miércoles, 3 de marzo de 2010

Chile no se rinde

La desgracia parece haberse cebado con el continente americano. Primero Haití, ahora Chile. Un terremoto de 8,8 grados en la escala Richter. Algo tremendo.

Los desiguales resultados de ambas catástrofes ponen de manifiesto, una vez más, las devastadoras consecuencias de la pobreza extrema. Se habla de 300.000 víctimas en Haití. Chile cuenta ya 800 muertos -la mitad de ellos causados por un terrorífico maremoto no previsto a tiempo por la Armada chilena-, un número indeterminado de desaparecidos, dos millones de damnificados y las infraestructuras del país gravemente dañadas.

Chile es un país fascinante, de gente aguerrida y cabal. Gente de trabajo, de orgullo y poesía a partes iguales. Allí comenzó la historia de los años setenta que acabaría golpeando en la cara al resto del continente. En Chile, en su gran pueblo, en su historia, están las claves de una Latinoamérica posible: el reconocimiento de una sólida identidad.

Desde Gabriela Mistral a Neruda. Desde el gigante Francisco Coloane -capitán victorioso de mil tormentas- hasta la prosa universal de Roberto Bolaño. Ellos siempre vuelven a los diecisiete después de vivir un siglo.

Me gustaría publicar una carta que acabo de recibir desde Santiago. La firma el arquitecto Waldo Urquiza. Está escrita de manera urgente, contando lo que está viviendo en primera persona. Junto con otros compañeros, Waldo es el creador de "El cine vino", un magnífico proyecto solidario que lleva el cine y la producción cinematográfica a los sitios más recónditos de la geografía chilena. Esa misma que ahora pone a prueba, una vez más, al valiente pueblo de Chile.

Ya he entrado en contacto con mis alumnos del Centro Cultural de España en Santiago, con quienes viví momentos de gran intensidad humana en 2008. Todos están bien, muy tocados emocionalmente. Algunos estaban fuera del país (febrero es el equivalente a agosto en el hemisferio sur). Ricardo, Carola, Nacho, María José, Bárbara, Sergio, Benjamín, Felipe, Ramón, Gabriela... un abrazo inmenso. Los llevo en el corazón.

Les dejo el link de Radio Tierra, donde podrán escuchar y ver lo que está pasando. Gracias, Ricardo.

Carta de Waldo Urquiza desde Santiago

Amigos,

Les escribo de nuevo porque necesito contar lo que estamos viviendo

Cada momento la situación se ve peor, mucho peor.

Cada día se descubre más desastre, más muertos, más rabia, más pena.

La situación es algo surrealista, porque yo estoy en mi casa, con televisión, agua caliente e Internet, como que nada hubiera pasado. Ayer limpiamos nuestro piso y ya desaparecieron las huellas del desorden que provoco el sismo. Entonces, uno por momentos piensa, ¿será real esto? Porque parece una mala película gringa, una muy mala.

Pero al salir a la calle, y ver a la gente caminando como zombies, llorando, o al borde de explotar de rabia e impotencia.

Yo vivo en un barrio antiguo de Santiago, donde el desastre ha sido grande, pero no es comparable con lo que sucede en el sur, en nuestro precioso sur.

El maremoto finalmente fue lo más terrible, devastador y maldito. Destruyo casi 300 kilómetros de costa, muchos pueblos destruidos completamente, hay cientos de desaparecidos bajo las casas, el barro o en el mar. Nadie sabe aún cuántos son, porque aun hay pueblos pequeños donde no se ha podido llegar a ayudar.

El mar entró 200 metros, 500 metros hasta 2 kilómetros en algunos pueblos, destruyendo todo, absolutamente todo.

Nuestra loca y terrible geografía dificulta la ayuda, el auxilio y la esperanza.
Y ese es el drama ahora, que se esta descontrolando la situación. Mucha gente desesperada y otros muchos hijos de puta aprovechadores, han robado y quemado aumentando la tensión y la pena, la impotencia, incluso en santiago hay imbéciles que han asaltado y robado supermercados, siendo que acá hay de todo, malditos.

Es horrible ver nuestras ciudades y pueblos destruidos, todos los centros históricos de estas ciudades en el suelo. Y con ellos miles de personas, millones de personas con sus sueños y ahorros destruidos.

Yo también ando como zombie, sintiéndome inútil, entúpido por preocuparme por un par de grietas de mierda, fisuras ridículas al lado de ciudades completas destruidas, vidas completas bajo el barro.

Y más encima la prensa, los malditos telediarios que confunden a la gente, los alientan al saqueo y la desesperación, justificándose con que tienen que informar. Malditos sensacionalistas, inmundas ratas que lo único que quieren es vender, a costa del sufrimiento. Hablan de todo sin saber de nada.

Da rabia esta injusticia, da rabia porque siempre son los mismos los que sufren, los más pobres, los más aislados. Ver a la gente llorar, gritar, buscar a sus desaparecidos, no se, es insoportable.

Y ya no es tan lejano como al principio, ya no es solo la televisión, ahora ya sabemos de gente muerta y desaparecida hermana de alguien, amigo de alguien, y uno se da cuenta que esto es verdad, no es una maldita película.

Es fuerte también ver a los militares en la calle, ver como nuestras ciudades parecen estar en guerra, con tanques y armas por todos lados, pero no queda otra, es una emergencia gigante, es el terremoto más grande en 50 años, y hay que poner orden, es terrible pero no queda otra.

Yo por mi parte partiré lo antes posible a la zona a hacer lo que se hacer, llevar un poco de entretenimiento y cultura a los niños. Ojala podamos, dependerá de que nos autoricen y podamos llegar, ya que aun las carreteras están destruidas y hay mucha inseguridad y violencia en algunos lados.

Perdónenme por este desahogo desordenado y mal redactado, pero dentro de mi impotencia gigante de no poder ayudar más, por lo menos quiero que ustedes sepan un poco de la verdad, ya que no confío en las informaciones que deben llegar allá.

Probablemente los seguiré molestando y contándoles cómo vemos nosotros esta enorme tragedia que nos ha azotado.

Un abrazo
--
Waldo Urquiza Gómez
Arquitecto

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