÓ EL COLEGIO, TE GUSTARÁ TU TRABAJO, se nos educa para obedecer. A la autoridad, la superioridad, las normas, la forma "correcta" de hacer las cosas.

¿Y quién es el DIOS HUMANO que dictamina lo que es correcto y lo que no? Será correcto para Juan, pero no para Pedro. En tal o cual orden de cosas, pero no en todos los mundos posibles.

La vida es demasiado corta para sentir miedo y culpa por cada cosa.

Sin libertad para cometer TUS propios errores personales e intransferibles la vida es un saco de mierda.

He alcanzado el máximo premio que puede alcanzar un padre: he traído hijos al mundo que no me necesitan para ser, que siguen sus propias corazonadas y que crean su propia escala de valores. Sin mentalidad de esclavo temeroso, sino de Espartacos triunfantes.

Tuvieron dos casas, dos visiones del mundo, dos formas de enfrentarse a las olas de 10 metros. Y sacaron lo mejor de ambos progenitores, superándonos en todos los ámbitos. Mejorándonos.

Sin culpas, sin miedos. Quién coño está investido de la altura moral necesaria para juzgar y condenar a sus semejantes. NADIE.

Incluso desde un punto de vista teológico cabría calificar al propio Dios de "el mayor rebelde de todos los tiempos". CREÓ ALGO DONDE HABÍA NADA.

La Nada era perfecta en su mismidad. La materia trajo aparejado el drama de la existencia y la decadencia. ¿Es justo el orden natural? ¿Sobreviven las mejores personas o los más fuertes e inconmovibles? ¿O ni siquiera es así pues no existe un sistema de premios y castigos sino que es nuestra imaginación huérfana de sentido la que nos lleva meter la realidad en corsés esquemáticos con un vector de racionalidad y equidad?

Hasta se arrepintió de lo mal que le había salido el experimento y envió a la Sexta flota con fuego y azufre. Si el hombre estaba hecho a imagen y semejanza ¿acaso decidió eliminar una parte de sí mismo?

¿Dudó el propio Dios?

miércoles, 18 de agosto de 2010

Mudanzas

En esas me hallo. Rodeado de cajas, cajitas y cajotes. ¿Hay algo peor que mudarse? ¿Es peor que divorciarse? ¿Acaso es mejor que quedarte encerrado en un ascensor con tu suegra? Pero qué tontería, ella me AMA. ¿Mejor que ir de caza con tu suegro y percatarse -tarde, of course- de que el muy cabrón puso balas de fogueo en tu escopeta?

Teniendo en cuenta que casarte o juntarte o lo que sea te permite hacer una sociedad de hierro, un todo indisoluble, una Unidad de Destino en lo Universal, algo capaz de enfrentarse a toda clase de problemas, vicisitudes y dificultades. Dificultades, vicisitudes y problemas que nunca habrías tenido de no haber decidido ese paso suicida y homicida, ese impulso de sangre que surge en las tripas, esa necesidad ciega de tener a alguien que te recuerde de que es tarde, de que te tienes que levantar, de que te muevas de una vez. De que así no se hace, de que mira cómo vas vestido, de que te afeites, de que, de que.

La supervivencia de la especie depende de nuestro gen más estúpido. El cien por cien de los seres humanos somos accidentes absurdos, rescoldos de sábado por la noche. Un ser que sueña con los siete mares y que se desespera si le otorgan la libertad condicional. Un retrasado dental. Alguien se lo debe estar pasando de miedo Allá Arriba. Si quieres hacer reír a Dios no tienes más que contarle tus planes para el futuro. ¡Qué risa, tía Marisa! Truena Zeus y en Colombia se parte un avión.

Mudanzas. Cuántas habré hecho. Fragmentos de tu yo de quince, de veintidós, de treinta años que vienen a buscarte. Que reaparecen perdidos en medio de facturas, recibos, partituras, fotos de gente que se murió. A Leen le gustaba hacer el amor en la playa junto a las barcas de pescadores; a Charo, los trenes abandonados. A Isabel no le gustaba que le hicieran fotos, pero vino a rescatarme de mí mismo a El Ferrol en diciembre de 1982. Su familia fue mi familia durante más de cinco años. Una gente magnífica que me trató como a un hijo en una época de la vida difícil. Siempre los llevo en mi corazón, a todos ellos. Carlos París, Matilde, Inés, Nacho. Después he conocido a cada personaje... Gott in Himmel...

El joven que camina por el barrio judío de París con gesto decidido inexplicablemente soy yo. Es abril de 1987. "C'est mignon ce mec...!", oigo que dicen las minas cuando atravieso el Boulevard Saint Michel para volver a casa en el 21 de la Rue Monsieur Le Prince. Odéon. Qué pena ir acompañado...

Maraike, 1988. Primer viaje a Deutschland. Supera los límites contemplados por la policía del blog. Bredde Straße, lo que me costó encontrar esa calle. Llegué sin avisar un sábado por la noche. Mientras ella estaba de parranda, terminé tomando vino yugoslavo con un vecino, Dietrich, que había estado en la Wehrmacht y que lo único que sabía decir en dizque español era "Mamma mía! Mamma mía!". Menos mal que había bebida de por medio. Ella apareció hacia las tres de la mañana, acompañada, of course. En cuanto me vio saltó a mis brazos. ¡¡Martin!! ¡¡¡Oh, Martin!!! Pobre Paul..., le fastidié la noche. La cuestión de los celos en el norte no tiene nada que ver con los países tangueros: luego se convirtió en uno de mis mejores amigos y terminamos haciendo el macarra por las calles de Düsseldorf en su Spider 2.0. Soy un macarra, soy un hortera, voy a toda hostia por la carretera. Me encanta ese coche.

Makke me enseñó más de un par de trucos. Desayunos en el Treibsand. Aquelarres en Um Mitternacht. Fue un viaje de cagarse de risa. Qué habrá sido de ella.

Me miro en el espejo y en la Espejo. Su familia me adora. Yo también los quiero. Me invitan a tortitas con cianuro. El amor fou es así: se tira con munición de verdad. La Hermandad de los Santos Mirlos Blancos. Grupo Inmobiliario La Amistad.

Lentamente, las cosas vuelven a su ser. Tengo cuarenta y cinco años. Todavía no sé bien qué quiero ser de mayor. Ni si quiero ser mayor.

jueves, 15 de abril de 2010

Séptimo divorcio

Hace un día de perros en Madrid. Llueve y la primavera tarda en llegar. El agua no le sienta bien a la capital de España, aquí en Castilla, tierra de menhires andantes, piedra sobre piedra, secano, polvo, sudor y hierro, El Cid cabalga.

Estoy un poco bajoneado. Llevo unos días así, nada grave. En plan Rufián Melancólico. Mi mensaje a los más jóvenes, aquellos que se han educado en la tolerancia cero a la frustración, es que van a tener que aprender a convivir con ella. A veces viene en forma de saudade, lo cual es casi de agradecer, ya que te pone en una situación perfecta para componer o para escribir. Ideal para cantar tangos. Otras veces sientes que la tierra se hunde bajo tus pies, como experimenté en un hotel de Lima. Suele ser pasajero.

Existe incluso una Rúa da Saudade. El sitio donde me gustaría vivir. Pero esa es otra historia.

No hay que desesperar. Tampoco hay que abandonarse a los químicos. Es mejor leer la prensa diaria, ya que es la verdadera fuente de inspiración.

Aquí viene Larry King, el conocido presentador de la CNN, con su séptimo divorcio. Un simple vistazo a la pareja certifica que ella, una rubia de cómic, se casó con él, un Adonis, primo hermano del señor Burns -jefe de Homer Simpson- por amor. A lo largo de mis cuarenta y cinco pirulos he conocido unas cuantas relaciones de ese calibre. Nada que objetar. Ni a esa ni a ninguna clase de relación entre adultos mutuamente consentida.

Voy a transcribir la noticia del séptimo divorcio -ya son ganas- de Larry King tal cual, ya que si altero una sola coma el guión pierde efectividad. El que no encuentra motivos de inspiración para cagarse de risa es que realmente está mal y debería consultar a un especialista.

A sus 76 años, el popular entrevistador de CNN Larry King pondrá fin a su séptimo matrimonio tras iniciar los trámites de divorcio de su esposa Shawn Southwick King, con quien se casó en el 97 y tiene dos hijos. El presentador apunta en la documentación presentada ante un tribunal de Los Ángeles que la separación conyugal se produjo el 13 de abril y solicitó al juez que desestimase cualquier petición para que Southwick reciba una manutención económica por su parte.

"Su mayor preocupación es el bienestar de sus hijos (se nota por el párrafo anterior que lo de pasarle pasta no le preocupa en absoluto), y más allá de eso no voy a hacer ningún comentario", ha dicho su portavoz.

La página de famosos TMZ informa de una fuerte discusión del matrimonio, que supuestamente se produjo esta semana después de que la mujer descubriera que King la engañaba con su hermana.

Sin duda, el bueno de Larry tiene el apellido bien puesto.