viernes, 19 de septiembre de 2014

Espirales

Charla apasionante con mi hijo Iván sobre la entropía y las espirales. Sobre las formas que adopta la materia para no consumir más energía de la estrictamente necesaria. Las proporciones, los órdenes. El sistema de afinación natural y la explosión armónica que posibilitó el sistema temperado. Sus relaciones con la proporción áurea, la clara implicación arquitectónica.

De telón de fondo, el ajedrez. Cómo ganar la partida de la vida. Iván es un bálsamo espiritual para mi cerebro vapuleado por gente mala hasta la hez. Personajes que he ido coleccionando estos años y que ni a un guionista borracho se le ocurrirían.

Para evitar la pérdida innecesaria de energía se me ocurre que, siguiendo a Mark Twain, es mucho mejor decir la verdad. Independientemente de consideraciones morales. Decir la verdad evita tener que recordar todo lo que se ha dicho.

Decir la verdad es apostar por el bajo consumo.

A modo de ejemplo: mi amigo Edmundo afirma que si te casas -dónde situar el límite..., una pareja de hecho también sirve para ponerte a los pies de los caballos-, compras una propiedad a medias con la mejor buena voluntad o tienes hijos en un país como España sabiendo todo lo que te puede pasar en caso de que vengan mal dadas (2 de cada 3 parejas se van a pique según las estadísticas), eres un imbécil de proporciones cósmicas. Hasta podría decirse que te lo mereces.

Tienes el 66,66 por ciento de posibilidades de acabar sin casa, con una deuda que supera en años a la condena más dura por conducta criminal y de ser tratado como si fueras basura por el simple hecho de ser hombre.

Hay más posibilidades de ganar dinero apostando toda la noche al 16, rojo, par y falta. Créeme.

No hay comentarios: