martes, 25 de enero de 2011

El automóvil

El automóvil privado es un gigantesco error. Una trampa saducea. Es caro, es insolidario, genera contaminación, produce un grado de estrés descomunal en los conductores, convierte las ciudades en inmensas ratoneras y se cobra un peaje en vidas que resulta intolerable.

Tener un coche en propiedad es antieconómico. Al precio desorbitado del vehículo (después de la casa en propiedad, la principal inversión del hombre común -también ruinosa, te lo dice un "separao"-, la segunda "gran inversión" es el vehículo propio), hay sumar el coste del combustible siempre en aumento (aunque baje el precio del barril, ellos tienen "gastos"), los impuestos, las reparaciones, las multas, la ITV, las plazas de garaje, la zona azul, la zona verde, el copón bendito y un largo etcétera.

El caso del automóvil es de manual. Se supone que es algo que necesitamos y que nos da una gran independencia. Es una mentira gigantesca. Como las "mentiras y gordas" de Sinde. El coche nos hace esclavos, destruye el medioambiente -el caso extremo lo tenemos en los aficionados a los 4x4 que causan verdaderos desastres en los entornos naturales- y perpetúa el "estado natural de las cosas" en el que los poderosos dictan cómo hemos de vivir.

Desplazarse en transporte urbano -Madrid tiene una red excelente- y en bicicleta es revolucionario y, además, resulta barato. Hay que empezar a desmontar este invento. El coche sólo debe utilizarse cuando no existe otra opción y hay que obligar a la industria a proponer modelos no contaminantes y cercanos a un pensamiento colectivo.

El propietario de un coche lo utiliza en promedio una hora al día. Las veintitrés horas restantes, el coche está aparcado. ¿Qué clase de inversión es esa?

Los modelos urbanos rinden pleitesía al coche. Es el modelo "Los Ángeles", una urbe en la que los peatones sobran.

Estamos cerca del cénit del petróleo, el momento en que extraerlo y refinarlo empiece a resultar poco rentable. Obviamente, las compañías petroleras nos obligarán a consumir petróleo pesado hasta la última gota. Venga de Venezuela o de las pizarras bituminosas de Canadá.

El hidrógeno, los biocombustibles, los vehículos eléctricos... soluciones también en manos de las mismas empresas que sostienen el statu quo. Las aplicarán a cuentagotas, obligándonos a pagar de más. Siempre de más.

¿Y si nos organizáramos en cooperativas para producir electricidad al margen de las grandes multinacionales que contratan a Felipe González o a Aznar como consejeros? ¿Nos iba a dejar el gobierno? ¿Iba a renunciar a sus jugosos impuestos? ¿Para qué coño necesitamos un gobierno?

Partamos de una idea simple: la mayor parte de lo que nos cuentan es MENTIRA o no dice toda la verdad. Hagamos lo contrario de lo que se supone que debemos hacer (comprar una casa y estar entrampados de por vida, adquirir un coche y mantenerlo como si fuera un hijo tonto, etc.) y acertaremos de pleno.

Este mundo necesita un poco de ROCK'N'ROLL. Rammstein!!!

Si pinchas aquí puedes ver un interesante documental sobre el tema. Se llama "Cambio de sentido". El cambio depende de cada uno de nosotros. Nosotros hacemos que las cosas ocurran. Y si no, véase el caso de Túnez.

Los dejo que mi autobús está a punto de partir...

1 comentario:

Anónimo dijo...

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