martes, 13 de octubre de 2020

Doce de octubre

 Como estamos faltos de problemas este 12 de octubre se ha aprovechado para cruzar mensajes de odio contra los conquistadores. Es interesante ver cómo los López, los Villar, los Vélez o los Ferrer piensan emigrar a USA a las primeras de cambio y hacer lo que sea. En USA no existe el problema indio. Fueron exterminados y los pocos que quedan viven en reservas más áridas que la luna y tienen índices de alcoholismo y de tristeza más allá de cualquier comparación.

Analizar el siglo XV o el XVII con la visión del XXI es un error, porque las cosas se hacían de una determinada manera que responde al espíritu de los tiempos. Sin pretender disculpar ninguna de las barbaridades que se cometieron en la conquista, ténganse en cuenta algunos elementos: Cortés no ocupó una urbe de un millón de almas como Tenochtitlán, el actual México DF, con 240 hombres, por muy españoles que estos fueran. Hubo miles de "Malinches". Y el fenómeno de tribus traidoras a "los suyos" se reprodujo por todo el Imperio. Incluso en la Conquista del Desierto argentina de 1880 del General Roca (siendo Argentina independiente desde 1816). El ejército argentino incorporó más de "1.000 fusiles indios". El continente nunca podría haber sido ocupado y sometido durante 300 años de otra manera. Ídem para Filipinas. 

¿Por qué se daba este fenómeno? Porque había pueblos aborígenes que aplastaban a otros pueblos aborígenes. Ergo la imagen del aborigen bueno por naturaleza es válida para una mentalidad infantil. Los aztecas o los incas actuaban oprimiendo a pueblos menos avanzados y los esclavizaban en mayor o menor medida.

El paroxismo se daba en el Caribe. Los caribes hacían expediciones para capturar niños tahínos en las Antillas mayores a los que enjaulaban, engordaban y comían oportunamente, ya que eran caníbales (véanse los escritos de Bernal Díaz del Castillo, "Historia verdadera de la conquista de la Nueva España" o del franciscano Bernardino de Sahagún).

La alternativa al modelo hispano, que llevó las primeras universidades y evangelizó el continente, era el modelo anglosajón, es decir, la desaparición física de pueblos enteros. No hay más que pasearse por la América que habla español para ver que esto no fue así. En países como México, Bolivia, Perú, Ecuador o Colombia la presencia "india" no es minoritaria, antes al contrario. 

Al igual que por mis venas corre sangre rusa, polaca y alemana -no hay más que ver una foto mía-, el antiguo Imperio Español (el libro de Hugh Thomas al respecto resulta esclarecedor) es un inmenso híbrido, una infinita mistura de sangres. Luego la protesta sería contra sí mismos. Algo de lo que viven los psicoanalistas que en el mundo han sido.

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