miércoles, 29 de enero de 2020
Noche de enero
Acabo de preparar un bacalao a la portuguesa que marca época. En esta fría noche de enero... Pablo y servidor. Mano a mano. Pensaba hacerle una foto a la cazuela pero es que se ha evaporado! Misteriosamente. Veamos... por qué estaba tan rico? La proporción entre jengibre, pimienta y sal gruesa era perfecta. Y qué decir del pimentón de la Vera. A ver cómo replico yo eso. Las zanahorias eran de primera. Patata gallega. El bacalao entró en el momento justo. Ya... y los garbancitos... ah los garbancitos qué cucos ellos. Puede que fueran las risas que nos echamos en la cocina los dos. El ribera que bebimos. O un tango nuevo y una voz antigua de viento y de sal. Es posible que fuera el recuerdo de tu padre cocinando para ti que te visitará a traición cuando yo ya no esté. Entonces paladearás el sabor de esta noche, cerrarás los ojos y volverás a vivir el día en que aprendiste a andar en bicicleta. O te sentarás sobre mis rodillas en el piano de casa y acariciarás el teclado por primera vez. Tal vez el aceite de oliva de Cáceres que me regaló Iri por mi cumple. Sí. Eso tuvo que ser. Porque Iri está cargada de vida, dos piedras de futura mirada. Mi querida hermanita tiene vida en su interior. Cuántas noches realmente felices vive un ser humano? Mar en calma. Estoy tocando en Lisboa, en la otra orilla, junto al puente. Tirate ao rio. Verano de 1990. Ella y yo. Los hijos que nunca tuvimos. Sí, viejo Paul. Uno cree que es eterno y, sin embargo, cuántas veces más contemplarás la luna llena? Cuántas veces volverás a sentir un vértigo exterminador en el alma porque heriste o fuiste herido de muerte? Veinte, quizá treinta. Puede que incluso algo más. Pero el número de noches felices como esta, haciéndote sonreír, vos que hacés sombra sobre la tierra, ya ha sido medido. Cuidadosa, lentamente. Figura en algún inventario, duerme la siesta en el reloj de mi abuelo. Así como se mata a un hermano. Así como se brinda una mano. Volveremos a Tánger. Proa a altamar, rumbo sur cuarta al suroeste!
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