miércoles, 15 de agosto de 2018

Mundial

Nos separamos por el puto wasap el 13 de junio. El 14 empezó el Mundial. A la mierda todo. Me vi todos los partidos, incluyendo Groenlandia contra Papúa-Nueva Guinea, los entrenamientos, los comentarios, todo. Me daba igual. Me ponía a saltar y a gritar solo cada gol en casa, ebrio de admiración desde mi sillón de Ikea. Me aprendí el himno de Croacia. La calva de Sanpaoli con ese diodo semiconductor que tiene en el cerebro iluminaba la penumbra de mi pieza. El Mundial me salvó. Ahora a esperar otros cuatro años, porque no vas a volver.

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