Acabo de acordarme de una anécdota con Leen, mi novia flamenca de la que puse ayer la foto del asado monumental en Bélgica. Luego nos vinimos a vivir a El Escorial. En la parte de arriba, junto al hotel Felipe II. Una auténtica maravilla.
Solíamos ir a los bosques a oír los ruiseñores y nos levantábamos juntos para ver amanecer. Desde nuestra terraza se veía el monasterio y unos cielos increíbles.
En cierta ocasión, Leen dijo "la madrugada tiene oro en la boca". Yo estaba sobrepasado. Pensaba, joder... cómo puedo tener tanta suerte... esta niña se fija en mí y es más guapa que Charlize Theron, más sensual que Marilyn... pero es que además ES POETA!!!
Luego resultó que se trataba de un dicho flamenco que en español más o menos quería decir algo así como "a quien madruga Dios lo ayuda" o traducido literalmente al lenguaje madrileño, "si te levantas temprano trincarás más pasta", jajaja.
Lost in translation...
Nos despedimos en Londres de una manera tan cinematográfica que me emociona recordar siempre y cada vez que voy a la ciudad no puedo evitar pasar por Belgrave Road, donde paramos el tráfico y un taxi nos esperó en medio de la calle con la puerta abierta un montón de tiempo -fue tal cual y esto sucedió antes de que filmaran Notting Hill, así que siempre hemos pensado que alguno de sus guionistas contempló la escena- mientras nos besábamos desesperadamente y hacíamos planes para escapar juntos al Canadá. Planes que sabíamos que no cumpliríamos.
Todavía está el Luna House donde desayunábamos. Pablo me hizo fotos en la puerta en 2018 y acabó llorando cuando le conté la historia.
Esto sucedió en diciembre de 1990. War can start at any moment decían los periódicos. Oui, ma belle... Morgenstund hat Gold im Mund.
1 comentario:
Qué historia!!! Recuerdos tan bien narrados .. que invitan a leer, y más aún que sólo se habla del virus y otras cosas feas, ya no me apetece leer sobre pandemia y coronavirus ..
gracias Martin.
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