lunes, 4 de agosto de 2014

La cosecha del odio

Más allá de las sinrazones de unos y otros, sus intransigencias y su incapacidad para el diálogo, contemplar la mortífera eficacia de un ejército del siglo XXII aplastar una franja de 360 kilómetros cuadrados donde se hacinan 2 millones de personas resulta un espectáculo deplorable. Cabría preguntarse qué opinaría Einstein, que apoyó con fervor el establecimiento de la patria judía y era un pacifista convencido, ante esta desgracia que no cesa.

¿Qué es el mal? ¿Cómo establecer categorías del mal? El mal es la ausencia de bien. Es un agujero negro que todo lo engulle, las fuerzas, las esperanzas, las posibilidades humanas.

Cuando se quita la vida a un ser humano no solo se le quita todo lo que tiene, sino todo lo que puede llegar a ser. Es un crimen contra Dios. Y, sin embargo, los actores de esta enésima representación del infierno sobre la Tierra, se dan golpes en el pecho clamando que les asiste una razón metafísica. Los dos. ¿Cómo pueden ser ambos santos al mismo tiempo?

El odio siembra una semilla negra que, antes o después, florece. Los ejemplos son incontables: la Alemania posterior a Versalles no es un ejemplo menor. Pretender curar el odio con más odio lleva al desastre garantizado. Como aquella fórmula que aterrorizaba a los niños de mi generación: la destrucción mutua asegurada.

Hamas ha demostrado en incontables ocasiones que difícilmente puede ser un interlocutor válido ya que, entre otras cosas, no reconoce el derecho de Israel a existir. Es complicado negociar con ese punto de partida. A partir de ahí, cualquier cosa. Utilizar escudos humanos y la demografía como fortaleza. Desde la retirada unilateral israelí se han dedicado a hostigar al enemigo, invirtiendo la ingente ayuda que reciben en cualquier cosa menos sacar a su pueblo de la miseria.

Por su parte, la ultraderecha israelí demuestra con su violenta actitud que es igual que cualquier otra ultraderecha. Si puede destruir, destruye. Si puede masacrar, masacra.

De alguien que ha sufrido tanto y durante tanto tiempo cabe esperar algo más elevado que el uso de la fuerza como haría cualquier gorila.

El mundo debe parar esta locura. Hay que hacer entrar en razón a ambas partes. EEUU, la UE, la ONU, todos tienen algo que decir y hacer. No existe una solución militar al conflicto. Simplemente, entra dentro de lo impensable. Exigiría la desaparición física de uno de los pueblos. Eso no va a ocurrir.

Aunque el apartamento sea pequeño, hay que repartirlo de forma justa. No se pueden crear agravios de por vida porque será difícil volver a dormir en paz. La ley del Talión garantiza la ceguera universal.

Basta de muerte. Basta de inteligencia militar.

2 comentarios:

Anleitmotiv dijo...

Es probable que hayamos sido formados por esa fuerza divina cuya mayor heredad fue su ESPÍRITU...
El AMOR es la esencia de ese ESPÍRITU, por tanto, es el estado que nos lleva a sentir la PAZ...
El odio es la represión total de nuestro ESPÍRITU...
Cómo estará su espíritu?
Tendrán ellos espíritu - alma - o una chispa de luz??

Anónimo dijo...

Ah, no había leído este post anterior al de los nazis. Disculpa