domingo, 16 de mayo de 2010

Encrucijada


Hace algún tiempo escribí sobre el gobierno de Jose Luis Rodríguez Zapatero, ZP o Sosoman. Ya es tarde para hablar de los despropósitos, la improvisación permanente y las idas y venidas. La crisis es ya una realidad incontestable, el número de parados se desboca y la gente está hasta las pelotas.

Hablar de crisis... lo que se dice crisis, es muy relativo. Estamos a mediados de mayo -"por fin llegó el verde mayo", que decía Miguel Hernández- y las terrazas de Madrid están a rebosar. Los atascos de coches siguen produciéndose a diario y la gente que tiene trabajo empieza a hablar de las vacaciones, dónde ir, cómo desplazarse. (¿Has visto lo del volcán? Ay hija, qué lata! No sé qué hacer ¡Me han vuelto a cancelar el vuelo!). No entiendo cómo alguien puede seguir adelante con esta clase de problemas encima.

Vacaciones en la playa. En busca del divorcio perdido. Vamos, que la gente sigue gastando guita en huevadas. Como siempre.

Hasta que la cosa no alcance los extremos que se han vivido en otros países como la Argentina de los noventa y principios del siglo XXI, con hiperinflación, cambios desbocados, dinero retenido en las cuentas bancarias, devaluaciones a traición, etc. hablar de "crisis" es un poco extremo.

Aún así, el problema de España no es sencillo. Viviendo muy por encima de sus posibilidades durante mucho tiempo, ahora toca despertarse con resacón.

El problema de fondo es el modelo de organización de la sociedad. Durante muchos años se ha glorificado el mercado y su famosa "mano invisible" que todo lo arreglaba. Economía de mercado, nada de regulación. El mercado se autorregula, decían. El gobierno no debe intervenir. Hay que dejar la economía en manos de los especialistas, los financieros, los bancos. Todo eso nos lleva al desastre. La razón radica en la naturaleza voraz del cerdo humano, su incapacidad de echar el freno jamás, de seguir y seguir hasta que la vaca se quede como la mojama.

Ahora se oyen voces sobre la posible vuelta de las ideas socialistas (que nunca se han ido). Esto es como invertir en bolsa. Aunque haya perdido todo lo que tenía hace 5 años, el "inversor" se autolobotomiza y vuelve a invertir. Yonky de sí mismo.

¿Qué pensar? ¿Acaso el Estado debe intervenir para regular? ¿Hasta dónde? ¿Quién controla al Estado?

ZP y sus coleguitas acaban de sacarse la careta. Se han presentado como lo que son: la derecha moderada, pero derecha al fin.

Según los grandes cerebros del PSOE, ¿quién debe pagar los platos rotos de una gestión deplorable? La clase obrera y los pensionistas. Los sectores más débiles de la sociedad. ¡Bravo! Así, nuestra "izquierda" le quita el trabajo a la derecha, dejándola sumida en la perplejidad y la incertidumbre (¡pero si esas ideas son MÍAS...!, exclamarán).

En vez de equilibrar los tantos apuntando a las clases pudientes o controlando las ganancias de los bancos (es curioso, en todo este tiempo de desastre económico, los bancos no han dejado de ganar dinero, eso sí, cerrando el grifo del crédito. Durante la época del alucine los bancos concedían créditos a gente incapaz de pagarlos. ¿Que me pides 120.000 para un piso...? ¡Llévate 180.000 y te compras un coche cuyas reparaciones no vas a poder pagar en tu vida y te vas de crucero para relajar el estrés! ¿Dónde hay que firmar? pregunta Einstein. ¿Acaso alguien ha ido a la cárcel por practicar esta clase de terrorismo social que está en el corazón de la debacle?)

Cuando algún banco o caja se acercó al abismo de la quiebra por causa de una nefasta gestión o simplemente robando a la luz del día -véase el caso de Caja Castilla-La Mancha- ahí estaba el dinero del fondo de garantía de depósitos para tapar agujeros. En EEUU se utilizó dinero público para salvar a tipos que suelen viajar en avión privado. La fiesta la pagamos entre todos. El Partido Socialista opta por apretar aún más a pensionistas y funcionarios, la gente que no tiene casoplones, ni barcos anclados en el Mediterráneo ni grandes sumas debajo del colchón.

¿Por qué no bajar un 50 por ciento el sueldo de los políticos y eliminar las kilométricas cuentas de gastos? ¿Desterrar los coches oficiales? ¿Aumentar los impuestos a los moradores de La Moraleja? ¿Proclamar la República y eliminar gastos de Froilán y cía? Pero, hombre, para qué, qué agobio cambiar la Constitución, es mucho mejor cobrarle a las viejas viudas nonagenarias y a los pobres de pedir. Las viejas están a punto de espichar y los pobres son pobres, ¿para qué quieren la pasta? ¡Que se jodan! ¡Pobres de mierda! ¡Qué fastidio!

Por esta razón, comentaba en otro post, para hacer una política de derechas es mejor contar con ladrones profesionales, no con simples aficionados. Es mejor gente acostrumbrada a los grandes jardines familiares, los coches de alta gama, los viajes al extranjero. Con la piel convenientemente tostada, trajes impecables y un corte de pelo de 500 euros. Del club de golf y de la partida de paddel a la fiesta en casa de Jorge Juan. ¡Qué agobio que no podamos teletransportarnos, Scottie! Ellos saben lo que es robar con una sonrisa de dientes perfectos, timar a todo Dios, construir estafas piramidales vendiendo estampitas de colores, maderas nobles, toda clase de gilipolleces. Son ESPECIALISTAS. Están acostumbrados a mandar, a humillar, a reírse de la gente.

-María, ¡le he dicho treinta mil veces que la sopa no se sirve así! La temperatura media de una sopa debe superar con generosidad los 55,8 grados Celsius. ¡Estúpida!

-¿Me calienta la copa?

Voy a contratar a mis amiguetes. Los voy a poner a dirigir las instituciones españolas en el extranjero con un sueldo de alucine. Me da igual si son retrasados mentales. Hoy por mí, mañana por ti. Por ejemplo, el Instituto Cervantes. Voy a poner al frente del buque insignia de la cultura española en el mundo mundial a chupaculos sin fronteras.

-¡¡¡Quedas despedido!!!

-¡¡¡¡¡¡¡A la puta calle!!!!!!

En un sistema de mierda como éste, donde existe la sanidad de lujo, las casas de lujo, los coches de lujo, las casas de veraneo, la guita indecente para algunos, en donde las multinacionales farmacéuticas deciden quién vivirá y quién palmará, es mejor que la gente que gobierna tenga un impoluto expediente de materia fecal en sangre desde hace generaciones. Un hijo de puta te lo encuentras en cualquier esquina a la hora del café, pero un grandísimo hijo de la gran puta tarda tiempo en fraguarse. Hace falta que se mezclen malas sangres espesas, gritos, puñetazos sobre la mesa. Los padres deben ser basura químicamente pura, cerrando la puerta a cualquier clase de mutación. Que el hígado y los riñones funcionen al ralentí. Sólo a fuego lento se obtiene una cosecha de malnacidos de primera.

¿Cambiar el sistema? ¿A alguien le interesa ese debate? Me temo que no. La gente aprieta los dientes y ruega para que pase el chaparrón y escampe lo antes posible. Para volver "a lo de antes". De ilusión también se vive.

Por cierto, ¿qué planes hay para las vacaciones? ¿Playa o montaña?

2 comentarios:

Martingala dijo...

Un poco revuelto pero muy clarito de conceptos. Como siempre dando en donde más duele...sobre todo a los comunistas millonarios. :-)

Derechas, izquierdas, eso está pasado de moda, viejo.

la stessa ma altra dijo...

jajaaaaaaaaaaaa mi astigmatismo hace estragos otra vez: he leído ..."la clase obrera y los peronistas..."... ... ...